El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se ha dirigido ante la Asamblea General de Naciones Unidas y su discurso ha dado una clara alusión a que la guerra se va a seguir prolongando hasta donde sus intereses políticos lo encuentren necesario. Netanyahu ha sido fiel a su estilo. Su tono beligerante ha mantenido el mismo hilo conductor que sus discursos televisivos en los que mantiene que Israel lucha por su supervivencia, y sobre todo ha hecho hincapié en que estarán dispuestos a atacar a quien sea y el tiempo que sea necesario para lograr sus objetivos.

En una semana en que la mayoría de países han exigido ante la Asamblea General un alto el fuego tanto en Gaza como en Líbano, Netanyahu ha cargado contra todo aquel que no apoye los intereses israelíes: ha desprestigiado la legitimidad de las Naciones Unidas y sus instituciones, tildó de absurdas las acusaciones del Tribunal Penal Internacional sobre los diversos crímenes de guerra que ha cometido Israel en Gaza, al que también definió como antisemita.

Irán ha sido el principal protagonista del discurso del primer ministro israelí. Sus alusiones al régimen iraní no son nuevas, han sido frecuentes en los foros internacionales desde hace muchos años al que señala como el principal instigador de los ataques contra Israel dado a su cercana relación con Hamás y Hezbolá tanto militar como económicamente.

El cinismo del discurso de Netanyahu ha ido evolucionando con el paso de los minutos. A pesar de que muchos esperaban a que el líder israelí emitiera alguna señal esperanzadora ante la propuesta de alto el fuego en Líbano, Netanyahu se ha encargado rápidamente de afirmar que Israel continuará con sus campañas militares en Gaza y Líbano hasta lograr sus objetivos marcados:

No tenía pensado venir este año [a la ONU], porque mi país está en guerra por su supervivencia, pero tras escuchar las mentiras y difamaciones contra mi país por parte de numerosos oradores en este foro, he decidido venir para dejar las cosas claras. Esta es la verdad: Israel quiere la paz, anhela la paz, ha logrado la paz y la volverá a lograr, pero para ello debe derrotar a enemigos salvajes”

Tal como ha hecho en diversas ocasiones, el primer ministro israelí sacó un mapa que refleja claramente la visión israelí y su apuesta por las dos únicas opciones de futuro: el eje del bien, en la que se encuentra Israel y sus supuestos aliados árabes: Arabia Saudí, que incluso se ausentó del discurso, Egipto y Sudán y el eje del mal, liderado por Irán y al que se suman Irak, Siria y Yemen.

En sus críticas contra la ONU, Netanyahu ha vuelto a utilizar la particular carta del antisemitismo y doble rasero que condenada a Israel mucho más que al resto de los países, en una clara alusión a las resoluciones emitidas por a la Asamblea General y el Consejo de Seguridad:

Esta hipocresía [de la ONU y la comunidad internacional] no es por Gaza, es por Israel, hasta que se drene esta ciénaga antisemita, no habrá equivalencia en el trato. Hay antisemitismo puro y duro, los verdaderos criminales de guerra no están en Israel, están en Irán, en Gaza, en Líbano”.

Netanyahu ha vuelto a defender los atentados contra científicos iraníes que según sus palabras han logrado demorar diez años el programa nuclear iraní, enfatizando que Irán sigue representando no solo representa una amenaza regional, sino global. En consiguiente se ha referido ante un posible ataque por parte de Irán al territorio israelí:

Tengo un mensaje para los tiranos de Teherán: si nos atacan, les atacaremos. En Irán no hay lugar al que no pueda llegar el largo brazo israelí, y eso vale para todo Oriente Medio. (…) Estamos ganando. Israel se defiende de Irán en varios frentes [de Yemen al Líbano pasando por Gaza], la línea entre la bendición [el bien] y la maldición [el mal] no puede estar más clara”.

En cuanto a Gaza, el líder israelí ha hecho mención a las operaciones militares en las que según él acabaron con 23 de los 24 túneles en la Franja. Ha prometido a las familias de los rehenes, algunas de ellas presentes en el foro, en no descansar hasta devolverlos a sus hogares. Netanyahu ha acusado a Hamás de robar la comida que ha entrado por la escasa ayuda humanitaria y de revenderla por precios desorbitados para mantener cautiva a la población civil de Gaza, sin importarle que haya sido su gobierno el único responsable de negar la entrada de ayuda humanitaria a la Franja y la salida de cientos de miles de palestinos que se encuentran atrapados en una zona de guerra que sigue sufriendo bombardeos diarios.

En cuanto al final del conflicto en Gaza, Netanyahu ha vuelto a recalcar que no permitirá que Hamás tenga algún espacio en la Franja, comparándolo con el hipotético caso de que los nazis hubiesen tenido participación en la reconstrucción de Alemania. A su vez, se ha atrevido a señalar que la guerra en Gaza podría acabar hoy mismo, siempre y cuando Hamás se rinda, entregue las armas y devuelva a todos los rehenes.

Netanyahu ha dejado claro que la guerra no se va a acabar. En todo ha evidenciado que la guerra se seguirá extendiendo contra todo aquel que represente una amenaza a los intereses israelíes, y en consiguiente sea un motivo suficiente para extender la vida política de un primer ministro que velará solamente por su interés personal sin importar las muertes y el daño que está causando en una región devastada por décadas de conflictos y odio.

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