La Rectoría de la Universidad de Costa Rica (UCR) tomó la decisión de realizar, el día 21 de julio de 2025, el conversatorio “Lectura, pensamiento crítico y democracia” con Irene Vallejo, autora del libro El infinito en un junco, y la pregunta que me surge es la siguiente: ¿cuáles son los libros de la señora Vallejo que abordan los problemas de la democracia, la crisis de las instituciones, el destronamiento de la verdad, el surgimiento de los populismos y de los autoritarismos en las sociedades contemporáneas? Planteo interrogantes como un ciudadano comprometido con la rendición de cuentas de los fondos públicos del país y con el estado de nuestra democracia.
El infinito en un Junco es un ensayo de divulgación cultural, hecho como tal, y con ciertos mecanismos de escritura de autoayuda, muy floreciente en nuestros días, luego de pasar por un proceso de conversión de una tesis de doctorado (hasta aquí su debido mérito, no más). Su masificación, más que por su propio contenido y habilidad estilística, es un fenómeno editorial particular, afín a tendencias del siglo XXI, porque para concebirse como un “maremágnum”, deben tenerse en cuenta sesgos y descuidos que la mayoría de sus lectores, entre ellos devotos y fanáticos, ocultan o no sé si desconocen, lo cierto del caso es que varios de estos pormenores han sido expuestos de manera precisa y con los debidos argumentos y matices, por algunas personas. Aunque minorías, entre ellas, por aquello de que a alguien se le ocurra decir que sus críticas son por supuesta misoginia, destacan mujeres colombianas muy preparadas y valientes como Carolina Sanín y Yolanda Reyes, a quienes los algoritmos han prácticamente enterrado frente al abultamiento de lecturas aficionadas (incluso de docentes universitarios), y como tal, también válidas, pero para otro tipo de público, no el que se esperaría de un centro de educación superior como la UCR.
El famoso “best seller” español del siglo XXI no es para nada de análisis filosófico y político, que bien podría ajustarse a los objetivos del discutible “conversatorio” (palabra horrible, por cierto) de la UCR. Incluso, en el ya citado fenómeno editorial presenta vacíos respecto al mundo hispanoamericano y ve la historia del libro como un acontecimiento únicamente europeo (de donde es ella, por supuesto, y de donde toma situaciones específicas para difundirlas, porque de Costa Rica estoy seguro de que no sabrá nada más que lo que sus imaginarios dictan, entre ellos el “pura vida”). Centroamérica no deja de ser exótica ni deja de concebirse desde una mirada ilusoria y mítica para muchos europeos, entre ellos españoles, a quienes siempre se les ha recibido, al igual que a ciudadanos de otros países, con los brazos abiertos.
Por eso no es casual que la EUNED le republicara un libro que ya había salido en España, con fondos públicos, bajo solicitud ministerial, respecto a la supuesta promoción de la lectura, pero es puro mercadeo. No profundiza ni problematiza. Esto ya se ve en varias secciones de El infinito en un junto. Para quien desee inspeccionarlo con ojo agudo, podrá observar cómo se queda en planos románticos, como lectura de entretenimiento y que puede ofrecer ciertos insumos culturales para quienes no lo tienen. Eso sí, esperaría que no sea el caso de la UCR.
Si ya en Centroamérica Cuenta, hace unos meses, pusieron a personas, entre ellos un poeta costarricense, a hablar sobre la política de su país sin saber nada, poniendo en ridículo y dando una pésima imagen, por qué permitimos que se vuelva a repetir la historia, como si no hubiera gente experta y seria en la materia. ¿Qué sucede? ¿Qué pasa con la UCR, cuyo objetivo es fomentar el pensamiento crítico de la manera más seria posible? ¿Acaso ya no tiene que demostrar, sin recursos de marketing, sino con rigor intelectual, por qué es la universidad más importante de Centroamérica? Insisto, ¿qué sucede con los ticos? No basta con el “pura vida” y con repartir medallas.
Además, y en abono a la duda, en varias ocasiones, Irene Vallejo ha sido advertida de incurrir en el plagio, que es un delito intelectual penado, por parte de especialistas en literatura y lenguas clásicas (griego y latín), entre ellos de la Universidad de Salamanca, destacando los señalamientos precisos, con hechos comprobados, de un joven costarricense, el poeta e investigador Yordan Arroyo, frente a los que la autora referida no tuvo más remedio (luego de que varios internautas ingresaran en su muro de Facebook a reclamarle y pedirle rendición de cuentas) que aceptar y “disculparse”, entre comillas, porque para terminarla de hacer (“embarrar más la torta”, como decimos por acá), decidió intentar engañar con retórica blanda, lo cual terminó incomodando, todavía más, al catedrático de griego involucrado, a quien ni siquiera, después de lo que hizo, le otorgó los debidos créditos y las disculpas honestas del caso. Este hecho fue apuntado con malos ojos incluso por algunos de sus seguidores. Y no ignoremos que la extracción intelectual fue tomada de ni más ni menos que “Letras libres”, la revista más leída en español.
Quizás de plagio la señora Vallejo sí nos pueda hablar en la UCR el próximo 21 de julio de 2025, porque al leer la palabra “democracia” en el afiche de su conversatorio, pienso, justamente, que el plagio en nuestros días se democratizó, pero ella, quien es del área de letras clásicas, debe saber, perfectamente, que en cualquier república democrática existen leyes y estas no deben burlarse porque las democracias son para promover valores como la honestidad y no la mentira, que es el principal recurso que han utilizado, a lo largo de la historia, dictadores, autócratas y todo tipo de políticos afines a utopías narcisistas como las que vemos cada vez más hoy dentro y fuera de nuestro país. De eso y más hablan libros con los cuales me he formado y por eso sé que desde tiempos inmemorables han contribuido a la humanidad a promover lecturas y pensamiento crítico, como apunta el título del “conversatorio”, en donde seguro no faltarán fotos y postureo, para hacer constar que allí hubo, por encima de todo, “democratización”.
Por último, creo que los organizadores y los presentadores del referido conversatorio cuando definieron el tema, no tuvieron en cuenta a la autora, pues como lo dejó ella claro en sus redes sociales, no fue la encargada del título de su presentación. ¿Será que los organizadores y presentadores lo que quieren es lucirse ellos a partir de la fama de la escritora Irene Vallejos? Estoy tentado a decir que Costa Rica es un país de figurones.
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