La cónsul honoraria de Palestina en Costa Rica, Wajiha Sasa, publicó un artículo titulado “La bota sobre el rostro”. Acusa la cónsul que el ataque de Rusia contra Ucrania es similar a la legitima defensa que Israel aplica en la actualidad. Israel no atacó, ni invadió la Franja de Gaza, se defiende de una masacre contra su pueblo. La comparación no tiene sentido.

Hasta el 6 de octubre existía un cese al fuego entre Hamás y el Estado judío, pero la horda de asesinos del Hamás, bárbaros e inhumanos, decidieron salir de cacería en contra de sus vecinos. La historia ya la conocen. El 7 de octubre más de 1,400 civiles fueron brutalmente exterminados y otras 240 personas de múltiples nacionalidades fueron secuestradas; probablemente para integrarlos a la extensa red de escudos humanos que el Hamás utiliza en su día a día.

Ante este panorama y siendo fieles a lo que dice el artículo 2(4), “Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza…”, este artículo fue violado por los terroristas del Hamás el 7 de octubre. Un país amenazado y con declaratoria de guerra, debe actuar, no abstenerse. No obstante, Israel cumple más allá de lo que se indica y ejerce el derecho a su legítima defensa, como lo indica el artículo (51): “Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales. Las medidas tomadas por los Miembros en ejercicio del derecho de legítima defensa serán comunicadas inmediatamente al Consejo de Seguridad, y no afectarán en manera alguna la autoridad y responsabilidad del Consejo conforme a la presente Carta para ejercer en cualquier momento la acción que estime necesaria con el fin de mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales”;  el artículo, dice lo que dice, y la  cónsul al interpretar dicho principio menciona el tema de proporcionalidad. ¿Conoce lo que realmente es, o es una interpretación personal? Israel además de decente, es moralmente justo. No existe un ejército que se encuentre en guerra avisando a los civiles para que evacuen la zona de ataques e informando al enemigo su ruta de ingreso, dejándolo en desventaja militar.

Desde el 2005 no existe presencia israelí alguna en Gaza y esa retórica del país ocupante que tanto se utiliza, es una concepción carente de un análisis serio y real. Se confunde la ocupación con el bloqueo armamentístico que Israel ha tenido que imponer a Gaza precisamente para evitar que los terroristas del Hamás se armaran hasta más no poder. ¿Pueden imaginarse lo que hubiesen logrado estos asesinos sin tomar precauciones? ¿Qué otras atrocidades se hubiesen cometido de haberlos dejado operar por la libre? Los actos que el mundo entero tuvo que presenciar el 7 de octubre lo único que confirman es que la supervisión y las medidas no fueron suficientes.

La señora Sasa dedica parte importante de su artículo para referirse al concepto de la proporcionalidad, pero para referirse a este tema se debe conocer lo que dice. No existe en el derecho internacional humanitario, cláusula o jurisprudencia alguna que le imponga al estado agredido a reaccionar en la misma proporción al ataque sufrido. La proporcionalidad no se mide ni por el número de muertos, ni por la cantidad de cohetes lanzados. Defender tal posición implicaría que Israel debe buscar un concierto para la Paz en Gaza, violar a las muchachas que asisten y asesinar con ultralivianos a cualquier figura humana que corra en busca de refugio. Implicaría la entrada a una decena de poblados en Gaza para ultimar a sangre fría a quien se les cruzase en su camino, quemándoles aún con vida y mientras sus padres miran impotentes como sus hijos son asesinados y secuestrados.

No existe un solo soldado o ciudadano israelí que hayan cometido con alevosía y premeditación semejantes barbaries contra civiles inocentes y eso hace de esa ficticia proporcionalidad, un simple juego de palabras que el Hamás y sus embajadores en todo el mundo usan para pedir alto el fuego luego de haber cercenado la vida de tantos inocentes. Solo hacen falta treinta segundos de los videos que filmaron los asesinos terroristas con sus cámaras “GoPro” para darnos cuenta de lo que pasó en realidad y sigue pasando.

