En estos días el INEC publicó su Actualización de las Estimaciones y Proyecciones Nacionales de Población 1950-2100. Los resultados nos obligan a acelerar la toma de decisiones en muchos temas esenciales para el bienestar de los costarricenses.
El INEC ha puesto al día los datos históricos con la última información.
También el INEC ha proyectado el posible crecimiento y composición de nuestra población partiendo de esa información histórica puesta al día, y tomando en cuenta la evolución de la tasa global de fecundidad de las mujeres, de la expectativa de vida y de las migraciones que otras naciones han experimentado cuando se llega a los niveles y con las tendencias costarricenses en esas variables en los últimos años.
De esa forma nos ofrece datos sobre los números que con la información actual podemos esperar se den en cuanto a cantidad y composición de la población costarricense en los próximos años.
Repaso primero los principales datos que el INEC ha resaltado en su comunicado de prensa. Después agregaré unas pocas cifras adicionales para resaltar lo dramática que es la previsible transformación del número y composición de nuestra población. Y finalmente indicaré las más importantes decisiones que esta transformación nos obliga a empezar a tomar desde ya.
El INEC pone de manifiesto que:
“El país muestra una sostenida desaceleración en el crecimiento, incluso llegará el momento en que la población empezará a disminuir, lo cual se proyecta suceda alrededor de 2045. La población para 2025 será de 5 191 823, llegará a un valor máximo en 2044 de 5 439 639 y a partir de ahí, inicia el decrecimiento paulatino”. Caerá a 3 422 780 al final de este siglo.
“La esperanza de vida al nacer (que en 1950 era de 57 años, en 1980 de 75 y este año es de 81) alcanzará 84,27 años en 2050 y 89,57 en 2100”.
“La población de 65 años y más se duplicará en 2044”.
“Las cifras establecen que para 2050, 25 de cada 100 personas en la población tendrán 65 años y más, en comparación con 2024 donde esta relación es de 11 por cada 100”. En 1950 eran solo 3 personas y en el 2000 solo 5 de 65 años y más por cada 100 personas de la población total.
“La tasa global de fecundidad, que bajó de 3,26 hijos e hijas por mujer en 1990 a 1,23 en 2024, disminuirá aún más, se proyecta que Costa Rica alcanzará una tasa mínima de 1,14 hijos e hijas por mujer en 2031, y luego, a partir de 2050, se estabilice en 1,26”.
“En 2016, las personas de 65 años y más superaron en número a niños y niñas menores de cinco años, para 2024 las duplicarán y para 2029 se espera que esta relación sea de tres a uno”.
Veamos como estos cambios van a afectar la relación de la población en capacidad de trabajar con relación a los dependientes.
Una primera aproximación en cuanto a la estructura de nuestra población que resulta de esta evolución proyectada de nacimientos, expectativa de vida y migraciones nos la da la edad mediana de los habitantes de nuestro país. Esa es la edad a la cual, si ordenamos toda la población según su edad de menor a mayor, una mitad de las personas tiene más de esa edad y otra tiene menos de esa edad.
En 1950 esa edad era de 17,7 años. Eso es una mitad de los habitantes tenían menos de esa edad y la otra mitad tenían más. Para el año 2000 en 50 años esa edad mediana había aumentado 5 años. En los primeros 24 años de este siglo XXI ha aumentado casi 11 años más. Para mediados de este siglo llegaría a 47,2 años, casi tres veces mayor a la de 1950. A finales de siglo la mitad de los costarricenses tendrían 60 años y 4 meses o más.
Claro que esto impacta brutalmente la relación entre trabajadores activos y personas en edad de pensión con base en el parámetro actual de 65 años como edad para pensionarse.
Hago los cálculos usando la tasa de ocupación del último semestre antes de la pandemia que era muy elevada en comparación con su evolución histórica. Hoy es más baja.
En 1950 había más de 9 trabajadores activos por cada persona de 65 años o más. Para el cambio de siglo había bajado a 6 y un tercio. Este año se estima en solo 3,5 lo que significa casi solo una tercera parte de lo que fue hace 74 años. Pero la cosa sigue agravándose. A mediados de siglo habría bajado a solo 1,43, menos de un trabajador y medio activo por cada adulto mayor. Para fin de siglo apenas habría 0,58 trabajadores por cada persona en capacidad de pensionarse con los parámetros de hoy.
Claro que son proyecciones a largo plazo sujetas a muchos cambios. Es de prever que la tasa de ocupación de las mujeres aumente mucho. Podría haber una inmigración mucho mayor a la proyectada. Se podría volver a incrementar el numero de nacimientos en lugar de continuar disminuyendo.
Pero en todo caso las luces de alerta están prendidas por la transformación de la composición etárea de la población que ya se ha dado, y por la que se proyecta se seguirá dando.
Esto nos obliga a realizar profundas transformaciones en nuestra realidad laboral, en los sistemas de pensiones, en el sistema tributario, en el sistema de salud, en los servicios educativos y en los mecanismos de distribución de los ingresos.
No es posible atender esta dramática transformación de nuestra población con unos pocos cambios en unos parámetros. Es preciso entender que se requieren cambios radicales, que demandarán grandes acuerdos nacionales con modificaciones que se irán aplicando gradualmente.
Por ello es muy importante que todos con afán constructivo y mente abiertas participemos en el estudio de las alternativas de solución y en su puesta en práctica.
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