La realidad del cáncer de mama contada desde la experiencia de una mujer costarricense

Cada mes de octubre, los lazos rosa se multiplican como símbolo de la lucha contra el cáncer de mama. Campañas, eventos y publicaciones buscan generar conciencia. Sin embargo, esta enfermedad va mucho más allá de una visualización temporal. Detrás de cada lazo color rosa hay historias reales, personas enfrentando procesos complejos, dolorosos y profundamente transformadores. Yo soy una de ellas.

Soy una mujer costarricense en remisión de cáncer de mama. Conozco de forma directa lo que implica recibir este diagnóstico y enfrentar el proceso médico y emocional, que afecta a miles de mujeres en el país y que requiere atención continua y responsable.

El diagnóstico se dio tras una autoexploración mamaria de rutina, donde detecté un bulto. A pesar de realizarme chequeos médicos anuales, fue este acto sencillo el que permitió identificar la presencia de un cáncer de mama HER2 positivo (+3), en estadio II, con un alto índice de proliferación celular. Es una tipo de cáncer de mama agresivo, pero con opciones de tratamiento efectivas si se detecta a tiempo.

El abordaje médico incluye quimioterapia, cirugía, radioterapia y terapias dirigidas, con un impacto considerable en el cuerpo y el estado emocional. El proceso es exigente: conlleva efectos secundarios como caída del cabello, fatiga persistente, alteraciones físicas y una carga psicológica significativa. A diferencia del tono que muchas veces se asocia con el color rosa de las campañas, la realidad del cáncer de mama no es ligera, es compleja, desafiante y profundamente transformadora.

La experiencia  confirma una verdad fundamental: la detección temprana salva vidas. La autoexploración mamaria es una herramienta sencilla, gratuita y vital. Se recomienda realizarla una vez al mes, idealmente unos días después del ciclo menstrual. En mujeres posmenopáusicas, y también en hombres —sí, los hombres también pueden padecer esta enfermedad—, debe hacerse con regularidad. La detección oportuna fue clave para iniciar el tratamiento en una etapa temprana. No siempre es posible evitar la enfermedad, pero sí se puede actuar a tiempo.

En Costa Rica, el cáncer de mama continúa siendo la principal causa de cáncer en mujeres. Según el Registro Nacional de Tumores (2024), el 70% de los nuevos casos y el 90% de las muertes por esta enfermedad ocurren en mujeres mayores de 50 años. Solo en 2022 se registraron 1.337 nuevos casos, con una incidencia de 55 por cada 100.000 mujeres.

Esta realidad exige una respuesta sostenida, más allá del mes rosa. La prevención, el diagnóstico oportuno y el acceso a tratamientos adecuados deben ser pilares permanentes de la salud pública y privada.

En este sentido, el Ministerio de Salud ha actualizado la norma nacional para el abordaje del cáncer de mama, estableciendo condiciones, métodos y técnicas claras para su diagnóstico y tratamiento. Entre los principales avances se incluye la definición de tiempos máximos de atención, tanto en la etapa de detección como durante el tratamiento, con el objetivo de garantizar una respuesta más rápida y eficiente.

Aunque se trata de una enfermedad asociada casi exclusivamente a las mujeres, los hombres también pueden desarrollar cáncer de mama. Si bien su incidencia es baja, los casos suelen diagnosticarse en etapas avanzadas, debido a la falta de información y al estigma social. Por ello, es fundamental incorporar a los hombres en las campañas educativas y fomentar un abordaje inclusivo, sin distinciones de género.

El cáncer de mama no afecta únicamente al cuerpo. También transforma la manera en que se percibe la vida, se enfrentan los vínculos y se redefinen las prioridades. No se trata de idealizar la enfermedad, pero sí de hablar con honestidad sobre sus múltiples impactos.

El diagnóstico no define a quien lo recibe, una actitud positiva no cura el cáncer, pero puede influir en la forma de transitar el proceso. La resiliencia suele surgir en los momentos más difíciles, y el acompañamiento emocional es tan importante como el tratamiento médico.

Un compromiso que debe extenderse más allá de octubre

El cáncer de mama no es una agenda de un solo mes ni un símbolo de temporada. Es una enfermedad que afecta a miles de personas y familias en Costa Rica y en el mundo. Detrás de cada estadística hay una historia, una lucha y una vida que merece atención oportuna, respeto y apoyo. Es promover que la detección temprana salva vidas, garantizar el acceso al sistema de salud, acompañar emocionalmente al paciente y mantener la conversación activa durante todo el año.

Hoy, como mujer en remisión de cáncer de mama, reafirmo la necesidad de mirar más allá de los lazos color rosa. Visibilizar estas experiencias no responde a lo anecdótico, sino a su valor informativo. Cada testimonio contribuye a fortalecer la conciencia pública sobre la detección temprana, el acceso al tratamiento y la importancia de un acompañamiento integral y sostenido.

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