Me siento como en una montaña rusa. Este es un retrato de lo que he experimentado en el Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica desde que inicié en enero de 2025. Esta experiencia se desarrolla en un contexto internacional, nacional e institucional extraordinariamente convulso, caracterizado por la alta volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad, lo que se conoce como tiempos de VICA.
Los ataques y el daño a la imagen de la universidad, justificados o no, son una realidad con la que hay que lidiar. Las próximas negociaciones con las otras universidades públicas y el gobierno se vislumbran cuesta arriba.
Ante esto, recordé al profesor Braulio Vílchez cuando decía que “es en los momentos difíciles cuando se saca la casta”. Esta invitación a la acción quedó impresa en mi patrimonio axiológico para siempre.
Por ello, hago un llamado a priorizar la unidad y la esperanza. Las confrontaciones dejan heridas, pero no determinan el futuro. Por cada noticia negativa, hay innumerables logros y buenas noticias que merecen ser reconocidas. Mil razones que valen la pena.
La diversidad de pensamiento es una de las mayores fortalezas de la UCR. Como señaló recientemente la Dra. Chantal Mouffe, honoris causa, “no hay enemigos, sino adversarios” y “tenemos que aprender a coexistir con el conflicto”. Hay que ser críticos. Hay que ser vehementes. Hay que ser constructivos.
Nos une la búsqueda insaciable de la verdad, la justicia, la solidaridad y el respeto. Nos une la lucha contra la ignorancia, nuestro verdadero enemigo. La universidad existe para generar y compartir conocimiento. Para formar profesionales competentes, pero, sobre todo, personas íntegras y comprometidas con el bienestar colectivo. Nos unen aspiraciones que trascienden lo común y corriente.
La única manera de superar esta “montaña rusa” es trabajando como una verdadera comunidad de universitarios y universitarias. No hay de otra. Esto implica estar dispuestos a reconocer errores, pedir y aceptar disculpas cuando sea necesario, y recuperar la imagen de excelencia y transparencia con acciones concretas.
La educación superior y el país necesitan una UCR que vuelva a ser luz para la sociedad. Un faro de conocimiento y esperanza en estos tiempos de VICA.
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