En los límites entre Curridabat y La Unión, en una encrucijada clave de la ruta entre San José y Cartago por donde cada día circulan miles de vehículos, crecerá un bosque que apoyará una reactivación económica verde e inclusiva, embellecerá el paisaje, reducirá el estrés de quienes por allí transitan y mejorará la calidad de vida y el bienestar social y ambiental de las comunidades aledañas.
Pero el viento que circule entre esos mil árboles que empezaron a ser plantados este 15 de octubre llevará un amoroso mensaje, clamará por compasión hacia las personas que sufren al final de sus vidas y merecen cuidados paliativos integrales y de calidad.
Por eso la Fundación Partir con Dignidad celebra esta iniciativa de Coopenae de crear el Primer Bosque Compasivo del país, que une dos de sus proyectos de sostenibilidad y responsabilidad empresarial: Bosques Coopenae y Costa Rica Compasivo.
Sembrar tiene un simbolismo hermoso. Es una representación de lo que es la vida y de lo que es la muerte. Con amor sembramos un ser vivo que va a crecer y logramos entender que en la vida nada se pierde, todo se trasforma. Honramos a nuestros seres queridos al crear estos espacios, pues cada semilla plantada será el recuerdo de un ser que ha partido.
Y cada árbol que crezca y el bosque que surjan será la manifestación del triunfo de lo mejor y más universal del ser humano, un monumento a la compasión, al cuido, al amor, a la vida y a la muerte. Serenos estarán estos árboles, dejándose acariciar por el viento mientras nosotros seguimos con nuestras vidas y luchas muriendo y viviendo cada día, como las olas en el mar, estas que al final terminan fundiéndose con el océano, el cual se trasformará en lluvia que alimentará al bosque.
Precisamente, nuestra tarea como Fundación es contribuir a tejer redes con muchas personas que se den la mano. Este Primer Bosque Compasivo es un ejemplo vivo de esfuerzo conjunto. Aquí convergen instituciones de gobierno como la Dirección de Seguridad y Embellecimiento de Carreteras del MOPT, organizaciones civiles como la Fundación Banco Ambiental (FUNBAM), la Asociación de Desarrollo Integral de Calle Blancos y la Fundación Partir con Dignidad, y entidades financieras como Coopenae.
En el esfuerzo de hacer de Costa Rica un país compasivo, que llevamos adelante con Coopenae, Cartago fue declarado hace un año el primer cantón compasivo de Costa Rica, Centroamérica y el Caribe. Y avanzan hacia esa meta otras comunidades de la provincia de Cartago como Oreamuno, Turrialba, Paraíso, Alvarado, Tucurrique y El Guarco. Pero también Upala, San Rafael de Heredia y Curridabat.
Querer construir un país compasivo es poner la luz larga para enfrentar uno de los grandes retos que tiene el país. La población mayor está creciendo aceleradamente y el desafío debemos enfrentarlo con gran visión y como sociedad en su conjunto; el Estado tiene su responsabilidad pero también las empresas y las distintas organizaciones civiles.
Afortunadamente, somos un país de pioneros. Costa Rica está acostumbrada a soñar en grande. Le hemos ganado la batalla a la deforestación y somos ejemplo para el mundo. Le hemos declarado la paz al mundo porque somos una nación sin ejército de fuerte vocación antimilitarista. Somos potencia en el respeto a los Derechos Humanos.
En el marco del Día Internacional de los Cuidados Paliativos, reafirmamos que la palabra compasión es maravillosa. Cuando alguien es compasivo se dispone a ir más allá de la empatía; para esa persona no es suficiente con “ponerse en los zapatos del otro”, crece en ella un deseo de hacer algo para ayudar, la mueve un poderoso impulso por dar lo que está a su alcance para que la otra persona no sufra y se sienta acompañada. Acompañar desde el amor y no desde el miedo, a quien sufre es la esencia del cuidado paliativo, es el regalo más preciado y poderoso que le podemos dar a otro ser vivo. Es un bálsamo de inimaginables proporciones para quien lo recibe.
Estoy seguro de que este bosque sensibilizará sobre ese hermoso valor de la compasión a todos aquellos que pasen por esta carretera, siembren un árbol, descansen bajo su sombra o caminen sobre sus hojas.
En efecto, estamos sembrando más que un bosque, estamos sembrando futuro y recordando que solo unidos podemos fortalecer nuestra democracia republicana y aportar al sueño que albergamos de ser el Primer País Compasivo del Mundo. Los invito a soñar juntos y a demostrar que sí podemos.
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