Algo en las identidades de esta provincia está cambiando con mucha velocidad y quizá las celebraciones o conmemoraciones alrededor del bicentenario de la anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica sea el momento más oportuno para empezar a descubrir qué es lo que está pasando con la visión de mundo guanacasteca.
La literatura, como había dicho Guillermo Cabrera Infante (1987), es la principal evidencia de que la biografía de un territorio, de un lugar, está cambiando y que se manifiesta en esa galería de voces que hablan desde guanacaste y que a través de la palabra intentan atrapar esa metamorfosis que sufre la provincia de Guanacaste desde hace mucho tiempo.
Es por esta razón que desde la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional (UNA) nos pareció interesante la propuesta de abordar las identidades guanacastecas desde su poesía con el fin de comprender, a través sus textos, las actuales representaciones sociales identitarias. Nuestro objetivo fue tratar de explicar de qué forma la poesía contemporánea guanacasteca expresa las representaciones identitarias a doscientos años de aquel episodio histórico que se denominó “Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica”.
Los resultados obtenidos son muy interesantes y revelan que la literatura es la manera de capturar los cambios en la autopercepción colectiva frente a la estandarización tradicional de sus visiones de mundo. Por ejemplo, cuando se analiza el marcador identitario relacionado con el territorio las conclusiones muestran una frecuencia alta que se vincula con el mantenimiento de Guanacaste como el “lugar antropológico”, como diría Augé (2000), donde se vive, se trabaja; ese mismo lugar que se defiende y, además, señala las fronteras con los otros, con las otras.
Sin embargo, frente a este llamado hacia la conservación de lo propio, hacia la vigencia de su “lugar”, el estudio de los marcadores identitarios relacionados con las nuevas formas de acumulación que se desarrollan en Guanacaste, revela no solo un cambio profundo, sino, además, el crecimiento y consolidación de nuevas representaciones identitarias que conviven con lo que comúnmente se llama “tradición”.
El auge de la inversión extranjera (turismo, servicios, zonas francas y otras actividades) como nuevos ejes del proceso de acumulación y el consecuente crecimiento de múltiples cadenas de valor asociadas están generado cambios importantes en la conciencia identitaria local, así como el surgimiento de nuevas prácticas socio-económicas, nuevos saberes no-tradicionales y el replanteamiento de valores y tradiciones arraigadas a lo largo del tiempo.
Es realmente asombroso descubrir que estos temas constituyen una constante de alta frecuencia en los textos literarios analizados por encima de aquellos marcadores identitarios que se relacionan con el territorio y la tradición. Las preocupaciones por los equilibrios ambientales en relación con el agua o la conservación de los bosques, el crecimiento de las ciudades, el rompimiento brusco de lo local a lo “glocal” como ha señalado Castells (2012) y las nuevas fuentes de empleo han generado cambios importantes sobre la forma en que la población se autopercibe frente al mundo.
Para realizar este ejercicio se analizaron más de 400 textos literarios (poemas) contemporáneos. Estos textos fueron suministrados por 65 escritoras y escritores de Guanacaste provenientes de los once cantones que integran la provincia. En total participaron 31 escritoras y 34 escritores. El 33% de las personas participantes tienen edades entre los 15 y los 35 años; mientras que el 43% están entre los 36 y los 65 años. Finalmente, el 15% de las y los escritores que enviaron sus poemas tiene más de 66 años. La sistematización de todos los textos literarios se ha plasmado en un libro que procura su publicación pronto.
Otro de los hallazgos interesantes de este esfuerzo por comprender el comportamiento y los cambios en las identidades guanacastecas desde su literatura contemporánea está asociado a una serie de reclamos históricos que no habían tenido tanta presencia en el pasado. Por ejemplo, hay codificaciones que insisten en el reconocimiento de la cultura afroguanacasteca, su legado y, por supuesto, su histórica invisibilización. El autoreconocimiento de la provincia como “un lugar” afrodescendiente rompe el histórico mito del “tienes tú toda el alma de Iberia y el altivo valor Chorotega” que se canta en el himno de La Anexión.
De igual forma, emergen con fuerza las voces de las escritoras por reconocer cambios importantes en el papel de la mujer y las nuevas conciencias sobre su protagonismo en lo cotidiano. Por otra parte, también están aquellos reclamos hacia una comprensión profunda de las nuevas identidades de género que aparecen con mucha fuerza en los textos. Por supuesto, también hay una serie de codificaciones que indican esa convivencia (a veces tensa) con lo extranjero, los idiomas que se mezclan (por primera vez se observan frases en inglés (o “splanglish”) en la literatura regional, las nuevas tradiciones sociales y ambientales, así como las demandas laborales que conforman, como diría Roberto Artl, en su obra La isla desierta, nuevas aspiraciones sociales y cotidianas que hacen que el “Guanacaste eterno” repiense sus eternidades inamovibles justo al cumplirse doscientos años de una Anexión que aún no termina de completarse.
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