En marzo del 2022 tuve la oportunidad de entrevistar a los dos candidatos que pretendían la Presidencia de la República; fue acerca de la agenda 2030 de los Objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Después del primer encuentro que fue con Rodrigo Chaves me sentí absolutamente abatida; era una sensación nunca antes experimentada que tardé muchos días en elaborar; ahora que está en cartelera la película de las emociones, diría que fue una extraña mezcla de tristeza, impotencia, indefensión y hasta enojo.

Al día siguiente escribí un texto y lo compartí con un grupo cercano.

La respuesta fue: -Pero ¿cuáles son los riesgos más allá de un cambio ideológico?

En ese momento no pude dar una explicación racional, pero tenía la certeza, en las entrañas, de que estábamos entrando en un territorio muy peligroso. Nunca publiqué ese artículo, pero decía así:

"Exactamente igual que ver un partido al día siguiente, en frío, con la posibilidad de echar la cinta para atrás y para adelante, revisemos este intercambio. Reconozco que pude haberlo hecho mucho mejor, pude haber sido más audaz y evidenciar más abiertamente varios temas que se asomaron en el des-encuentro; por eso, prometo que me esforzaré en hacerlo mejor la próxima vez.

Como jugadora que desperdició algunos tiros frente al marco, quisiera reflexionar en los siguientes puntos:

Primero, no dudo de las buenas intenciones de las personas que deciden entrar a una contienda electoral para gobernar el país, exponiéndose a sí mismos y sus familias al constante escrutinio. El candidato Chaves es un vocero bien entrenado que orbita constantemente alrededor de los mismos temas, muchos de ellos son los problemas que más nos duelen a la mayoría. En esos temas no se equivoca. Usa algunos datos como respaldo y eso le da credibilidad.

Parece que todos estamos de acuerdo en el qué hay que hacer en los próximos cuatro años, no obstante, desde mi punto de vista, lo que se evidenció el miércoles fue la diferencia en la visión sobre el cómo hacerlo. Don Rodrigo aceptó una invitación al conversatorio acerca de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, pero no conoce la Agenda 2030.  

Su primera respuesta ante una pregunta abierta para que escogiera tres temas u objetivos de la agenda que le resultarían más útiles para salir de la crisis, fue decir que no había tiempo para eso, que Costa Rica era un enfermo baleado y que había que salvarle la vida.

Y sí, esos son los problemas coyunturales (así como el COVID-19), y sí hay que sacar las balas hoy, pero Costa Rica necesita que le atiendan problemas estructurales; tal como un paciente debe controlar su hipertensión, asegurar que tiene una cama en una vivienda segura y con agua limpia donde pueda recuperarse de la cirugía, así como una red de cuido que no obligue a la esposa del baleado a renunciar a su trabajo para cuidarlo, profundizando las desigualdades de género y la pobreza. El presidente puede ser el cirujano que saque las balas, pero su equipo deberá estar afuera del quirófano haciendo todo lo demás.

Al mencionar a la Organización de las Naciones Unidas como la articuladora de la Agenda Global 2030 don Rodrígo dijo, 'no estoy de acuerdo con la ONU', sin embargo, se contradice al mencionar como su prioridad a los miles de costarricenses que se van a la cama con hambre. Esos son los ODS 1 y 2: Erradicar la Pobreza y Acabar con el Hambre; él habló de problemas de alcantarillado sanitario y de falta abastecimiento de aguas, sin saber que es el ODS 16, Agua y Saneamiento; habló de la pesca del atún, de las áreas protegidas, ODS 14 y 15, Protección de la vida marina y Terrestre, y claro que habló de creación de empleos, el ODS 8, sin mencionar el cambio de paradigma que requiere el empleo o para eso, la Educación de Calidad, el ODS 4.

Entonces, no es que no está de acuerdo con la Agenda, o los organismos mutilaterales, es que no conoce los recursos disponibles, y si los conociera y le correspondiera gobernar los próximos cuatro años no tendría que empezar de cero, usando la confrontación como recurso, y viendo el vaso medio vacío.

