En tiempos recientes, se discute la posibilidad de que Costa Rica firme un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Israel. Si bien algunos han expresado preocupaciones al respecto, es esencial considerar diversos aspectos que podrían transformar este tratado en una oportunidad estratégica para el país.
El comercio entre Costa Rica e Israel actualmente no es de gran magnitud, con exportaciones que alcanzan $12.9 millones e importaciones de $37.7 millones. Es llamativo que algunos que se oponen al Tratado con Israel, mantengan el silencio sobre el Tratado con Emiratos Árabes Unidos. La balanza comercial es similar, sin suscitar objeciones significativas. Ambos tratados nos pueden abrir puertas muy interesantes a la economía costarricense.
La diversificación de nuestras relaciones comerciales es crucial para el crecimiento sostenible y el fortalecimiento de nuestra economía. Por eso mi corazón dice sí a todos los TLC, sin que se entrometan sentimientos de otra índole en los mismos.
Las preocupaciones éticas acerca de la situación en Palestina merecen ser abordadas con claridad. La población en Gaza, incluso durante esta guerra, ha crecido. Eso contrasta con las acusaciones de genocidio. Los terroristas islamistas radicales de Hamas atacaron a Israel el 7 de octubre del 2023, y desataron esta terrible guerra. Vale la pena recordar que Israel, más que cualquier otro país, mantiene un intercambio comercial significativo con la Autoridad Palestina, llegando algunos años a más del 75 % del comercio palestino, evidenciando que los lazos económicos pueden persistir incluso en momentos difíciles y evidenciando que si los mismos palestinos comercian con Israel, lo mismo deberían hacer todos los demás países. Incluir argumentos de la “cultura de cancelación” no son congruentes con el sentimiento costarricense y más bien nos podrían ser perjudiciales en vista del resultado de las elecciones en Estados Unidos.
El verdadero valor de un TLC con Israel reside en su capacidad para abrir puertas a la tecnología y la innovación. Israel es líder mundial en estos campos, ofreciendo a Costa Rica la oportunidad de incorporar avances en agricultura, salud y tecnología que pueden redefinir nuestras capacidades nacionales. La colaboración internacional en estos sectores puede ofrecer beneficios duraderos y profundos que sobrepasan el simple intercambio de bienes. No querer ver esta posibilidad es cerrar las oportunidades para miles de costarricenses.
Aunque las normas fitosanitarias y técnicas de Israel son rigurosas, un TLC brinda la plataforma para negociar términos que sean favorables y justos para nuestras exportaciones. Ya Costa Rica ha firmado tratados similares con varios países de OCDE, por lo que estos obstáculos no deberían ser complicaciones mayores.
En cuanto a los temas políticos, firmar un TLC con algún país, no implica un respaldo incondicional a todas sus políticas. Esto ya le ha sucedido a Costa Rica con varios países con quienes hemos firmado tratados. Costa Rica ha sabido mantener una política exterior basada en la paz y la justicia. Las relaciones comerciales deben comprenderse como parte de un enfoque diplomático amplio, destinado a fomentar el crecimiento económico y fortalecer alianzas beneficiosas.
Un Tratado de Libre Comercio con Israel representa una oportunidad de oro para Costa Rica. Aprovechar esta ocasión de manera estratégica podría colocar a nuestro país en una posición más sólida en el ámbito global, promoviendo innovaciones que aporten al bienestar económico y social de nuestras comunidades. La discusión sobre este TLC debe beneficiar de un diálogo informado y equilibrado que considere todas las dimensiones de nuestra política internacional y desarrollo interno. Así lo comprende el Gobierno de la Republica, el cual también entiende que la coyuntura del conflicto armado actual en Medio Oriente tendrá eventualmente que cesar, para abrir la puerta a tiempos mejores para todos.
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