Israel, actúa de acuerdo a la convención de Ginebra y bajo las leyes de la guerra, hace lo que tiene a su alcance para llegar a su objetivo militar que es  neutralizar al Hamás; mientras Israel hace esfuerzos para evitar causar daño a los civiles, el enemigo hace lo contrario, tristemente les impide salir de las zonas de conflicto, recurriendo a lo que sabe hacer muy bien, lanzar ataques contra sus propios civiles, y contra los soldados que están abriendo el paso para poner a salvo a los no involucrados en el conflicto, cometiendo el doble crimen de guerra, al utilizar a su propio pueblo como escudos humanos y lanzar su ofensiva contra la población civil israelí.

Hamás cuenta con más de 500 kilómetros de túneles subterráneos cargados de misiles, no tienen la valentía de pelear cara a cara y ahora se refuerzan con los secuestrados, han lanzado más de 9,000 cohetes desde las cercanías de los hospitales, campos de refugiados, mercados, casas y templos de diferentes denominaciones religiosas, y estos sitios de acuerdo a las leyes de guerra se convierten en objetivo legítimo de zona de ataque. Hamás es el responsable de la muerte de palestinos e israelíes.

La apología al terrorismo de Hamas es el mayor daño a la causa palestina.  Al Igual que usted estoy en desacuerdo con la muerte de civiles inocentes. Pero es inconcebible pensar que sin señalar al verdadero culpable nos acercamos más a la paz.

¿Frente a la monstruosidad del 7 de octubre 10 un alto al fuego inmediato será solución? Es aquí donde queda desenmascarada la maldad de estos grupos que invaden a sus vecinos con 3,500 asesinos y que cuando sienten el calor de la guerra, piden preciso todo lo que ellos no ofrecieron durante sus mortales ataques. ¡Qué descaro! Hay 1,400 asesinados y 240 secuestrados por Hamás que nunca gozaron de tales cortesías.

La verdadera imagen del terrorismo inhumano, está en las balas sobre el rostro y sobre el resto del cuerpo de los israelíes brutalmente asesinados y que despertaron pensando que soñaban cuando en realidad vivían su peor pesadilla. No es la bota la que aplasta, es la bala asesina la que silencia, la que destruye y la que provoca una escalada de violencia como la que se vive hoy en la región.

Los que aceptan con beneplácito los mensajes de odio que han inundado las redes sociales o sienten que las marchas de miles de personas pidiendo la muerte de todos los judíos es algo de que sentir orgullo, no puedo más que concluir que esta es una guerra impuesta que no fue buscada ni iniciada por Israel.

Tal vez, a la señora Sasa le resulta extraño ver judíos que tranquilamente expresan su disconformidad con la guerra o con el gobierno de turno en Israel, pero no la culpo; si sus hermanos palestinos hiciesen lo mismo, la franja de Gaza estaría repleta de grúas cargando los cuellos de aquellos que tuvieron el atrevimiento de hablar.

Israel ha aceptado una y otra vez la solución de dos estados que puedan vivir en paz y en cada ocasión, emerge como respuesta el afán de los lideres palestinos de continuar con el conflicto; quizás les motiva   los billones de dólares que reciben en ayuda humanitaria y que terminan convirtiéndose en cohetes de guerra o mansiones de lujo lejos de Gaza.

El fin del terrorismo inició horas después de la masacre del 7 de octubre y la realización de un estado palestino iniciará en el momento en que dejen la lucha armada contra el pueblo judío y que amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros, como lo dijo Golda Meir en una ocasión.

La propaganda del régimen terrorista de Hamás pretende ahora hacer una división inexistente entre el antisemitismo y el anti-sionismo, cuando los dos provienen de un mismo vientre cargado de odio. El pueblo israelí al igual que el pueblo palestino, merecemos el derecho a la autodeterminación, a un estado judío en nuestra tierra histórica y un estado palestino, conviviendo en paz, incluso junto a aquellos vecinos que llevan casi un siglo amenazándonos con arrojarnos al mar.

Derrotemos ese odio y quizás, con más voluntad que atentados, llegará el día en que ambos podamos vivir en paz y armonía, sin balas sobre el rostro y sobre el resto del cuerpo.

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