Al mencionar la palabra naturaleza, don Rodrigo salta nuevamente a 'sus verdaderas prioridades' las de tipo aparentemente económico. Así como se lo hizo ver alguien del público en su intervención, nuestro próximo gobierno debe ampliar la mirada a lo que no es obvio: la decisiones de energía renovable, de transporte descarbonizado, de agricultura y seguridad alimentaria, de producción y consumo de bienes sin agotar las reservas de materia prima, dar espacio a la regeneración de los ecosistemas y la protección de la biodiversidad.; los recursos naturales no son aquellos que en los 70s conocimos como ilimitados; el próximo gobierno debe seguir tejiendo las decisiones del desarrollo económico junto a las sociales y ambientales como un todo.

La economía lineal, la tradicional es la que produce, usa, descarta y contamina; la circular la que al menos rediseña, rechaza, reusa, repara y recicla, y no existe la economía triangular, como el candidato mencionó como un recurso para distraer su desconocimiento del tema.

Existe evidencia de que las inversiones en descarbonización acelerarían tanto el empleo como la recuperación económica post-COVID-19, aumentarían la tasa de empleo y el valor agregado de todos los sectores de la economía para el 2025, un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestra que, solo en el sector transporte, habría ganancias netas de $41.000 millones. El precio del carbono ha aumentado 35% en el último año en los mercados internacionales y la guerra entre Ucrania y Rusia evidencia la oportunidad de las renovables. La OIT anuncia el potencial de 4.8 millones de empleos para América Latina, con la transición a la economía circular.

Estas conexiones no se evidencian en las propuestas del Partido Progreso Social Democrático, ni tampoco en el discurso del candidato".

Veintisiete meses después, el paciente ¨baleado¨ está cada vez más complicado y enfermo, tiene a toda su familia más pobre y además, en pelea permanente. En más de dos años el presidente no solo ha faltado a su palabra de trabajar para resolver los problemas que le duelen a la mayoría de la gente, sino que en su incapacidad de gobernar ha creado problemas nuevos, poniendo en riesgo la democracia y las instituciones que nos han hecho un país distinto.

Así como hace dos años quedó claro que no conocía la Agenda 2030, hoy podemos afirmar que no conoce la institucionalidad, la democracia, el respeto, el diálogo, la transparencia ni el servicio. El Ejecutivo y su aliados en la Asamblea Legislativa nos están haciendo perder valioso tiempo en la carrera por ofrecer bienestar a los habitantes del país, especialmente a las mujeres, jóvenes, niños y niñas, comunidades costeras, vulnerables, indígenas, grupos cuyos derechos han sido defendidos con valentía, como la comunidad LGTBIQ+, última en recibir sus ataques.

¿Necesitamos más evidencia de cuáles son los riesgos que enfrenta nuestro país, más allá de un cambio ideológico? Se trata de perder la democracia, la institucionalidad, la libertad de prensa, la Seguridad Social, el ICE, la protección de la niñez, la integridad física de las mujeres, la biodiversidad, la seguridad alimentaria, la transparencia, la paz social, la esperanza.

Pero la pregunta más importante es ¿cómo vamos a reagruparnos para defender lo más valioso que tenemos, lo que más importa y recuperar un poco del tiempo perdido? No se trata de ganar un reconocimiento como el país más feliz del mundo, o que nos alaben los organismos internacionales por el crecimiento de un PIB que está divorciado del bienestar; el modelo de desarrollo actual enriquece a muy pocos y deja a la mayoría fuera de la prosperidad, es un modelo económico insostenible que ofrece empleos que nos enferman, perpetúan la pobreza, destruyen el tejido social y devora los recursos naturales.

Por eso, desde inicios de este año, un grupo de mujeres y hombres, nos juntamos, porque queremos cambiar las emociones de la desesperanza, la tristeza y la frustración que han invadido nuestro país, y a cambio entregar lo mejor de nosotros para la Costa Rica que nos merecemos.

Aunque muchos no tenemos experiencia en la política, si sabemos hacer las que cosas sucedan, y ya hemos empezado a trabajar con coraje y alegría en una opción que nos hace sentir mucho orgullo. Sabemos que es lo correcto desde nuestra cabeza, desde lo racional, pero sobre todo desde nuestro corazón. ¿Quiere usted saber más?

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