Mientras el genocidio en Gaza sobrepasa las 60 mil muertes, el cuestionado sistema de reparto de alimentos auspiciado por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), patrocinado por Estados Unidos e Israel y creado específicamente para el reparto de alimentos en la Franja, se ha convertido en palabras del comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, Philippe Lazarini, en una “sádica trampa mortal”.
En Gaza sus habitantes no mueren únicamente por las bombas y municiones del ejército israelí. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, calcula que, a la fecha de 21 de julio, “se han matado a 1054 personas en Gaza que intentaban conseguir comida”, de los cuales 766 corresponden únicamente a los asesinados en los puntos de reparto controlados por GHF.
El funcionamiento de GHF, un ente sin ningún tipo de experiencia en labores humanitarias ha quedado en evidencia tras un análisis realizado por la Unidad de Datos y Análisis Forense de Sky News, que revela que las muertes en Gaza se dispararon en los días en los que hubo más repartos por parte de GHF. Se calcula que en los días donde hubo “cinco o seis repartos, las autoridades palestinas han informado de casi el triple de víctimas en la Franja que cuando hubo solo dos o menos entregas”.
El sistema de reparto de alimentos busca no solo deshumanizar aún más a los palestinos. Les recuerda diariamente que no solo deben jugarse la vida para evitar morir por una bomba o bala israelí, si no que también debe de arriesgarse al máximo si quieren tener la esperanza de conseguir algo de comer.
Su diseño, el cual se accede por caminos mal señalados y con puntos de control insignificantes en que se forman colas interminables de personas que buscan alimentos, se abre 11 minutos de media, según calcula The Guardian tras revisar anuncios de apertura publicados por la propia GHF. Incluso pasar horas o días de espera no garantiza que los gazatíes puedan conseguir algún paquete de alimento.
Normalmente los gazatíes que se encuentran desplazados o lejos de alguno de los centros de distribución deben de recorrer no solo largas distancias, si no atravesar zonas militarizadas en que dependen de la aprobación de los soldados israelíes para seguir su paso.
Según testimonios recogidos por The Guardian, los palestinos que logran llegar al punto de entrega, se arriesgan a ser disparados al azar por francotiradores en su desesperación por conseguir algún paquete de alimentos, que, sumado a un ambiente de caos y desesperación, es aprovechado por los soldados israelíes para que el genocidio siga su curso.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) calcula que cerca del 25% de los palestinos que habitan Gaza están en una situación similar o muy cercana de hambruna, entre ellos 100.000 mujeres y niños que ya sufren desnutrición aguda.
Mientras tanto, en Israel la deshumanización de los palestinos sigue su curso. Los platós de televisión ya no solo se ciernen en negar el genocidio en Gaza. Ahora sus presentadores y sus invitados han encontrado en la hambruna y la desesperación palestina un nuevo tema para “demostrarle” a los israelíes que los palestinos tienen suficientes alimentos, y que simplemente su falta de empatía o egoísmo son la causa de que algunos niños pasen hambre.
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