La creciente desigualdad y el aislamiento social han provocado una “epidemia de desesperación” que está reduciendo las tasas de fertilidad en todo el mundo, según un nuevo artículo de los neurocientíficos de Penn Michael Platt y Peter Sterling. Esta aguda sensación de soledad y ansiedad está contribuyendo a provocar más dolencias físicas y mentales, especialmente en los países de altos ingresos, y frenando el deseo humano más básico: la procreación.

La tasa de fertilidad de Estados Unidos ha disminuido en un promedio de 2% anual durante la última década. La tasa de fertilidad global se ha desplomado a 2,3 (nacidos vivos por mujer en edad fértil) y se espera que continúe disminuyendo por debajo de la tasa de 2,1 necesaria para el reemplazo de la población.

Una población en disminución puede ser beneficiosa para un planeta que ya está marcado por los efectos del cambio climático y la escasez de recursos. Pero podría tener efectos profundos en las economías y los mercados laborales. Sin suficientes jóvenes, será difícil contratar personal para trabajos que requieran “músculo joven”, como la construcción y el ejército, o encontrar nuevos candidatos para campos como la medicina y la ingeniería. Habrá menos consumidores en general y una reducción general de los salarios que generan impuestos para programas como el Seguro Social.

Los empleos basados en el conocimiento pueden verse un poco menos afectados debido al auge de la inteligencia artificial y la tecnología. Pero eso en sí mismo probablemente esté acelerando las condiciones que los autores afirman que en realidad están impulsando parte de esta disminución de la fertilidad.

El artículo evidencia un aumento catastrófico de la ansiedad, la depresión y las enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes, que se corresponden con el auge de la cultura digital, donde las personas interactúan con pantallas más que entre sí. Los problemas son peores entre las adolescentes, que reportan índices récord de tristeza y pensamientos suicidas.

Los autores afirman que, si se pasa más tiempo en el teléfono inteligente o frente a una pantalla, no se está experimentando la vida real ni haciendo conexiones reales.

Tasa de fertilidad (# de nacimientos por mujer)

En el año 2050, más de tres cuartas partes (155 de 204) de los países no tendrán tasas de fertilidad lo suficientemente altas como para seguir manteniendo el tamaño de su población. Dicho porcentaje subirá al 97% en el año 2100. También se prevén pronunciados cambios en los patrones de nacimientos vivos, con la proporción de nacidos vivos del mundo alcanzando casi el doble en las regiones de rentas bajas desde el 18% de 2021 hasta el 35% en 2100; el África subsahariana representará uno de cada dos niños nacidos en el planeta para el 2100.

En los entornos de rentas bajas con tasas de fertilidad más altas, un mejor acceso a los anticonceptivos y la educación femenina ayudará a reducir las tasas de natalidad, mientras que en los lugares de baja fertilidad y rentas altas serán cruciales las políticas que apoyen a los padres y la inmigración abierta para mantener la población y el crecimiento económico.

Esos son los hallazgos de un estudio realizado y publicado recientemente por el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), cuyos autores advierten de que los gobiernos deben planificar las amenazas que estos cambios supondrán para la economía, la seguridad alimentaria, la salud, el medio ambiente y la seguridad geopolítica. A pesar de que el estudio no entra a valorar las causas de esta caída en la tasa de fertilidad en gran parte del mundo, se sugiere que el retraso en la edad materna por la incorporación a la mujer al mundo laboral y el cambio de mentalidad en las necesidades y gustos de las personas (por ejemplo, trabajar muchas horas y tener acceso masivo a la tecnología y sus dispositivos), pueden ser determinantes.

¿Qué pasa en Costa Rica?

En los últimos años ha aumentado la preocupación sobre la reducción en el número de nacimientos y los potenciales efectos socioeconómicos. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el número de nacimientos entre el 2010 y el 2022 han disminuido casi en un 25%. La tasa de fertilidad pasó de aproximadamente 2 nacimientos en 2010 a 1,5 nacimientos por mujer en el 2022.

Un artículo reciente de la Universidad Nacional (UNA, 2024) señala que la reducción en la tasa de fertilidad costarricense ha modificado la estructura poblacional. Una comparación de la distribución poblacional por rango de edades entre el 2000 y 2022 muestra un cambio en la forma de la distribución. Mientras que en el 2000 la distribución de la población tiende a una pirámide en la que la base estaba formada mayormente por grupos poblacionales en edad de niñez, adolescencia y edades tempranas de la de la fuerza de trabajo, ya para el 2022 es evidente una erosión en la base de la distribución.

Lo anterior muestra una disminución en todos los rangos iguales o menores a 20 años, que formarán la fuerza de trabajo de las próximas décadas. Asimismo, se observa un importante crecimiento de la población en edades mayores a los 60 años.

La disminución de la población, principalmente aquella en edad productiva también incide sobre los recursos necesarios para financiar los sistemas de pensiones y la seguridad social. Con menos personas en edad de trabajar, en comparación con la población dependiente, existirán menos recursos para proporcionar beneficios a un número creciente de personas mayores. Lo anterior, es una presión financiera importante al considerar que, por ejemplo, el costo de proporcionar servicios de salud a la población mayor de edad es comparativamente más alto con respecto a otros grupos poblacionales. Sus necesidades de atención, medicamentos, cuido, entre otros, son distintos y de mayor costo.

La evidencia empírica muestra que en los últimos años la población de Costa Rica ha crecido gracias a la inmigración y no a la disminuida tasa de fertilidad. En el 2021 el 11,3% de la población del país eran migrantes. Los países para progresar necesitan, para su fuerza laboral, jóvenes bien entrenados y capacitados. Esta es sin lugar a duda una importante tarea pendiente para Costa Rica.

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