El lunes empecé mi semana a las 7 a.m. para pasar visita a los pacientes internados. Hay cuatro pacientes esperando cirugía desde la semana pasada, hay tres nuevos ingresos para operar y hay 5 ya operados esperando por diferentes complicaciones, como infecciones, diabetes o simplemente porque tienen un problema social por el que no se puede dar salida y deben quedarse internados hasta que trabajo social les encuentre un lugar adonde irse.
A las 8 a.m. empieza mi consulta, pero bajo a las 8:30 porque me atrasé viendo los 11 pacientes internados. Lo primero que me recibe: tres pacientes que me devolvió la farmacia porque no tienen plavix. Un medicamento que es esencial para que la cirugía practicada siga funcionando con un rótulo del farmacéutico que dice “en este momento no hay en stock”. No existe un sustituto para ese medicamento por lo que debo tomar una decisión de cambiar la terapia para evitar que falle la cirugía practicada.
Cuando terminas de resolver el problema vas a empezar la consulta a las 9 a.m. y el primer paciente que desde las 8:30 te hizo mal ojo por llegar tarde lo primero que te dice es “doctor que pena vieras que desde las 6 a.m. estoy acá y mi cita era a las 8”.
Se corre y se hace lo que se puede para no atrasar más. Lo examino rápido y mientras me habla voy llenando papeles, porque la cita está programada para 15 minutos por las autoridades y ya tengo más de una hora tarde, y como siempre pasa, no hay de los papeles que ocupas.
Los papeles que necesitas llenar se acabaron, le pides a la secretaria y te responde que no tiene y obviamente nadie mueve un dedo por conseguirte esa papelería especial. Llamas a farmacia y te dice que mandes a alguien a recogerlos. ¿Quién está en la Caja para recoger papeles? Nadie. Entonces llamas a tu médico interno para que te lleve los papeles (en donde no hay internos debes ir vos mismo), lo que aun te genera más atrasos.
Mi consulta está para terminar a las 12 p.m., pero por el atraso termino a la 1:30 o 2 p.m. A esa hora puedo ir a almorzar, pero a las 11 a.m. vino mi colega y me dice:
Mira llegó una emergencia y nos dieron espacio para operarlo a la 1 p.m. y como vos sos el disponible te toca operarlo. Si a la 1 p.m. no has terminado la consulta subís y mandamos a alguien a terminar la consulta”.
A la 1 p.m. subes a operar, no almuerzas y operas a ese paciente. Terminas a las 4:30 p.m., y sales corriendo a tu consultorio privado porque tenías citado un paciente precisamente a las 4:30 pm. Llegas tarde y también el paciente te hace un poco mala cara por llegar tarde porque obviamente en la privada se te exige un poco más.
Uno de estos pacientes que sacó cita en tu consultorio, es una persona humilde de escasos recursos e hizo un esfuerzo para pagarte tu consulta, tiene una enfermedad que es urgente resolverla y debe estar internado recibiendo antibióticos. El paciente es de Upala pero como en Upala no hay de tu especialidad y el siguiente hospital es Alajuela... que no tienen especialista disponible porque la alta gerencia de la Caja no manda recursos para pagarle a los especialistas.
Lo mandas a internar al hospital de referencia, en este caso es el Hospital México porque el paciente no tiene otra opción y vos como especialista sabes que es urgente que esté internado en un hospital de alta complejidad por el problema que presenta. Sin embargo, se topa con que no hay cama para internar, o le dan salida porque no es del área de atracción y al no ser una emergencia calificada ahí en el hospital le dan salida y que busque a su médico para ver qué le soluciona (como si ya no fue enviado al lugar correcto pero bajo unas directrices incorrectas que tienen los centros). El paciente te pone un mensaje indicando que no lo internaron y ahí debes ver que haces para ayudar a tu prójimo.
Como estás disponible, y con la inseguridad que vivimos, el narco se agarra a balazos y te llega a las 10 p.m. un paciente con un balazo en una pierna que tienes que salvarle la pierna y la vida. Terminas de operar a las 2 de la mañana y te vas a dormir para la jornada siguiente que empieza a las 7 am (si no te llega un borracho que se accidentó antes de esa hora, o algún traslado de otro hospital en donde no hay un cirujano vascular disponible o algún otro baleado).
Al día siguiente llegas a tu centro y es tu día de cirugía. Llegas tranquilo, un poco cansado, pero con ganas de ir a operar pero te detiene tu jefe y te dice: “Mirá, llamó el jefe de sección que no has firmado los dictados de tus cirugías de la semana anterior, que lo hagas ya”.
Primero respiras, y después del enojo le respondes: “apenas tenga un chance voy a hacerlo”.
Después de ya amargarte la mañana, llegas a sala de operaciones y tu cirugía es compleja entonces estaba programada para 5 horas, pero el día previo hubo un accidente de tránsito, infartos, derrames, complicaciones de otras cirugías y llenaron los campos en la unidad de cuidados intensivos, entonces debes suspender la cirugía, porque el paciente debe ser manejado en cuidados intensivos después del procedimiento complejo y en ese momento no tienen espacio.
Llamas a salón para que pasen entonces otro paciente para operar, pero el paciente se le olvidó que no debía comer y comió. Entonces se suspende esa cirugía también, porque no se le puede anestesiar si no tiene ayuno. Al final no puedes operar nada porque no hay otros pacientes preparados para operar y esperas la carta de llamada de atención de tu jefatura de sección por no hacer ninguna cirugía y desperdiciar un día de sala de operaciones, como si fuera tu culpa que todo se suspendiera, pero el hilo debe cortarse por la parte más delgada.
