Escribir y hablar de “vos” no es incorrecto, pero dejar de hacerlo por moda o esnobismo, sí lo es.
Extrañamente, cada vez son más las personas que abandonan el “vos” para usar el “tú” en Costa Rica, convencidos de que suena más bonito, más correcto, más moderno, o porque es más “cool”.
Pero no es un error. Por el contrario, es una forma plenamente legítima y válida del español, reconocida por las normas lingüísticas actualizadas de nuestra lengua materna, además de que está profundamente arraigada en todas las regiones de la América continental: Centroamérica (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica), partes de Yucatán (México), Colombia, Venezuela, Bolivia, Chile, Perú, Ecuador y es la forma habitual de expresión en Argentina, Uruguay y Paraguay; alrededor de 150 millones de personas la utilizamos.
En Costa Rica, el “vos” combinado con la forma respetuosa y cortés del “usted” no son meramente un asunto gramatical, sino también una parte de la historia y de nuestra identidad cultural; es una forma de ser.
El “voseo” y el “ustedeo” tienen una cadencia propia, una entonación característica que se reconoce de inmediato, y sus expresiones mezclan la espontaneidad con la familiaridad, la gracia, la viveza respetuosa y la cortesía del tico.
Sustituirlo por el "tú", a costa de borrar lo propio, no es avanzar; es diluirse en la generalización. Es una renuncia a nuestra idiosincrasia, a nuestra cultura autóctona y a nuestra historia.
Es peor aun cuando mucha gente utiliza el “tú” sin saber que para ello se requiere de cercanía y familiaridad. De esa manera cometen errores no solamente de descortesía sino que, hasta por ignorancia, confunden el “tú” con el “usted”, como por ejemplo cuando toca enfrentarse (y retener la respiración, mordiéndose la lengua) a un empleado desconocido, de mostrador, ventanilla pública, o de atención al cliente en el comercio o una institución, y quien se dirige a uno de “tú” (“tú lo quieres con o sin salsa de tomate”, “¿a quién buscas?”); y para terminar de enredar el asunto, hasta sin saber conjugarlo (e.g. “tú querés esto o aquello”, “vos tienes que pagar en efectivo” …).
El deterioro acelerado que ha sufrido nuestro sistema educativo durante los últimos 30 años es claramente el culpable de todo esto, aunque también nos haya sobrado voluntad para copiar el “tú” de las novelas mexicanas, colombianas y venezolanas.
La lengua que hablamos no solamente comunica a las personas, nos delata, nos relata, nos cuenta, nos representa, nos describe y nos caracteriza, para bien. Cuando se deja de usar una forma viva, natural e histórica como el “vos” y se sustituye por una alienación, por ignorancia, vergüenza, o pedantería, lo que se pierde no es una conjugación, se pierde una parte vital de la identidad cultural.
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