La localidad rural de Biban Mesbah vio crecer a la pequeña Imane Khelif. Su primera pasión fue el fútbol, deporte en el que era muy habilidosa. Eso intimidaba a los niños con quienes jugaba. Comenzaron los ataques contra su apariencia física. El boxeo vino después. Fue el refugio, el espacio para estar a salvo del escarnio. No fue fácil. El primer obstáculo por vencer fue la autoridad masculina de la familia. Su padre consideraba que este deporte no era apropiado para las mujeres. Además, las condiciones económicas no ayudaban. Entonces, su madre tomó un papel protagónico, desafió a la autoridad y buscó las maneras, recolectaba chatarra y vendía comidas tradicionales para reunir un poco de dinero y que su niña pudiera entrenar. Así, Imane pudo continuar. Resistió. Se sacrificó. Trabajó duro. Y soñó.
La historia de Imane no es lejana. Es muy parecida a cientos de historias de niña rurales de escasos recursos, habilidosas, con sueños, pero con pocas oportunidades. Es parecida a cientos de historias de atletas latinoamericanas que provienen de familias tradicionales y creyentes y que hicieron grandes sacrificios para cumplir sus sueños. Sin embargo, su imagen deportiva ha sido ensuciada con una polémica que cuestiona su condición de mujer. Imane nació mujer, toda su vida ha vivido como tal. Y en toda su carrera deportiva ha competido como mujer. Pero se ha dado una gran confusión de términos.
Se ha dicho que la argelina es una mujer trans. La definición de mujer trans corresponde a una persona asignada con género masculino al nacer. Posee órganos reproductivos masculinos. Pero, con el paso del tiempo, su identidad de género pasa a ser femenina. Este no es el caso de Imane. No nació hombre. Es una mujer cisgénero, es decir, fue asignada mujer al nacer y ha vivido toda su vida como una mujer. Además, proviene de un país musulmán, en el que solamente se acepta la identidad masculina o femenina. La identidad transgénero es prohibida. El cambio de género no es permitido en documentos oficiales. Y no se puede hacer una transición de un género a otro.
También ha circulado la información de que la boxeadora tiene los cromosomas XY que son los que determinan el sexo de los hombres. No es claro si es cierto. Y si fuera cierto, no dejaría de ser mujer por esa razón. Porque obedecería a una condición de intersexualidad. Este es un concepto muy amplio por la variedad de manifestaciones que posee. No es un concepto nuevo, tampoco inventado, es una condición biológica que existe desde los orígenes de la humanidad. En el pasado se usaba el término hermafrodita para designar a las personas que nacían con dos órganos sexuales, uno femenino y otro masculino. El avance de la ciencia médica descartó este concepto por ser insuficiente. Ahora se usa el término intersexual que abarca muchas variaciones distintas de las características femeninas y masculinas, es decir, las personas pueden tener el sistema reproductivo de un sexo y los genitales externos del otro. La biología es muy compleja.
A partir de esta polémica se puede reflexionar sobre las condiciones médicas que podrían experimentar muchas mujeres y que padecerlas no las hace menos mujeres. Ni tampoco las convierte en hombres. Primeramente, las mujeres también producen testosterona. Se ha dicho que Imane produce en exceso esta hormona. Esta es una condición médica que padecen muchas mujeres, pero se manifiesta de múltiples formas, una característica podría ser un mayor desarrollo muscular y fuerza. En otros casos, el hiperandrogenismo presenta síntomas característicos de hombre como el hirsutismo o aparición de vello en la cara, la espalda, el abdomen y el pecho, alopecia que comienza en la coronilla y se extiende hasta la frente, acné o seborrea, esterilidad, virilización que incluye clítoris hipertrófico y voz grave. Se dice que la principal causa de esta condición-no la única- es el síndrome de ovario poliquístico.
Síntomas como los anteriores pueden causar mucho sufrimiento a cualquier edad. En la adolescencia es especialmente doloroso por ser un período de la vida muy vulnerable en el que los cambios físicos repercuten en la parte psicológica y social. En edades adultas esta condición médica podría afectar la fertilidad de mujeres que desean ser madres, o propiciar el desarrollo de tumores, por tanto, la extracción de los órganos del aparato reproductor femenino. Así que, es inaudito escuchar y leer comentarios sobre “los privilegios físicos” del hiperandrogenismo y la acusación de “tramposa” a una atleta por su condición biológica.
Existen muchas otras condiciones. ¿Qué pasa cuando alguna mujer nace sin órganos reproductivos femeninos? ¿Sigue siendo mujer? Y sobre la maternidad, ¿solamente las madres biológicas son madres? ¿Acaso las madres de amor no lo son? Este es un tema muy sensible para muchas mujeres y tiene consecuencias psicológicas devastadoras. Existe una condición médica que toca este tema de salud mental, es el síndrome de Rokitansky que consiste en la ausencia de la parte superior de la vagina y del útero. Las mujeres que padecen este síndrome tienen vulva y entrada vaginal, los órganos reproductores externos se ven normales, por eso es difícil diagnosticarlo en la infancia. Algunas pacientes que tienen la ilusión de ser madres llegan a saberlo hasta la edad adulta. Es un descubrimiento desgarrador.
Entonces la pregunta que atraviesa la polémica, ¿qué es ser mujer? Todo parece indicar que es un asunto multifactorial. No se reduce a un solo factor. No es solo una construcción social, ni solo un asunto biológico. De tal manera que, tanto el determinismo biológico como el reduccionismo sociológico no parecen posiciones muy científicas. Posiblemente responda más a una combinación de factores. Tal vez la respuesta esté más cercana a la perspectiva evolucionista que sostiene que somos el resultado de una acción conjunta de predisposiciones biológicas e influencia social.
Esta controversia ha provocado un brutal y despiadado acoso mediático contra Imane Khelif, quien es una jovencita de tan solo 25 años. Es una mujer fuerte y resiliente. Sin embargo, ha tenido puntos de quiebre. Ha reconocido la presión y el dolor de soportar esta espantosa experiencia lejos de su familia, preocupada también por el sufrimiento que viven su papá y su mamá ante los virulentos ataques. Ha hecho un llamado a parar el bullying contra los atletas por las enormes consecuencias que conlleva y por el daño a la dignidad humana. “Puede destruir a las personas, puede matar los pensamientos, el espíritu y la mente de las personas”.
La historia de Imane no es lejana.
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