Los dos más recientes informes del Estado de la Educación (2021 y 2023) ya muestran síntomas de que el sistema educativo costarricense necesita una reforma, y que ya va siendo hora de que nos dejemos de supuestas rutas de la educación en la mente de burócratas políticos.

Cuando hablamos de reforma educativa, nos evoca quizá la que hicieron los políticos liberales a finales del siglo XIX, bajo la dirección de Mauro Fernández, y que sentó en gran medida las bases de nuestro sistema educativo. Pero la reforma educativa que planteamos requiere de una estrategia integral para abordar el gran lastre que arrastra el sistema educativo desde el año 2018 a lo cual el Programa Estado Nación (PEN) denomino apagón educativo. Son muchas las áreas de trabajo y de reforma, pero nos permitiremos esbozar quizá las que consideramos sean las más importantes, tomando como base el más reciente informe del Estado de la Educación (2023).

Un primer elemento dentro de esta reforma es dar a lo largo y ancho del territorio nacional el currículo completo, son muchísimas las escuelas y colegios que no logran dar todas las asignaturas, por ende, la formación de los estudiantes presentan contrastes significativos en la formación de los mismos entre las distintas regiones del país. Ese currículo debe ser uno que vaya acorde a las necesidades educativas del estudiantado, potenciando y desarrollando competencias que les permita desenvolverse en la vida adulta y profesional dentro de una democracia.

El financiamiento, resulta medular. El artículo 78 de nuestra carta magna señala que se debe destinar un 8% del producto interno bruto (PIB) a la educación estatal, incluida la superior. Pero desde el gobierno de Carlos Alvarado Quesada (2018-2022) se ha evidenciado una disminución en este rubro tan delicado, llegando al extremo de destinar un 6% para el año de 2023 en la administración Chaves Robles. Así las cosas, la reforma educativa debe comprender que el financiamiento debe ser sostenido en el tiempo, y no fluctuante dependiendo de la administración de turno, por lo que habrá que garantizar esos recursos en el tiempo, en la medida de lo posible.

El elemento humano, es decir, el cuerpo docente es quizás lo más complejo, por ello se deben contemplar ideas que tomen en cuenta este elemento prioritario para elevar la calidad de la educación a partir de la evaluación y formación del profesorado. Hay varias ideas que se deben tomar en este aspecto para esa futura reforma:

  1. Quienes se dediquen al magisterio, deben haber pasado por exámenes de aptitud.
  2. Todas las carreras de docencia deben estar acreditadas.
  3. Aplicar exámenes de incorporación, donde se evalúen los conocimientos para poder ejercer la docencia.

Además, debe haber una evaluación efectiva del trabajo realizado en los salones de clase para que el proceso educativo sea eficaz y de calidad. Existen leyes que buscan garantizar la idoneidad del profesorado, pero que de momento no se han puesto en práctica. También se requiere, de una capacitación constante; resulta alarmante que, según el PEN, dentro del MEP los docentes no pueden asistir a capacitaciones en horario laboral, y fuera horario no es obligatorio. Por lo que se debe garantizar espacios exclusivos para la capacitación, que además requiere de mayor financiamiento, pues los datos son preocupantes, para el 2019 se invirtieron 4.112 millones en esta materia, pero para el 2023 se destinaron 551.3 millones. Hagan ustedes las matemáticas, no podemos exigir resultados sino se invierte en el capital humano, que al final del día es el elemento más importante dentro de esta ecuación.

La reforma educativa, también debe buscar el bilingüismo, se han dado pasos importantes —como lo fue el cambio de los planes de estudio— pero los resultados aún son deficientes, para un estudiante que recibe clases de inglés desde la escuela (recordemos que no todos reciben el currículo completo) hasta el colegio solamente el 2% logra obtener una certificación de C1 en su nivel de inglés (de acuerdo al Marco Común Europeo de Referencia para Lenguas), el 57% está en A2, es decir, que sus conocimientos son básicos en el idioma. En esta materia, quienes lo están haciendo mejor son los colegios Científicos y Humanistas, ya nos podrán ellos decir que requiere esta reforma educativa para poder alcanzar sus niveles de logro.

La evaluación, también resulta medular. Las distintas modalidades educativas dentro de MEP, requiere un replanteamiento de cómo se les evalúa, no es lo mismo un estudiante en la modalidad nocturna (adultos, jóvenes, madres solteras, etc.) y la diurna; no se les puede evaluar de la misma manera. Debemos pensar que cada modalidad tenga una evaluación que corresponda a la población, no podemos pretender medir a todos con la misma vara. La rigidez dentro del MEP, hace que los rubros de evaluación sean escritos muchas veces en piedra, debemos permitir a los docentes tener iniciativa, pero de paso dotarles de recursos para que puedan ejecutar sus ideas, pero principalmente dejarlos tener iniciativa.

En conclusión, esbozamos apenas cinco aspectos esenciales de una reforma educativa: la evaluación, el bilingüismo, el cuerpo docente, financiamiento y el currículo, y son aún más los elementos que se deben considerar para poder realizar lo que planteamos.

La palabra reforma, definitivamente nos evoca a realizar cambios significativos, y la educación en Costa Rica los requiere, pues está en una condición tan preocupante que debemos atenderla a la brevedad posible. Cada día en que las autoridades no toman acciones para atender la emergencia educativa, es un mensaje claro que como sociedad estamos dejando a miles jóvenes en manos del narco, y relegándoles a vivir en condiciones deplorables, sin oportunidades de crecimiento.

Somos de la idea, que la única herramienta que logra romper el círculo de la pobreza es la educación. Por eso hacemos un llamado para realizar una reforma educativa que atienda todos los problemas arrastrados desde hace años, tenemos doce meses para establecer mesas de trabajo entre el MEP, CSE, universidades públicas y privadas, para mañana ya es tarde.

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