En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer se recuerdan los múltiples aportes de las féminas al desarrollo de las sociedades y los esfuerzos que realizan para mejorar sus vidas y la del resto de sus congéneres.

Las mujeres hemos estado en desventaja pese a todos los esfuerzos por aportar al bienestar. El Objetivo del Desarrollo Sostenible (ODS) número 5, señala la necesidad de lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas en América Latina y el Caribe. No solo es un derecho humano fundamental, sino que es uno de los soportes esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Se han conseguido algunos avances, pero el mundo está lejos de alcanzar la igualdad de género para el 2030.

Para algunos, el aporte femenino se da cuando se incorpora la mujer al mercado de trabajo, aunque sea en condiciones de desventaja en relación con los hombres, pero como señala Katrine Marcal, las mujeres han trabajado siempre, pero "lo que ha ocurrido en las últimas décadas es que las mujeres han cambiado de trabajo. Han pasado de trabajar en el hogar a ocupar puestos en el mercado laboral”.

Desde esta perspectiva, algunos aportes al bienestar y al desarrollo, pese a las desigualdades o desventajas existentes, son:

Según análisis de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías crecen. En algunos países no miembros de la OCDE, el aumento de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo —o la reducción de la disparidad entre mujeres y hombres— produce un crecimiento económico más rápido.

El Banco Mundial señala:

datos empíricos de diversos países muestran que incrementar la proporción de los ingresos del hogar controlados por las mujeres, procedentes de lo que ellas mismas ganan o de transferencias de dinero, modifican los patrones de gasto en formas que benefician a hijas e hijos”.

La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas son centrales a la hora de abordar las crisis mundiales interrelacionadas sin precedentes. El empleo de las mujeres puede ser un motor principal del crecimiento inclusivo.  El liderazgo de las mujeres puede mejorar los resultados económicos, ambientales y sociales a largo plazo, y fortalecer las instituciones.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las mujeres representan el 43% de la fuerza de trabajo agrícola en los países en desarrollo.  Pese a ese aporte, controlan menos tierras que los hombres y, además, tienen un acceso limitado a insumos, semillas, crédito y servicios de extensión.

En el tema de cuido, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los sistemas integrales de cuidados pueden convertirse en un verdadero motor de una recuperación socioeconómica. En América Latina y el Caribe, según la OIT, una quinta parte de la población trabaja en sectores vinculados con el cuidado en forma remunerada. El sector constituye más de un tercio del empleo femenino, pero muchas veces se realiza en condiciones laborales precarias, en situaciones de violencia o acoso y/o con penalizaciones en la remuneración que profundizan las brechas salariales. Pese a ello las mujeres dan el mayor aporte.

La encuesta del uso del tiempo del 2022, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), determinó que las mujeres asumen una mayor responsabilidad en el cuidado, indistintamente de la edad: en menores de 12 años y personas adultas mayores, dedican 60% más del tiempo que los hombres; en personas totalmente dependientes, dedican poco más del doble de tiempo que los hombres.

Según la CEPAL y la OIT, los sistemas de bienestar de los países de la región se basan en tres pilares y derechos fundamentales: educación, salud y seguridad social. Se requiere la integración del cuidado como cuarto pilar, pues según estas organizaciones “sin cuidados, no hay bienestar (ni economía)”.

Además de lo anterior, es justo recordar a todas aquellas mujeres que en el transcurso de nuestra historia salen a construir todos los días un mundo mejor para la sociedad, pese a las condiciones en desventaja y con salarios inferiores, como lo indicó la Premio Nobel de Economía en el 2023, Claudia Goldin, profesora de la Universidad de Harvard. Desde las que han pasado por altos puestos de gobierno o gerenciales, las que sostienen la pirámide laboral hasta las que hacen las labores de limpieza y cuido en las casas y calles, gracias por sus aportes a nuestro bienestar y desarrollo.

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