La Brigada de Monitoreo Salitre Puliska genera datos e información para ayudar a proteger la especie.

El Territorio Indígena Salitre, a más de 200 kilómetros de San José, es uno de los pocos sitios que son hábitat de la rana alerquín, Atelopus varius. Se trata de una especie endémica de Costa Rica y Panamá que fue considerada extinta y ahora su estado es catalogado como crítico, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Históricamente los estudios han detectado como sus principales amenazas a un hongo (batrachochytrium dendrobatidis), la pérdida de hábitat y al cambio climático. Una investigación elaborada en 2021 por la Universidad de Plymouth, en Inglaterra, detalló que de las 169 poblaciones históricas que habitaban en la zona, solo siete sobreviven en Costa Rica, distribuidas principalmente en el Pacífico sur.

Imagen cortesía de González-Maya et al en 2013 en un artículo científico publicado en la revista Amphibia-Reptilia.

Estas especies se redescubrieron desde 2004 en lugares como Uvita, en la Zona Protectora Las Tablas, en los alrededores del Parque Internacional La Amistad, entre otros, luego de que fueron declaradas extintas a finales de la década de 1990.

En la actualidad, con su vulnerabilidad persistente, los esfuerzos de conservación se centran en el monitoreo mensual de las poblaciones, con métodos como el mapeo individual mediante fotografías y la recolección de datos ambientales. Además, se busca involucrar a las comunidades locales a través de la educación que fomenta su seguridad.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza puntualizó las zonas en los que está presente esta especie de la rana arlequín en Panamá y Costa Rica.

Velando por su cuido

En 18 comunidades de la Zona Sur, el Área de Conservación La Amistad Pacífico (ACLAP) fundó las Brigadas de Monitoreo Biológico Participativo, de las que forman parte más de 300 personas. Se trata de grupos de personas locales que contribuyen generando datos y registrando fauna, que posteriormente sirven para la conservación de especies o cambios de hábitos.

Una de ellas es la Brigada de Monitoreo Salitre Puliska - 2021. Su coordinador e indígena del territorio Salitre, Óscar Ortiz, conversó con Delfino.cr sobre algunas de las acciones que realizan con el objetivo de ayudar a la rana arlequín y otras especies, para generar datos y para concientizar a las personas de la comunidad.

Para las personas del territorio es una dicha tener poblaciones en la zona, pero al tiempo es una gran responsabilidad.

Entre las acciones que realizan para su cuidado está el monitoreo y seguimiento de la especie constante. Una vez al mes hacen giras de campo en donde sacan fotografías si logran observar la especie, las toman por la espalda y por el vientre para poder identificarlas. Además, realizan conteos de los anfibios, con el fin de poder generar datos.

Las técnicas y cuidados que deben tener en el campo para poder realizar los registros las han obtenido gracias a capacitaciones que reciben en el marco del programa.

Con los cursos que hemos llevado la idea es llegar a un punto de recopilar análisis de muestras de las poblaciones que tenemos para conocer posibles afectaciones. Por ejemplo, detectar donde se encuentra el hongo (batrachochytrium dendrobatidis) que afecta a la ranita, para poder tomar acciones, como quitarlo del camino".

La Brigada de Monitoreo de Salitre fotografió a la rana arlequín en su visita al Refugio Natural Orko Bata. Fotografía: Brigada de Monitoreo de Salitre.

Ortiz destacó que otra labor importante que realizan es la educación ambiental, principalmente en escuelas o en colegios de la zona. Detalló que la conservación no estaba tan impregnada, pero con el tiempo poco a poco van cambiando la mentalidad de las personas y las recomendaciones no solo tienen que ver con la rana, sino también con que no maten serpientes o a comprender la importancia de las distintas especies de árboles.

El líder de la brigada aseguró que la transmisión de saberes a nivel local es uno de los objetivos más importantes de la brigada, más allá de los datos que se le brindan a las autoridades del Sinac. Agregó que en la escuela o en espacios como la televisión o el internet se muestran leones, jirafas o animales que no existen en el territorio, entonces es una oportunidad de estar en contacto con la realidad directa que tienen afueras de sus casas.

Óscar Ortiz y parte de sus compañeras de la brigada compartieron sobre sus labores y sus descubrimientos en mamíferos, aves y anfibios. Fotografía: Alonso Martínez.

Para él los datos que recogen son muy necesarios para el momento en el que se quieren hacer trabajos que generen un impacto, como por ejemplo la construcción de un puente. La información que recopilan les dará un mapa a nivel del territorio de los sitios en los que se encuentra la rana arlequín u alguna otra especie de importancia, como dantas o felinos que se ubican en la zona.

En algún momento si se quiere hacer algún proyecto muy grande, pues con los datos que tenemos pueden servir para ilustrar un lugar que es muy frágil entonces sugerimos que no se realice. Tenemos evidencia, se ha hecho un análisis, tenemos resultados con cámaras trampa también".

El director regional del ACLAP, Ronald Chan Fonseca, destacó que la información recopilada sobre la rana arlequín mediante brigadas de monitoreo biológico es crucial para orientar acciones de conservación.

En territorios indígenas los datos muestran poblaciones extremadamente reducidas que antes no estaban documentadas. Estos hallazgos son compartidos con la comunidad científica para desarrollar protocolos de manejo y estrategias de protección.

Chan Fonseca adelantó que están tomando medidas preventivas como establecer áreas de contención para evitar que incendios forestales lleguen a los hábitats de las ranas. Este enfoque basado en datos permite priorizar áreas críticas y definir líneas de acción específicas para proteger la biodiversidad, dijo.

La Brigada de Monitoreo de Salitre fotografió a la rana arlequín en su visita al Refugio Natural Orko Bata. Fotografía: Brigada de Monitoreo de Salitre.

La ciencia ciudadana

La brigada está conformada por 18 personas: ocho menores y diez adultos. La agrupación no recibe dinero, solo los recursos que el programa gira a la Asociación de Desarrollo Integral de Salitre (ADI) y de otras asociaciones que se puedan realizar con entidades privadas.

Cuando hay giras, el Sinac les colabora con el transporte o también con guías para el campo. El director regional del ACLAP enfatizó en que las brigadas de monitoreo son un ejemplo de ciencia ciudadana.

Ronald Chan destacó la importancia de las brigadas en su labor conjunto con el ACLAP. Fotografía: Alonso Martínez.

Es decir, personas que, sin ser científicos, reciben capacitaciones básicas para manejar instrumentos como cámaras trampa, realizar transectos, hacer inventarios de flora y fauna y monitorear especies.

Chan Fonseca destacó el papel fundamental de la ciencia ciudadana como una herramienta para empoderar a comunidades en la generación de datos científicos que apoyen la toma de decisiones informadas.

La información recopilada por estas brigadas se procesa y se utiliza para decisiones de manejo ambiental. Chan Fonseca ejemplificó que, si se detecta una población de ranas en peligro en una zona destinada para un sendero turístico, estos datos pueden prevenir la habilitación del sendero, protegiendo así el hábitat.

A partir de algo tan sencillo, que es ciencia ciudadana, personas comunes y corrientes que con poca capacitación y con mucho, amor y mucho compromiso, generan datos que posteriormente al Estado le va a servir para tomar decisiones acertadas en su manejo de las Áreas Protegidas".

El funcionario reiteró que lo más destacado es que las brigadas son impulsadas por las comunidades locales, quienes generan los datos necesarios gracias a su motivación y compromiso, con el fin de seguir aportando a la conservación ambiental.