Por años, los abogados hemos recibido quejas de patronos y departamentos de recursos humanos, sobre ese trabajador que siempre se incapacita usualmente por pocos días y usualmente con el mismo doctor, que atiende desde dolores de cabeza hasta complejas situaciones sistémicas, a juzgar por la boleta de incapacidad.
Además, esas incapacidades están llenas de coincidencias. Por ejemplo, el trabajador se incapacita los días viernes o lunes, días de eventos deportivos o eventos públicos, en las fechas para las que había pedido un permiso y se lo negaron, cuando se le cita para alguna acción disciplinaria, le pegan justo con el inicio o final de las vacaciones, etc.
Además, corren leyendas urbanas según las cuales hay médicos que venden incapacidades por montos cómodos, con consultorios situados estratégicamente cerca de parques industriales y cuyos nombres ya son conocidos en las compañías como firmantes de esas incapacidades sospechosas. Sin embargo, aunque es un secreto a voces, aunque todos lo saben, lo afirman, se quejan de lo que ocurre; nadie tiene pruebas ni quiere servir de testigo.
Hasta hace poco, contábamos con pocas herramientas:
- Verificar la autenticidad de la boleta en la página que tiene disponible para ello la CCSS. Casi siempre resultan ser boletas auténticas.
- Verificar en el Colegio de Médicos y Cirujanos si el médico existe. Casi siempre es así.
- Escribir a la clínica o EBAIS donde fue emitido el documento, con la esperanza de que ellos pudieran detectar alguna irregularidad en el procedimiento.
Ahora, con la modificación del reglamento de incapacidades, la situación cambia.
Como comentábamos la semana pasada, ahora el patrono tiene sustento legal para pedirle al trabajador que se presente a una valoración con su equipo de salud ocupacional o médico de empresa. Esto nos permitiría confirmar si la dolencia reportada tantas veces en tantas incapacidades, tiene una base científica sólida o si, por el contrario, estamos ante un abuso del trabajador y una falta legal y ética de parte del médico que lo ha venido incapacitando.
Es más, es posible incluso instaurar una práctica de regreso al trabajo, donde todo trabajador que regresa de una incapacidad tiene la obligación de pasar primero por el consultorio médico del trabajo para asegurarse que, en efecto, está en condiciones de retomar sus labores, registrarlo en su expediente y así llevar un mejor control de la situación.
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