El mundo entero se está reconfigurando y en nuestro ámbito local los líderes populistas y autoritarios ya están viendo por dónde va el rumbo. No se les puede poner en duda su ambición y su determinación para aprovechar la ventana de oportunidad.

Lo que sí se puede poner en duda, es su capacidad para conducir a sus respectivos países por estos mares de olas gigantes y vientos cada vez más violentos. Su incapacidad innata de empatía hacia aquellos que piensan diferente y tienen puntos de vista opuestos evita que puedan ver más allá de sus intereses personales. Esos “líderes” de poca monta que demuestran que se pueden lograr títulos académicos pero no educarse, como es el caso de nuestro actual presidente, no son los líderes que los países necesitan para enfrentar los desafíos que se avistan en el horizonte.

Dentro de un año ya habremos tomado una decisión como país, acerca de hacia dónde girar en este punto de inflexión en el que nos encontramos. La decisión que debemos tomar está lejos de ser trivial. Es precisamente por eso que este debe ser el año en que los partidos políticos recuperen su protagonismo con firmeza y envíen un mensaje claro a la ciudadanía, recordándonos la relevancia de su papel en la construcción del futuro.

Mucho se ha dicho de cómo los partidos políticos han tomado ventaja de sus posiciones y conocimientos para lograr el beneficio de unos pocos. A veces de forma legal, otras ilegalmente, y en muchas de manera moral y éticamente cuestionable.

Sin embargo, creo que debemos guardar la esperanza en que podemos reconstruir el sistema y hacerlo evolucionar.

Como ciudadano, debo tomar partido y decir que me emociona la idea de observar un debate por la presidencia de la república entre la señora Claudia Dobles (PAC) y el señor Álvaro Ramos (PLN). Ambas personas, dado su historial y posiciones, son la cara de las soluciones a dos situaciones críticas que tenemos que atender como país. Me refiero al problema del transporte público y movilización de las personas por un lado, y a la deuda del estado para con la CCSS y las consecuentes mejorías en la atención que esto traería para la ciudadanía. ¿Será que el señor Juan Carlos Hidalgo (PUSC) presentará una propuesta que esté a la altura de competir con las antes mencionadas? ¿Acaso el FA estará a la altura de la contienda también? Quedan cartas fuertes todavía que usar. Empleo, seguridad, educación.

Doble puntaje para quien incluya en su plan de gobierno campañas que busquen unificarnos detrás de una meta común. Por ejemplo:

  • Campaña de seguridad vial llamando a la prudencia: “Por un día sin accidentes de tránsito”.
  • Campaña de limpieza de nuestros barrios: “Centralización de la recolección de basura”

Un llamado importante para los partidos políticos. Ustedes, como instituciones, son las encargadas de dar a esas personas las herramientas, medios y estructura para llevarlos al mando de este barco que llamamos Costa Rica. Es crítico demostrar que no se trata únicamente de la “cara” que se presente al electorado, sino de que como institución son capaces de entregar lo prometido.

La preparación de los planes de gobierno debería girar, en mi opinión, alrededor de una carta fuerte como las antes mencionadas y en 84 propuestas para solucionar una sola necesidad relevante para cada cantón. Entiendo que puede parecer poco, pero hay que entender y cuantificar el tiempo, energía y recursos que toma gestionar, administrar y llevar las riendas de un país entero, día a día. Súmenle a eso el cumplir con las propuestas de campaña electoral.

¿Quizás como ciudadanía deberíamos entender que pedir imposibles no es el camino? Quizás, deberíamos de empezar a demandar cosas que sean difíciles pero realizables y en el trayecto no olvidar también que una parte del resultado depende nuestras decisiones de cómo vivir el día a día.

A los perdedores. Para aquellos partidos políticos que no se vean favorecidos con el voto, por favor, no pierdan el impulso. Esto se trata de poner el listón más alto. Y bueno, si el contrincante lo logró y lo que trae para el país es algo bueno pues, ¿Por qué negárselo al país? ¿Por qué ser una oposición insensata?

En este punto, vale la pena hacer un llamado de atención importante, y crítico, en cuanto a las personas que los partidos políticos escogerán como candidatas a diputados y diputadas de la Asamblea Legislativa. Esto no solo para que sean personas con la capacidad, calidad y voluntad de legislar en beneficio de Costa Rica, pero también porque estas mismas personas serán las encargadas de decidir la composición del Poder Judicial durante su paso por el congreso. A ver, estamos hablando de que podrían renovar o cambiar a dos tercios de los magistrados del Poder Judicial. Nada de esto es trivial.

A los partidos políticos y personas que lleven las distintas banderas, y que corren por la silla presidencial, el llamado es a que se enfoquen en defender, convencer y explicar al electorado por qué sus propuestas son los mejores caminos para el país. Punto. Lleven la discusión a donde tiene que ser, no donde el autoritarismo y populismo quiere mantenerla.

Entiendo que las elecciones son un tema emocional, así que veo el desafío de los partidos políticos en tres áreas:

  1. Seleccionar a las personas adecuadas, con la calidad y el nivel para tomar las decisiones correctas para y por el país cuando llegue el momento. Da pavor pensar en lo que una mala Asamblea Legislativa podría causar, si un Poder Ejecutivo autoritario y populista es capaz de someterla justo en un periodo donde el futuro de dos tercios de los magistrados del Poder Judicial pasa por el congreso.
  2. ¿Cómo abordar la contención de la crisis de seguridad en sus campañas políticas sin que esta cuestión eclipse otros temas clave para el futuro de Costa Rica a mediano y largo plazo
  3. Mover las emociones correctas en la ciudadanía para unificarnos detrás de objetivos comunes.

Febrero 2026 ya está aquí.

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