El IICA otorgó el reconocimiento como Alma de la Ruralidad a la emprendedora costarricense Maritza Solano Arce.

La emprendedora costarricense Maritza Solano Arce recibió el premio Alma de la Ruralidad, que otorga el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) a líderes que dejan huella en el campo de las Américas. Solano es hija de un productor de queso Turrialba en Cartago, y se formó en Suiza y Francia para aprender técnicas queseras europeas y modernizar la finca familiar en Santa Cruz de Turrialba tras la muerte de su padre.

Dato D+: El premio "Alma de la Ruralidad" es parte de una iniciativa del IICA para dar visibilidad a hombres y mujeres que dejan huella y hacen la diferencia en el campo del continente americano.

Solano fundó su empresa con las marcas Del Guayabal y Le Chaudron, que elaboran desde el tradicional queso Turrialba, con denominación de origen, hasta más de 25 variedades de quesos estilo europeo, como raclette, gruyère y brie. Su proyecto combina tradición local con técnicas extranjeras, fomenta relaciones con productores lecheros de la zona y busca revitalizar la actividad láctea para las nuevas generaciones.

Solano explicó que una parte importante de la filosofía de su empresa es mantener una relación muy buena con los proveedores de leche, que tiene que cumplir altos estándares de calidad. Se trata de “un concepto que nos dio origen: que la empresa se proyecte a la comunidad y genere un orgullo local por hacer quesos de estilo europeo”.

La emprendedora costarricense destacó que en Costa Rica, su desafío fue captar la fuerte tradición que rodea al queso local y trasladarla hasta los gourmet, y agregó: "esta región cuenta la historia de cómo nació el queso Turrialba”, y ahora va a poder contar la de “cómo se empezaron a hacer quesos europeos con la leche de las faldas del volcán Turrialba”.

Solano añadió:

Trabajamos para devolverle a la comunidad, para que esos jóvenes hijos de los productores actuales se interesen por continuar el negocio”.

La construcción de este nuevo legado, apunta Maritza, tiene la “participación de muchos actores de la localidad” y pretende demostrar que es posible hacer algo más que queso Turrialba en la zona. Sin embargo, la productora remarca que esa variedad, “la que amamos todos los costarricenses, también puede ser un mejor queso Turrialba si se trabaja con técnica y con calidad”.

Finalmente, cuando se le pregunta si entre sus objetivos figura la posibilidad de alguna vez exportar quesos gourmet costarricenses a Suiza o a Francia, la emprendedora señaló: “Eso sería nuestra graduación, estar en una tienda de París junto a los mejores quesos del mundo”.