Costa Rica ha sido exitosa en su inserción en los mercado internacionales con la llegada masiva de empresas extranjeras que buscan el talento local, las exportaciones de dispositivos médicos, el turismo de extranjeros no residentes y las exportaciones de servicios intensivos en el conocimiento (e.g., servicios de tecnología provistos por costarricenses hacia el mundo sobre plataformas digitales). Sin embargo, los niveles de pobreza se han estancado por sobre el 20% de los hogares y la desigualdad está en niveles peligrosos para nuestra democracia.
Somos el país más desigual, medido por los niveles de ingresos por hogar, de los países de la OCDE. Mientras el grupo de miembros de la OCDE tienen una diferencia promedio de 5,4 veces entre el 20% de la población que más gana (quintil V) y el 20% de la población que menos gana (quintil I), en Costa Rica se dispara a más del doble.
Veamos el caso de Costa Rica en detalle usando los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares de julio de 2022:
Nuestra desigualdad de ingreso por hogar alcanzó 11,5 veces en el 2022. No hay manera de sostener ese nivel de desigualdad en el tiempo. Debemos encontrar y atacar las posibles razones de esta diferencia. Los dos quintiles analizados son muy diferentes, pero tratemos de igualarlos para entender por qué ocurren estas diferencias. Si ambos quintiles tuviesen la misma cantidad de miembros con trabajo (e.g., ocupados por hogar) y la misma cantidad de horas semanales trabajadas en la ocupación principal, la diferencia de ingresos se reduciría de 11,5 a 3,8 veces. Esto es un gran supuesto, pero con ello podemos entender qué falta para igualarlos. Se asume para este ejercicio que ambos grupos tienen las mismas oportunidades de educación y empleo. ¡Lo cual no es cierto!
Esta última diferencia de 3.8 veces tiene mucho que ver con la calidad de la educación y el entrenamiento recibidos por los miembros de los dos grupos. Esto se refiere a los años de escolaridad, dominio del inglés y saber hacer las cosas como dice el profesor Hausmann de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard. Mientras las herramientas y las recetas son fáciles de diseminar, el know-how (saber hacer) es difícil de difundir porque se adquiere lentamente a través de la imitación y la repetición, de la misma manera como los niños aprenden a caminar o como aprendemos un idioma. Nadie aprende a jugar un deporte o a diagnosticar a un paciente leyendo sobre el tema. Se requiere de años de práctica.
Costa Rica no podrá lograr el ansiado desarrollo teniendo niveles de desigualdad de dos dígitos. ¡Ya sabemos qué nos impide crecer!
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