En la investigación que se llevó en aguas profundas nacionales participaron 8 costarricenses.
Luego de estudiar un "jardín de pulpos" a poco más de 200 kilómetros al suroeste de la costa de la Península de Nicoya, científicos anunciaron que descubrieron al menos cuatro nuevas especies de pulpos en aguas profundas costarricenses.
La investigación, en que la estuvieron involucrados 8 costarricenses, estuvo dirigida por Beth Orcutt del Laboratorio Bigelow de Ciencias Oceánicas y Jorge Cortés de la Universidad de Costa Rica. El equipo científico se sumergió en el océano y realizó sus trabajos a bordo del R/V Falkor del Schmidt Ocean Institute.
Las cuatro especies fueron identificadas y actualmente están siendo descritas por Janet Voight, curadora asociada de zoología de invertebrados del Museo Field de Historia Natural, y Fiorella Vásquez del Museo Zoológico de la Universidad de Costa Rica.
Las labores constaron de dos viajes. En el primero, que se llevó a cabo en junio, encontraron dos viveros de pulpos en aguas hidrotermales.
Seis meses después, los científicos regresaron a los viveros y confirmaron que parecen estar activos durante todo el año. También observaron varias otras nuevas especies de pulpos lejos de los manantiales hidrotermales.
Uno de los pulpos descubierto es una nueva especie de Muusoctopus y se llamará Dorado Octopus, debido a que un sitio en estudio fue bautizado extraoficialmente como El Dorado Hill.
Se trata de una especie relacionada pero distinta al pulpo perla que se encontró en el monte submarino Davidson en California en 2018, otro vivero de pulpos en aguas profundas. En un comunicado del Schmidt Ocean Institute destacaron de esta especie que fue a la única que observaron incubando sus huevos en manantiales hidrotermales.
El descubrimiento se suma a la evidencia de que el género Muusoctopus ha evolucionado para incubar sus huevos en manantiales cálidos en el fondo marino, según explicó el equipo. Orcutt comentó que las nuevas especies albergan viveros de pulpos de aguas profundas y con una biodiversidad única.
Hace menos de una década se confirmó la ventilación hidrotermal de baja temperatura en volcanes antiguos alejados de las dorsales oceánicas. Estos sitios son muy difíciles de encontrar porque no se pueden detectar sus firmas en la columna de agua”.
Más de 160 especímenes de animales de aguas profundas recolectados en la expedición de diciembre serán archivados en el Museo de Zoología de la UCR, sumándose a los 150 especímenes recolectados en junio.
Se trata de una noticia especial porque es inusual que todos los especímenes biológicos se alojen dentro del país latinoamericano del que fueron adquiridos tras una expedición a aguas profundas, en lugar de enviarse a Estados Unidos o Europa.
Alojar la colección en Costa Rica permitirá a los científicos y estudiantes nacionales acceder fácilmente a muestras para investigación, con el potencial de informar estrategias regionales de gestión de las profundidades marinas.
Al respecto, Cortés, que es biólogo del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), confía en que el impacto de las expediciones realizadas "perdurará en el futuro y, con suerte, creará una conciencia que evolucione hacia políticas para proteger las profundidades marinas del país”.
Esperamos que la expedición sirva de inspiración para las nuevas generaciones. Necesitamos más colaboraciones internacionales para avanzar en el conocimiento de nuestro patrimonio de aguas profundas”.
Varios otros descubrimientos en aguas profundas surgieron de la investigación. Por ejemplo, el equipo científico encontró un próspero vivero de manta rayas conocidas como skate nursery, por lo que apodaron el sitio como Skate Park.
El equipo también localizó tres manantiales hidrotermales en la región, a una distancia de 10 a 30 millas náuticas entre sí. Todos los manantiales tienen temperaturas de fluido y químicas diferentes entre sí, lo que indica que procesos de reacción únicos están facilitando su formación.
En una conversación con Delfino.cr en junio de 2023, Cortés comentó que campos similares a los que se analizaron son pocos conocidos en el mundo. Solamente se tiene registro del mencionado en la bahía de California. De ahí que este estudio es importante porque lo que se genere servirá para conocer el patrimonio con el fin de protegerlo y conservarlo.
Aquí estamos viendo algunos organismos, que no están en otro lado, lo que significa es que sí desaparecen de aquí, desaparecen del planeta".
La iniciativa también evaluó las interacciones entre los microbios y los metales en aguas profundas, para ver si hay efectos tóxicos para los microbios.
Al respecto, el académico explicó que desean comprender las posibles repercusiones de industrias que generan mucha presión como la minería, la extracción de combustibles y la pesca en aguas profundas.
El científico costarricense recordó que Costa Rica es un 92 % mar y reflexionó sobre la necesidad de adentrarse científicamente en estos ecosistemas, pues alrededor del 71% de la superficie de la Tierra está cubierta por agua, y los océanos albergan alrededor del 96,5% de todo ese volumen.
Necesitamos conocer lo que tenemos. Si no conocemos lo que hay en el fondo del mar en este planeta no vamos a saber si se extingue o no, o qué función cumplía en el ambiente. Necesitamos saber para proteger, conservar y asegurarnos de que siga funcionando el planeta".
Los costarricenses a bordo fueron:
- Jorge Cortés Núñez, científico del CIMAR y co director.
- Odalisca Breedy Shadid, profesora de biología e investigadora del CIMAR.
- María Isabel Sandoval, geóloga de la UCR.
- Celeste Sánchez Noguera, bióloga de la UCR.
- Beatriz Naranjo, bióloga e investigadora de la UCR.
- Wendolyn Matamoros Calderón, investigadora del Centro de Investigación de Estructuras Microscópicas de la UCR.
- Sergio Cambronero, profesor del departamento de física de la UNA.
- Carlos Hiller, pintor argentino-costarricense invitado para ilustrar los paisajes que se encuentran.