Los recortes estatales actuales, están perjudicando directamente a las poblaciones vulnerables, en cuanto al acceso de sus derechos para el mejoramiento de su calidad de vida. La invisibilización de esta situación, por parte de algunos sectores, preocupa seriamente al colectivo profesional en Trabajo Social, profesión que tiene su origen y se desarrolla a partir de las demandas sociales, del modo de producción actual y otros sistemas de opresión.

Este panorama nos demanda intervenir en las realidades y las situaciones de vulnerabilidad generadas por estos sistemas, en diferentes poblaciones. Por esto, Trabajo Social no es neutral, sino que, a través de su posicionamiento ético político, busca estrategias de transformación, desde una visión de defensa y exigibilidad de los derechos humanos.

Esta profesión, históricamente lleva a cabo la política social, a través de los diversos servicios sociales, desde su planificación, ejecución y evaluación. Para desarrollar los procesos de intervención profesional, se posiciona desde diferentes dimensiones articuladas entre sí: una dimensión teórica metodológica, ética política y técnica operativa.

La dimensión teórica metodológica es el punto de partida para comprender la realidad, explicarla y buscar estrategias para la intervención, por esto, es importante un sustento teórico amplio y actualizado para dar respuestas a las necesidades reales de la población, en el marco de la autonomía relativa del ejercicio profesional.

La dimensión ética política es el horizonte que direcciona los procesos de intervención profesional, es decir, un ejercicio político, empático, coherente, creativo, el cual, busca como fin último la validación y ejercicio de los derechos de las personas usuarias.

La dimensión técnica operativa es el conjunto de herramientas y procesos que facilitan la materialización de las políticas sociales.

Es así como la profesión se ha enfocado en atender las realidades adversas y demandas derivadas de cada momento histórico y del contexto actual. Hoy el país confronta un amplio debilitamiento de las políticas sociales, lo cual, tiene implicaciones en el desarrollo de la vida de las poblaciones que atiende la profesión y en las condiciones laborales del gremio.

Por esto, Trabajo Social se mantiene con una postura crítica y propositiva, evidenciando la necesidad de articularse con organizaciones y movimientos sociales, desde un trabajo interdisciplinario e intersectorial que mantiene como fin último la defensa y exigibilidad de los derechos humanos.

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