¿Un bosque fantasma?


A primera vista el Bosque Compasivo sembrado en Curridabat para honrar a los adultos mayores al final de sus vidas, parecía requerir en sí mismo cuidados paliativos, dado que se sembró a mediados de octubre, casi al final de la temporada lluviosa y en un lugar rodeado de cemento — frente la Bomba La Galera — que se tornará más seco, ventoso y soleado a medida que entra el verano.

Al visitar la isleta donde las Rutas 2 y 251 convergen, el sitio de siembra y ceremonia donde todos los medios de prensa aterrizaron, no vimos los 1000 árboles de especies nativas como reportaron muchos artículos, sino principalmente unos cuantos arbustos exóticos. Las fotos que se publicaron en El Mundo, El Observador, La República, Monumental, La Nación y Delfino solo mostraron lo que aprendimos luego era la Zona 1 de tres zonas que componen el proyecto.

Temimos por eso otra campaña de “bosques fantasma tan común en el mundo, donde los políticos figuran ante las cámaras con los arbolitos estirándose majestuosamente hacia el cielo y que luego de estos shows mediáticos, nadie cuida y pronto mueren.

Uno de los autores de este artículo, Jeffrey Otico, un forestal urbano quien ha sembrado y cuidado árboles al oeste de San José durante tres décadas, conoce abundantes historias de horror sobre proyectos de siembra que, sin los recursos ni las intenciones apropiadas, se descuidan y desaparecen... un gran desperdicio de recursos y decepcionante para los vecinos que miran estos esfuerzos con esperanza y entusiasmo.

Un buen ejemplo de reforestación urbana

Sin embargo, cuando hablamos con el técnico encargado del Bosque Compasivo, el Ing. Víctor Sequeira del programa Huella para el Futuro de la Fundación Banco Ambiental, aprendimos que los medios de comunicación habían plantado una imagen incompleta del proyecto.

En esta primera etapa, asevera Sequeira, se sembraron arbustos exóticos y resistentes con flores llamativas como verabuena y júpiter para no obstruir la visión de los conductores, mientras que la gran mayoría de los árboles nativos como roble sabana, tucuico, cortés amarrillo, casco de venado y otras especies nativas se encuentran en las Zonas 2 y 3 (al otro lado de la autopista) donde algunos se sembrarán el próximo junio, en plena temporada lluviosa.

El señor Sequeira indicó que sus colegas no se preocupaban por la época seca que viene porque utilizaron hidrogel en el suelo el cual ayuda a retener mucha agua. También explicó que los arbolitos, especialmente en entornos urbanos, encaran múltiples amenazas como la sequía, las zompopas, el sol y el comportamiento malicioso de algunos transeúntes. Por ello, tienen programados jornales pagados de riego, fertilización, deshierbe y combate contra plagas durante los próximos cinco años

Cómo sembrar un árbol en entorno urbano

Para aquellos deseosos de contribuir con la reforestación tan necesaria en nuestras zonas urbanas y evitar tener un cementerio de árboles en lugar de un bosque compasivo, recomendamos a cualquier que quiera sembrar un árbol que previo a obtenerlo, se prepare para llevar a cabo estas acciones antes, durante y después de la ceremonia de siembra:

Antes

  1. Seleccione especies apropiadas en términos del clima, tamaño y beneficios deseados (sombra y frescura, frutos, vida silvestre, ornamentación, etc.). 
  2. Los arbolitos deben medir entre 0,5 y 1,5 m de altura para plantar.
  3. En el Valle Central, mejor plantar entre junio y septiembre para que los arbolitos puedan agarrar fuerza con las lluvias antes de que entre el verano.
  4. Elija un lugar donde haya alta probabilidad de que alguien se encargue de su cuidado, un lugar donde el tránsito de personas o carros no vayan a destruirlos y que el árbol no se encuentre debajo y crezca más alto que el tendido eléctrico. 

Durante

  1. Para muchos arbolitos un hueco de 50 x 50 x 50 cm es adecuado, con suelo flojo para que las raíces fácilmente puedan extenderse.
  2. Mezcle fertilizante con el suelo.
  3. Empape bien hasta las raíces.
  4. Haga una ronda de 1 m de diámetro libre de malezas alrededor del tallito para 1) indicar que aquí hay un árbol, 2) evitar que la mala hierba compita, 3) que cuando pasen los jardineros con sus máquinas chapeadoras no lastimen la corteza y 4) que se vea nítido y bello.
  5. Coloque una estaca junto al árbol para 1) mantener su rectitud y 2) proteger el árbol contra manipulaciones que lo puedan lastimar. Use lazos biodegradables para dar forma y no estrangular el árbol cuando se engrose. 

Después

  1. Pode el arbolito para que siempre haya un solo tallo que crezca hacia arriba y no estorbe a la gente y carros que pasan. También es importante podar ramas inferiores para que con el tiempo las ramas más bajas se extiendan sobre las cabezas de peatones, sin estorbar el paso, incluso de paraguas y sombrillas.
  2. Afloje el suelo hasta 10 cm de profundidad alrededor del arbolito cada dos meses para que entren aire, fertilizantes y agua hasta las raíces.
  3. Riegue a fondo dos veces al mes durante la temporada seca no solo para que sobreviva sino también para que siga creciendo cuando no llueve.

Mientras esperamos que el Bosque Compasivo crezca y nos alegre el paisaje en la Florencio del Castillo, si alguno quiere conocer un proyecto de reforestación urbana exitoso, le invitamos a visitar el arboreto de 75 especies que Jeff gestiona en la Finca Los Lotes con la Municipalidad de La Unión y la organización ambiental Movimiento Tiribí Limpio, o el parque en el Residencial Montserrat etapa 7 en Concepción de La Unión. 

Con la urgencia del cambio climático y el opresivo calentamiento que conlleva, ojalá en lugar de bosques fantasma, más modelos como el Bosque Compasivo sigan creciendo para dar sombra y embellecer las carreteras. Vamos a ver.

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