Mientras comienza la cumbre de las Naciones Unidas sobre biodiversidad en Colombia, un esfuerzo intergubernamental impulsado por cuatro países latinoamericanos está liderando una revolución digital para proteger nuestro océano.
El océano Pacífico, frente a las costas de América Central y del Sur, alberga algunas de las concentraciones de biodiversidad más ricas de la Tierra; es un refugio para la vida marina, que abarca desde ballenas, tiburones, delfines y tortugas marinas hasta corales, densos bancos de peces pelágicos y diminutos fitoplancton.
La vida marina es tan abundante aquí que en 2004 los gobiernos de Colombia, Costa Rica, Ecuador y Panamá firmaron una declaración para establecer el Corredor Marino del Pacífico Este Tropical, también conocido como CMAR, para conectar sus áreas marinas protegidas (AMP) y salvaguardar las rutas migratorias entre ellas.
La creación del CMAR no es un logro menor, ya que se produce en un momento en que el futuro de nuestros océanos está cada vez más amenazado. De hecho, hoy en día el océano de nuestro planeta sigue en territorio desconocido en medio de una dramática combinación de cambio climático, contaminación y pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). Según las Naciones Unidas, el panorama es desolador: el 90 por ciento de las poblaciones de peces grandes del planeta están agotadas, mientras que el 50 por ciento de los arrecifes de coral están destruidos. La biodiversidad marina –y el océano mismo– han llegado a un punto de inflexión.
Sin embargo, un punto de inflexión no necesariamente es un punto sin retorno. En los últimos 20 años, los crecientes éxitos del CMAR han hecho que su tamaño se haya duplicado, pasando de cinco áreas marinas protegidas iniciales a diez, un conjunto formidable que incluye puntos críticos de biodiversidad de renombre como la Isla del Coco y las Islas Galápagos, y que ahora abarca unos 2 millones de kilómetros cuadrados de océano.
Este es un triunfo para el CMAR y las cuatro naciones latinoamericanas que lo fundaron, y representa un paso crítico en la dirección correcta para la conservación marina global. De hecho, muchos estudios revisados por pares muestran que crear grandes AMP y garantizar que la vida silvestre pueda moverse entre ellas tiene enormes beneficios, no solo dentro de esas áreas sino también para las pesquerías cercanas. Las investigaciones también muestran que las AMP bien protegidas son más resilientes a los efectos del cambio climático, y que esos beneficios también se extienden más allá de los límites de las AMP.
Estas salvaguardas son cruciales para lograr el objetivo global de proteger al menos el 30 por ciento del océano para el 2030, conocido como el objetivo 30x30, que los 196 países miembros del Convenio sobre la Diversidad Biológica acordaron en diciembre de 2022.
Pero la labor del CMAR en materia de protección de la biodiversidad oceánica no es sólo una victoria para la conservación marina, sino también un claro llamado a la innovación digital para lograr una gobernanza sostenible de los océanos, porque una cosa es prometer salvaguardas para la biodiversidad oceánica y otra muy distinta es garantizarlas mediante el control y la aplicación de las normas en amplias franjas de océano abierto.
Afortunadamente, el CMAR cuenta con las herramientas adecuadas de conservación para hacer ambas cosas. Desde 2022, la iniciativa intergubernamental se ha asociado con Global Fishing Watch, una organización internacional sin fines de lucro que trabaja para mapear toda la actividad humana en el mar, con el fin de fortalecer su capacidad de gestionar y monitorear eficazmente sus AMP a través de tecnología y datos de vanguardia.
Al aprovechar las imágenes satelitales, el aprendizaje automático y la experiencia humana para recopilar e interpretar datos, el portal Marine Manager de Global Fishing Watch está ayudando al CMAR a adquirir una visión más completa de las actividades de pesca comercial, transporte marítimo y turismo, además de brindar información sobre datos ambientales y oceanográficos críticos que afectan a las AMP en su jurisdicción. Esos datos incluyen 30 capas distintas de información sobre la actividad humana, biológica y oceanográfica, incluido el movimiento de los buques que transmiten su posición vía satélite, la temperatura de la superficie del mar, la batimetría, la concentración de oxígeno y los niveles de salinidad, todos los cuales son fundamentales para los esfuerzos del CMAR en el monitoreo de la salud y la seguridad de sus preciados recursos oceánicos.
De hecho, Marine Manager es un portal tecnológico único e innovador que supone un verdadero impulso para los esfuerzos de conservación del CMAR. Lanzado en 2022 por Global Fishing Watch y la defensora de los océanos Dona Bertarelli, apoya el diseño, la gestión y el seguimiento eficaces de las áreas protegidas, al tiempo que muestra cómo cambian los datos clave con el tiempo, en particular tras la implementación de nuevas medidas de gestión. Su eficacia también se ve impulsada por su capacidad para analizar datos, lo que proporciona a la dirección del CMAR una visión instantánea de las zonas potencialmente vulnerables del océano y, cuando se combina con otras herramientas de Global Fishing Watch, muestra quién está detrás de una actividad amenazante o sospechosa.
Sin embargo, los elogios a los logros del CMAR y a su aplicación de las herramientas de Global Fishing Watch sonarían huecos sin resultados. Por eso, cuando las autoridades costarricenses anunciaron a principios de este año una disminución de la actividad pesquera ilegal en el Parque Nacional Isla del Coco, y dieron crédito a Global Fishing Watch y al programa de detección de embarcaciones oscuras de Canadá por ayudar a los funcionarios en sus esfuerzos de monitoreo y control, marcaron un momento decisivo para el papel de la tecnología en el impulso de nuestra agenda colectiva de sostenibilidad. El éxito, como dicen, se mide por el impacto. Y el impacto del CMAR es concreto, visible e impulsado digitalmente.
La comunidad mundial se encuentra hoy en un momento crítico en lo que respecta a la biodiversidad marina, la protección y la gobernanza de los océanos. Mientras los jefes de gobierno se reúnen en Cali (Colombia) para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica de 2024, el futuro del bienestar ambiental de nuestro planeta vuelve a ser el centro de atención. La forma en que avancemos tiene enormes implicaciones para el futuro del medioambiente marino y los miles de millones de personas que dependen de él para su alimentación, sus medios de vida, su comunidad y más.
Lo que está más claro que nunca es que las plataformas digitales como Marine Manager son cada vez más fundamentales para alcanzar los objetivos ambientales y de sostenibilidad de la humanidad. Y a medida que nos acercamos a nuestro objetivo 30x30, los gobiernos deben demostrar voluntad política para no solo definir su compromiso de proteger la biodiversidad oceánica y garantizar la conservación marina, sino también utilizar herramientas tecnológicas para actuar en función de esos compromisos. Iniciativas como el CMAR están allanando el camino para aprovechar estas tecnologías digitales. Ahora es el momento de que otros sigan su ejemplo.