Carolina Godoy y Andrés Arias Paco, científicos de la UCR, confirmaron el hallazgo luego de un proceso de investigación.
Luego de estar almacenados durante 33 años sin ser estudiados, Carolina Godoy y Andrés Arias Paco, profesionales en Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR), finalmente tuvieron las condiciones y lograron investigar, por primera vez, una colección de insectos.
Dos años después, ese esfuerzo daría sus frutos con el hallazgo de 16 nuevas especies del género Scaphytopius, un grupo de chicharritas (Cicadellidae) ampliamente distribuido en América, pero hasta ahora escasamente estudiado en el territorio nacional.
“Desde hace mucho tiempo tenemos material recolectado que ha estado guardado en las colecciones de los museos. Recientemente, revisamos las colecciones y encontramos que, dentro del género Scaphytopius, había una gran cantidad de especies que no habían sido identificadas. Empezamos a trabajar la taxonomía [ciencia que se encarga de clasificar y ordenar a los seres vivos] y encontramos 16 especies nuevas”, dijo Godoy, taxónoma de la investigación.

Adicional al descubrimiento, ambos profesionales encontraron otras nueve especies que, si bien ya habían sido halladas en otras partes del mundo, su presencia fue identificada de manera inédita en el país.
Para lograr este hito científico, los científicos revisaron cientos de especímenes depositados en las principales colecciones entomológicas de Costa Rica, como el Museo de Zoología y el Museo de Insectos (ambos de la UCR), así como el Museo Nacional.
También consultaron ejemplares costarricenses resguardados por instituciones de Estados Unidos, lo que permitió construir el panorama más completo hasta la fecha sobre este género de insectos en Costa Rica.
Andrés Arias Paco, curador del Museo de Insectos de la Escuela de Agronomía de la UCR, comentó:
Generalmente, estos insectos que estudiamos no suelen ser tan conocidos por la población, pero son una de las familias más grandes de insectos en el planeta Tierra. De hecho, estos pequeños animales pueden estar presentes en los jardines de nuestras casas” .
La investigación permitió llenar un vacío científico de casi cuatro décadas. El último reporte registrado de este tipo se efectuó en 1982, cuando se describió la cuarta especie del género Scaphytopius para Costa Rica. Este registro no se había actualizado hasta ahora, lo cual hace que, con los nuevos hallazgos, hoy el país pueda contabilizar un total de 29 especies descritas.

Las especies
¿Qué son las nuevas especies del género Scaphytopius? Desde la UCR explicaron que se puede decir que son pequeños insectos saltadores, parecidos a diminutas cigarras, que viven en las plantas y se alimentan de ellas,
De acuerdo con Andrés Arias Paco, las medidas de un adulto que pertenezca a este género no suelen superar los 6 mm y, cuando están en etapas de menor crecimiento, llegan a ser inferiores a los 4 mm.
Si bien estos nuevos animales pueden pasar desapercibidos por su tamaño reducido, su relevancia ecológica es importante e, incluso, funcionan como indicadores clave para la salud de los ecosistemas.

Desde el centro de estudios indicaron que algunas especies también pueden actuar como vectores de patógenos en las plantas y ocasionar plagas, por lo que su identificación es vital a fin de prevenir daños agrícolas, proteger los cultivos y comprender mejor las dinámicas ecológicas del país.
El biólogo dijo:
La gran mayoría de estos insectos no conllevan ningún riesgo desde ningún punto de vista agrícola y de salud humana. Sin embargo, algunas pocas especies pueden ser de importancia agrícola, debido a que transmiten bacterias que pueden provocar enfermedades a la planta, disminuir la salud de esa planta y, por lo tanto, afectar el cultivo”.
Gran biodiversidad
Las nuevas especies fueron identificadas principalmente en zonas de alta riqueza biológica, como la Estación Biológica La Selva en Sarapiquí, los bosques húmedos del Caribe, la Península de Osa y sectores montañosos de Talamanca.
“El número de especies nuevas encontradas sugiere que aún tenemos mucho por descubrir. La diversidad real probablemente es mayor”, señalaron ambos autores.
Cada una presenta características únicas en coloración, forma de la cabeza, patrones del tórax y estructuras genitales, lo que evidencia la complejidad que existe, incluso, en grupos poco visibles.
Godoy compartió que revisaron mucha literatura para estar seguros de que los especímenes no tuvieran nombre. A nivel científico, cada nombre solo puede pertenecer a una única especie y no se puede repetir.
Algunos de los nombres son Scaphytopius ancorus, S. viperans, S. cyma y S. phillipsae.También S. vulcanus, porque la especie se recolectó en el Volcán Cacao, en Guanacaste. Otro fue S. hansoni, en honor al reconocido biólogo Paul Hanson.
Hicimos la investigación, las disecciones y, para estar completamente seguros de que era una especie nueva, consultamos con otros colegas a nivel mundial que trabajan en este grupo”

Ejemplares exclusivos en la UCR
El estudio enfatiza la importancia de las colecciones biológicas del país, particularmente las de la UCR y el Museo Nacional, cuya conservación rigurosa permitió identificar las especies desconocidas años después.
Estos repositorios se confirman como herramientas fundamentales para el estudio de la biodiversidad y el desarrollo científico nacional.
Asimismo, desde la universidad reforzaron este tipo de descubrimientos fortalecen el llamado a la protección de los ecosistemas tropicales, con especial énfasis en aquellos que todavía albergan especies no documentadas por la ciencia. Cada nuevo registro amplía la comprensión de cómo funciona la naturaleza y subraya la urgencia de conservarla.





