San Vito, en el corazón del cantón de Coto Brus, es una joya olvidada que no puede seguir esperando. A pesar de su historia agrícola, su riqueza natural y su capital humano, sigue sumido en indicadores alarmantes: pobreza extrema creciente, baja cobertura en educación secundaria, y una juventud que se ve obligada a migrar en busca de oportunidades. Somos una región rica en recursos, pero empobrecida por el abandono y la falta de visión nacional.
Durante más de 20 años de formación académica y experiencia profesional —y recientemente en el marco de mi investigación doctoral— he podido estudiar y comparar modelos de desarrollo rural en diferentes contextos, especialmente en países como Israel e Italia. Ambos ofrecen lecciones poderosas para lo que San Vito puede y debe hacer hoy.
El futuro de San Vito está en el agrotech, pero no como un concepto abstracto, sino como una herramienta concreta para transformar la economía, generar empleo, retener talento y abrir mercados. Existen tres pilares fundamentales para esta transformación:
Tecnología aplicada al agro: agrotech para producir más y mejor
¿Cómo hacerlo realidad?
- Alianzas con Israel: Israel es líder mundial en innovación agrícola. San Vito puede establecer convenios con el MASHAV (Agencia Israelí de Cooperación Internacional), que ya ha apoyado programas en América Latina. Esto permitiría capacitar a productores y técnicos en tecnologías como riego por goteo, agricultura de precisión e invernaderos inteligentes.
- Implementación local: Fincas piloto como centros de innovación rural, con acompañamiento técnico israelí y nacional.
- Fondos disponibles: Programas del BID, Banco Mundial, FAO, y cooperación internacional (UE, Corea, Japón) están disponibles para proyectos de desarrollo agrícola sostenible.
Educación técnica y profesional de calidad: sembrar conocimiento
¿Cómo hacerlo realidad?
- Fortalecer los colegios técnicos rurales: Con el apoyo de Italia y su modelo de educación agrícola regional, se puede implementar un sistema dual que combine formación técnica con prácticas reales en empresas agroindustriales.
- Centro de formación rural binacional: Crear una institución educativa en alianza con universidades italianas e israelíes, con diplomados y certificaciones técnicas.
- Becas y pasantías: Estudiantes de la Zona Sur pueden acceder a programas cortos en agroinnovación, apoyados por MASHAV (Israel) y Erasmus+ (Unión Europea).
- Digitalización educativa: Un campus virtual agrotech que conecte la formación local con el conocimiento global.
Mercados y encadenamientos: convertir la ubicación en oportunidad
¿Cómo hacerlo realidad?
- Vínculo directo con Panamá: San Vito está a menos de 100 km de uno de los mercados más importantes de Centroamérica. Panamá importa gran parte de sus alimentos. San Vito podría convertirse en su despensa agrícola más cercana.
- Infraestructura logística en frontera: Centros de acopio, refrigeración y distribución en Paso Canoas o Sabalito para exportación directa a supermercados, hoteles y hospitales panameños.
- Certificación y marca país regional: Productos diferenciados con valor agregado y sello de origen Brunca, con apoyo del IICA y Procomer.
Hace años, una planta de valor agregado proyectada para San Vito quedó en el abandono. Esa planta no solo era infraestructura: era visión, oportunidad, y hubiera sido el corazón de este nuevo modelo que hoy estamos llamados a construir. Perderla fue otra muestra del olvido institucional hacia nuestra región. Pero no todo está perdido. Esa idea sigue viva en nuestra necesidad. Podemos retomarla, actualizarla y convertirla en la primera piedra de un distrito de innovación rural.
San Vito tiene tierra fértil, gente trabajadora, alianzas internacionales y ubicación estratégica. Lo que ha faltado es voluntad: política, institucional y colectiva.
La reactivación económica no vendrá desde San José, vendrá desde las comunidades que decidan sembrar futuro con inteligencia, tecnología y orgullo.
Hoy tenemos todo para hacerlo. Pero necesitamos más que promesas. Necesitamos decisión. San Vito está listo. Solo falta la voluntad de quienes aún no han mirado al sur con los ojos del futuro.
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