La Orientación dentro del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica cumple con una función esencial: guiar vocacionalmente a la niñez y juventud. Desde sus inicios en 1964 en conjunto con la Reforma a la Enseñanza Media, la Orientación se ha definido por ayudar a jóvenes a encontrar su camino vocacional.  Sin duda, también enfrenta ciertos retos dependiendo de los diferentes contextos a los que se pueda ver sometido cada centro educativo. Por ejemplo, la pobreza, el poco apoyo familiar que pueda existir para construir el proyecto de vida, los estereotipos y la influencia de las amistades.

Las personas profesionales en Orientación insertas en el sistema educativo costarricense realizan constantes esfuerzos para que las personas orientadas puedan ser conscientes de su realidad y concebirse como seres responsables de una sociedad, en la cual pueden actuar y generar un cambio a través de esta misma concientización.

Esto es de suma importancia para el crecimiento personal y además potencia al país en el que vivimos como un lugar idóneo para hacerle frente a las diferentes demandas de un mundo laboral más complejo.

Sin embargo, es necesario que todas las personas se involucren con un servicio que ha prevalecido dentro de muchos centros educativos durante 60 años.

Si se sigue uno de los postulados más importantes de Carl Rogers para concebir al ser humano; el cual indica que todas las personas tienen una tendencia innata hacia el crecimiento y la autorrealización. Esto nos indica que, como disciplina, la Orientación no debe imponer a las personas qué deben hacer y qué no, y refuerza la idea de un acompañante para descubrir el proyecto vocacional.  Un acompañante por excelencia es la persona profesional en Orientación de acuerdo con su capacitación. Sin embargo, actores fundamentales también son la familia y la comunidad.

En ese sentido, se pone como el principal partícipe de este proceso de descubrimiento a esa niña que está descubriendo que le gustaría ser cuando sea grande mediante algún juego o juguete o ese joven de undécimo año que por sí solo ya menciona que áreas de interés tiene para escoger alguna carrera o profesión, pero puede acompañarse por su padre o madre, e inclusive algún amigo que mencione que habilidades tiene su compañero de clase.

Es evidente que debe existir un ambiente propicio. La familia debe generar experiencias que lleven a la niñez y adolescencia a experiencias vocacionales en las que puedan conocerse a sí mismos como los juegos, los deportes o las experiencias de éxito en diferentes tareas. De esta manera, la familia cumple un rol de apoyo fundamental ya que aporta a un sano desarrollo de la autoestima y la autoeficacia vocacional. Sin este soporte, las nuevas generaciones no podrán responder preguntas de identidad que son necesarias para enfrentar y cuestionar un mundo que es cada vez más convulso en cuanto a la velocidad y magnitud con la cual se recibe información.

Cabe destacar que no se cuenta con un servicio de Orientación en el 100% de los centros educativos del MEP.

Uno de los más grandes retos propuestos para la sociedad son todas las sensaciones de inestabilidad y liquidez que Zygmunt Bauman expuso a lo largo de su trabajo; en donde el cambio es la única constante. Dentro de los centros educativos públicos del país se enseña responder preguntas dentro de la incertidumbre, es decir, guiar a las personas jóvenes a transitar dentro de la oscuridad para construir un proyecto de vida que cumpla con las expectativas y sea acorde con la realidad de cada persona teniendo en consideración que todo puede cambiar siempre.

De esta forma, al existir una serie de cambios en el momento histórico actual, tales como mayor desigualdad social, cambios en el mundo del trabajo y diferentes avances tecnológicos que crean nuevas perspectivas para concebir la forma de vivir, la Orientación inserta dentro de los centros educativos de Costa Rica en conjunto con las familias y comunidades se posicionan como las bases para que la niñez y adolescencia establezca competencias, habilidades y fortalezas que le servirán en el futuro.

Ahora, los nuevos desafíos tendrán que ver con mantener los factores protectores que mantienen a la niñez y juventud inserta dentro del sistema educativo y motivar mediante el proyecto vocacional a que existan nuevas generaciones de costarricenses que enfrenten de manera resiliente y con valores los nuevos cambios en la sociedad, así como responder a las nuevas demandas en competencias tecnológicas y encontrar sentido de vida que genere un propósito en las personas a través de su ciclo vital.

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