Ante la falta de infraestructura y de recurso humano en la institución, solamente tienes dos días de sala de operaciones asignado en la semana entonces tienes que asegurarte de poder operar el siguiente día asignado, porque sino perdiste una semana para esa cirugía.
Después de todo eso decides ir a firmar los famosos papeles que tu jefe quiere que firme y es en ese momento que decides ir a tomarte un café ya que no habías comido nada. Cuando estás comprando el café a las 10 a.m. y comiendo un “sándwich” un paciente que está harto de tener 1 año de esperar a que le den cita, que le perdieron el resultado de sus exámenes y que le han suspendido su cirugía en dos ocasiones porque faltaban los exámenes o porque no lo había visto el cardiólogo porque tiene la consulta llena, decide tomarte una foto la pone en redes sociales con el eslogan “estos vagos solo pasan tomando café en lugar de atender gente y por eso no me hacen mi cirugía”. Para que después llegue tu jefe y te mande una llamada de atención por escrito por estar tomando café por lo que publicó el paciente.
Al día siguiente llegas y en la tarde te toca la consulta, los consultorios que se utilizan son compartidos, entonces otra especialidad lo está utilizando. Tu consulta está programada para empezar a las 11 a.m. pero no puedes empezar porque estás esperando que tú colega termine la recargada consulta que él también tiene.
Además, tienes a otro colega que está de vacaciones, y cuando llegas estás esperando y te llegan 2 o 3 pacientes del colega diciéndote que se le acabó el medicamento que utilizan y que no les alcanza para su siguiente cita. Así que son tres pacientes más que ves en tu consulta para hacerles las recetas respectivas. Y corres porque empiezas tarde por el atraso del colega, por tener otros pacientes que no eran los tuyos y porque tienes 15 minutos por cada paciente.
Para cierre de mes, las jefaturas llaman la atención del servicio para el que trabajas porque al no haber operado ese día por los hechos mencionados baja la producción en horas de la utilización de esa sala de operaciones y te amenazan con quitarte días de quirófano, (que ya son pocos), porque lo más importante para los administrativos son los números, sin saber cómo funcionan las salas de operaciones, como si el daño de quitarnos el espacio de sala de operaciones nos lo hicieran a los médicos y no al paciente que ocupa la cirugía.
En el Hospital México hace unos años, la incompetencia administrativa ocasionó que de la noche a la mañana se cerraran 14 salas de operaciones por nunca haber hecho un mantenimiento y diagnóstico de la instalación eléctrica. Eso nos dejó aún peor y en una reunión con todo el personal, el señor director menciona “este no es momento de buscar culpables, busquemos soluciones”; claro si la culpa hubiera sido de los médicos a todos los despiden por incompetentes.
Después de la reunión la dirección médica envía una misiva a cada servicio diciendo, “por favor manden su plan de contingencia para que busquemos sitios de contingencia para operar”. Es decir, el sistema colapsa por incapacidad administrativa y nosotros los médicos teníamos que buscar la solución de donde podíamos operar las ya largas listas de espera que teníamos.
Nuestra infraestructura tiene años de estar obsoleta y no ha crecido con el ritmo que ha crecido la población. La mala gestión administrativa, el desorden en asignación de plazas de especialistas y promesas políticas que no tienen nada que ver con la atención al paciente han creado quirófanos que no se usan... existe además déficit de consultorios y se tiene abandonado por años el primer nivel de atención.
Se envían médicos donde no existen las condiciones necesarias y donde sí existen las condiciones necesarias no se envía personal. Al final poco a poco el sistema se ha ido debilitando y colapsando. Contratan mucho personal administrativo innecesario, pero no hay preocupación por contratar personal médico, el déficit de consultorios y de personal alarga las citas en consulta externa (cada día llegan más especialistas, pero no aumentan los consultorios) el déficit de personal y de quirófanos alarga las listas de espera (de nada sirve tener cirujanos sino tienes donde operar).
La mala gestión administrativa genera déficit de medicamentos, pero ante los ojos de las personas todo es culpa de los médicos, como si nosotros hiciéramos las compras de insumos y medicamentos, como si nosotros asignáramos la cantidad de plazas de residentes, como si manejáramos las agendas de las consultas y como si distribuyéramos a los especialistas y como si tuviéramos la culpa del colapso en infraestructura que existe.
Sume a estos problemas por varios años un mal salario para que se pueda entender la frustración que ocasiona la mal llamada “fuga de especialistas” que como alguien escribió mas que una fuga es simplemente un “upgrade de vida”.
A pesar de todas esas calamidades, Costa Rica cuenta con uno de los mejores sistemas de salud de Latinoamérica. Y eso es admirado y respetado en el mundo entero, y eso se debe a un equipo médico y de enfermería comprometidos con su trabajo, no a burócratas que ganan millones y no resuelven nada y mas bien ocasionan todo lo contrario.
No hay que olvidar que nuestro empleador, la CCSS, está tomado por intereses políticos y esos intereses no son los mismos que los de los médicos ni el de la población y mucho menos del enfermo. Las altas e incompetentes gerencias de la Caja ganan mucho más, pero hacen mucho menos.
A todo esto, cuando usted llegue y le den una cita en 5 años, le manden un estudio en 6 y le hagan una cirugía en 10, recuerde que el verdadero responsable es la gestión administrativa y no el peón que llega a hacer su trabajo.
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