Antes el costarricense se sentía orgulloso de su sistema educativo, de su población con una altísima tasa de alfabetización. El apostar por la educación fue algo que el político costarricense de antaño, no don jaguarsh, tenía en mente. Los pasos en esta materia iniciaron desde la colonia, si nos queremos poner un tanto quisquillosos, pero a mi criterio el real empuje en esta materia fue en el periodo liberal.

Las distintas reformas, pero principalmente la reforma educativa de 1886, iniciaron con quitar la injerencia de la Iglesia Católica en materia educativa (aunque fuera por un rato(, así como la influencia de las municipalidades, es decir, la centralización de la educación en manos del Estado. La reforma de Mauro Fernández, esencial para consolidar un modelo educativo que buscaban los liberales de antes, con sus matices desde luego, pero que vinieron a sentar las bases de un modelo educativo que buscaba que la población tuviera alguna formación.

La educación es el motor de la sociedad, la que permite el crecimiento económico de muchos países, pero principalmente de uno como el nuestro que no posee grandes yacimientos de minerales que pueda explotar, o de un sector industrial muy robusto como para no depender de capacitar obligatoriamente a su población, para tener algún éxito económico.

Lamentablemente las autoridades costarricenses en la administración “Chaves-Cisneros”, no quieren que se dé esta inversión en el capital humano del país. Así lo refleja la inexistente "ruta de la educación" en donde la ministra Müller pidió 9 meses más a la Contraloría General de la República para presentar dicho documento, esto luego de estar más de dos años y medio a cargo del ministerio más importante y grande del país. Recordemos que la ministra Müller tiene una moción de censura por parte del plenario, pero que don jaguarsh claramente ignoró, pues le gusta tener cerca a gente que le diga que sí a todo, caso contrario con otras personas que han salido del gobierno por diferencias con el Ejecutivo.

El caos del MEP es algo que pareciera ser provocado con premeditación y alevosía. El menor presupuesto en educación en más de una década para el 2025 con apenas un 4.8 del PIB, el más bajo desde 2006 lo que indica es que el ejecutivo ha decidido incumplir el mandato sagrado de la Constitución Política de nuestro país, que indica en su artículo 78 que la inversión en materia educativa no debe ser menor al 8% del PIB, esto incluyendo la educación superior (luego hablamos del FEES).

Hasta donde yo tengo entendido tanto el señor presidente y sus ministros juraron respetar la constitución, pero bueno, ya vemos que no lo están haciendo.

La ruta de la destrucción, que esa sí que existe, va encaminada a darle la estocada final a nuestro moribundo Sistema Educativo Nacional (SEN), tan afectado desde las huelgas de los maestros y profesores en años previos al 2020, y a lo que luego se le sumó la pandemia de la COVID-19.

El estado crítico del SEN ya lo reflejaron los últimos dos informes de la educación. (una nota acá, el MEP sigue sin facilitar al PEN la información para que ellos hagan su nuevo informe) En otro artículo de opinión reflexionaba sobre la urgencia de una reforma educativa en el país, en donde se tomen decisiones técnicas y no políticas. Como sociedad, debemos tener claro que la falta de inversión en este aspecto nos está saliendo caro y va a escalar si no hacemos nada al respecto.

En Costa Rica hay mucha gente preocupada por la educación, son grandes patriotas, definitivamente, pero que sus voces y opiniones con criterio técnico y profesional no son escuchadas ni mucho menos consideradas. La educación de las futuras generaciones es un tema que nos compete a todos, pues de continuar así los indicadores de desigualdad social solo irán subiendo. No podemos permitir que la tijera sea lo que nos recetan en materia de presupuestos educativos, si cuando en realidad la falta de fondos se puede subsanar trabajando contra la elución y evasión fiscal, temas que lamentablemente ni tan siquiera se menciona desde el Ministerio de Hacienda.

El futuro de Costa Rica está estrechamente vinculado con la educación y oportunidades que brindemos a los miles de jóvenes en edades escolares. Simplemente no podemos permitir que el descuido, la nula planificación, pero sobre todo la reducción del presupuesto en materia educativa sean los que definan el rumbo del SEN. Esta ruta de la destrucción debe y puede ser revertida, pero eso requiere unidad, visión y compromiso, necesitamos trabajar en soluciones que realmente beneficien a los estudiantes y desde luego al país. El debate sobre el FEES en la asamblea legislativa solo es el principio, el verdadero objetivo es lograr que los intereses politiqueros no perjudiquen el derecho a una educación pública y de calidad.

El tiempo es ahora, si continuamos bajo esta ruta de la destrucción, es probable que estemos condenando de nuevo a una generación a que no tenga empleos bien remunerados que les permitan llevar una vida digna, tal como sucedió en la década de los 80, después de la crisis. Se deben constituir alianzas importantes dejando de lado los intereses políticos, hay que priorizar el tipo de sociedad que deseamos dentro de unos años.

Costa Rica merece más, y creo que si nos involucramos verdaderamente podemos lograr el cambio que queremos ver.

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