Las universidades públicas costarricenses están comprometidas tanto con la formación de profesionales de alta calidad como con la investigación. Nuestros esfuerzos en investigación están orientados a generar nuevos conocimientos, protegerlos, difundirlos y democratizarlos en favor de las personas con las que nos relacionamos. Queremos que se comprendan las bases y fundamentos de los diversos fenómenos naturales, sociales, económicos, políticos y culturales y que estos conocimientos les permitan cumplir objetivos de carácter práctico.
El progreso tecnológico es un motor de crecimiento económico para un país, que se acelera cuando se invierte en actividades de investigación y desarrollo. Es por esto que los recursos públicos y privados destinados a la investigación constituyen una inversión que debe obedecer a una lógica de funcionamiento de presupuestación plurianual.
Según datos del Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt), la inversión de Costa Rica en investigación y desarrollo en el 2021, representó un 0,32% del producto interno bruto (PIB). El sector universitario público fue el que más invirtió, con una asignación cercana a los 60.723 millones de colones, monto muy superior al aporte conjunto de los sectores gubernamental y privado.
Gracias a esa inversión de las universidades públicas se ejecutaron 2292 proyectos de investigación (un 73% de las iniciativas nacionales); se involucraron 2887 personas investigadoras (78% del total) y 2295 estudiantes, lo que les brindó competencias complementarias a su formación profesional.
Además, se generaron más de 1546 artículos científicos (1432 en acceso abierto y 1021 en licencia comercial), algunos de ellos en colaboración con otros grupos de investigación del extranjero. Las investigaciones abarcaron todas las áreas de la ciencia y la tecnología, con aplicaciones en los diversos sectores de la sociedad costarricense, incluso algunas de ellas trascienden nuestras fronteras.
Las universidades públicas tienen el compromiso de convertir el conocimiento que generan en una herramienta estratégica para atender los principales desafíos, problemáticas y oportunidades del entorno local, territorial, regional, nacional e internacional. Para ello, han conformado redes de articulación que transfieren los resultados de investigación a los distintos actores sociales con lo que contribuye al desarrollo económico, social, ambiental y cultural de las comunidades.
En el caso de la Universidad Nacional, por ejemplo, se han realizado investigaciones sobre las propiedades de las mieles tropicales y los propóleos, tanto de las abejas melíferas como de las abejas nativas sin aguijón (mariolas, jicote gato y otras). Sus resultados han permitido capacitar a un gran número de mujeres que elaboran productos de alto valor agregado, entre ellos ungüentos, cremas, champús, jabones y jarabes para la tos; convierten así la producción apícola en emprendimientos que dan sustento a cientos de familias.
En el área de producción agrícola y manejo y conservación de vida silvestre, destacan los trabajos conjuntos con productores de tubérculos en Tierra Blanca de Cartago para el desarrollo de técnicas y métodos que reduzcan el daño que causan las taltuzas a estos cultivos; en la península de Nicoya se ha reducido el impacto de las ardillas en las plantaciones de cocos y en la cuenca baja del río Tempisque la afectación de las aves acuáticas en el área productiva de arroz. La Escuela de Ciencias Agrarias ha contribuido al rescate, valorización y protección de productos agroalimentarios artesanales mediante figuras jurídicas que condujeron al registro de productos bajo signos distintivos como: indicación geográfica Banano de Costa Rica, denominación de origen Queso Turrialba y denominación de origen Cerámica Chorotega. Además, se han liderado iniciativas para la caracterización morfológica y química del chayote y el tacaco; así como el estudio del maíz criollo costarricense como opción para potenciar su rescate, conservación, uso y consumo.
Desde la década de los noventa el Laboratorio de Investigación y Tecnología de Polímeros de la Escuela de Química ha trabajado en el aprovechamiento de residuos agroindustriales de los que ha obtenido materiales con características biocompatibles, que se incorporen en sistemas biosensores, en aplicaciones biomédicas y en diagnóstico.
En el área de educación, el programa Perfiles, dinámicas y desafíos de la educación costarricense del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE), ha desarrollado diversas investigaciones para orientar y favorecer la toma de decisiones en este sector. Este programa permitó el hallazgo de grandes diferencias en el rendimiento académico de los estudiantes de secundaria en las pruebas nacionales de bachillerato, según sus condiciones socioeconómicas, ,lugar de procedencia y oferta educativa. Además, sirvió de insumo importante para que el Ministerio de Educación Pública pasara de las Pruebas Nacionales de Bachillerato a las Pruebas FARO. Adicionalmente, se desarrolla investigación relacionada con la formulación de Políticas de Niñez y Adolescencia y se brinda apoyo y asesoramiento en el desarrollo de estos instrumentos en en varias regiones del país.
La Universidad Nacional contribuye en la construcción de una sociedad más justa, inclusiva y con igualdad de género, mediante la ejecución de proyectos de investigación relacionados con la tecnología y la violencia de género en las relaciones de pareja de adolescentes, gracias a un convenio específico UNA-MEP; se analizan las manifestaciones de esta violencia de género y su relación con el uso de las TIC y se busca comprender la naturaleza de estos fenómenos para establecer instrumentos de política pública que atienda de manera oportuna estas situaciones.
La Escuela de Medicina Veterinaria tiene una amplia trayectoria en el estudio de las enfermedades zoonóticas y los mecanismos de virulencia de algunos de estos patógenos. Se han realizado estudios de prevalencia de la brucelosis a nivel nacional en distintas especies animales: bovinos, caprinos, ovinos, caninos, mamíferos marinos y humanos. Tras determinar la prevalencia nacional del 10.5%-11.4% de la brucelosis bovina, se alertó a las autoridades nacionales para redoblar esfuerzos en la vigilancia de la enfermedad e introducir cambios en la reglamentación de manejo de la enfermedad (Reglamento para la Intervención de la Brucelosis Bovina Nº 34858-MAG).
Hay más ejemplos de casos exitosos de transferencia de conocimiento a los distintos sectores sociales y todos son evidencia del impacto directo de la investigación en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y de oportunidades para todos y todas.
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