Por años en Costa Rica hemos venido escuchando que la calidad del debate público viene en caída libre. Sin embargo, los más recientes hallazgos de la Universidad de Costa Rica publicados en su encuesta sobre libertad de expresión y medios de comunicación de reciente publicación arrojan datos y responsabilidades que no podemos dejar pasar.
Empecemos por lo que hay que celebrar, como muestra de que nuestra democracia es sólida. Un 96% de la ciudadanía reconocen que la libertad de expresión es un derecho. Reconocemos así entonces, que uno de nuestros baluartes goza de buena salud, y que entonces la credibilidad y la confianza son fundamentales para que nuestro sistema democrático siga funcionando y siendo luz en la región.
Sin embargo, hay un 65% de la gente que cree que hay riesgos sobre la libertad de expresión en Costa Rica, pero de ellos el 95% no sabe de donde provienen los riesgos. Al leer el documento, uno puede concluir claramente que radica en la credibilidad que tienen los medios de comunicación en nuestra patria.
Por ejemplo, un 83% cree que una persona sea dueña de muchos medios de comunicación afecta la libertad de expresión. Cuando uno ve los procesos de los últimos años, donde hay consolidación de medios en pocas manos, no deja de entender ese sentimiento de la gente. Lo que es aún más preocupante, es que un 73% cree que las noticias que se reportan en un medio de comunicación solo reflejan el interés del dueño. Eso es grave, ya que tácitamente, la ciudadanía siente que se deja de lado el deber de informar correctamente por responder a los intereses de un grupo o de una sola persona.
La sabiduría popular no deja de sorprender, ya que el 83% de la gente reconoce la urgente necesidad de que existan más medios locales y regionales, lo que se traduce en una democratización de la información y el acceso que se tiene a ella. Este es un eje importante del trabajo que hemos venido desarrollando desde el Ministerio de Comunicación.
Es contundente nuestra ciudadanía: 67,41% no cree en los medios de comunicación. Esto es crítico, ya que tiene que ver con el diario vivir de la ciudadanía, que entiende los intereses de algunos medios pero que nos debe llamar a la reflexión a todos. Las universidades deben formar mejor a los comunicadores en valores y principios para el ejercicio profesional. Cada uno de nosotros podemos marcar la diferencia al identificar el tipo de medio que consumimos y cómo se trata la información. De hecho, el 47% no cree que haya balance al cubrir una noticia y eso refleja un problema, por sacar algo rápido, por lanzar un ataque, no se da tratamiento balanceado a la información. El equilibrio periodístico lo debemos exigir todos como consumidores de información. Por ejemplo, desde el Ministerio de Comunicación pasamos mucho de nuestro tiempo pidiendo rectificaciones o derechos de respuesta, justamente por los desbalances que algunos reportan. Lo más triste es que el 71% de los costarricenses manifiestan que los medios no dicen la verdad.
La credibilidad y la confianza se han visto minadas y de ahí que la gente sienta que los medios no le ayudan a crear su opinión sobre lo que pasa en el país. Uno entiende que las líneas editoriales respondan a intereses particulares, sin embargo, no podemos aceptar como sociedad que esas líneas editoriales violen los principios básicos del periodismo responsable. Todos queremos información justa, balanceada y creíble.
La crisis de confianza y credibilidad que se ha originado tiene que ver con la calidad de los medios que tenemos. Hoy un 56% de la gente no identifica a un periodista creíble. La confianza se gana con trabajo arduo y con veracidad. Historias hay muchas.
No importa si es prensa escrita, radio, televisión, blogs, páginas regionales. La esencia del periodismo no ha cambiado: veracidad, calidad y balance. La objetividad debe prevalecer sobre la subjetividad. Como decía Pulitzer “una prensa cínica, mercenaria y demagógica producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico”, esa no es la prensa que merecemos.
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