• No estoy de acuerdo con ese despido.

Nos toma un poco por sorpresa. Apenas un poco, porque ya estamos acostumbrados a que Fulanito opine de lo que no se la ha preguntado y, en general, de todos los temas que pasan por Recursos humanos.

Diay Fulanito, no es asunto tuyo.

  • Pues yo creo que sí es asunto mío, porque en ese despido lo que hubo fue un error humano y un error lo comete cualquiera. No seríamos personas si no cometiéramos errores y me parece una barbaridad, porque todo el mundo se equivoca y es una buena persona, que lleva mucho tiempo aquí con nosotros, es más, es un amigo, más que un amigo es un hermano y si fueras vos estoy seguro que quisieras tener derecho a una segunda oportunidad y no importa lo que diga el Código de Trabajo, pónganse la mano en el corazón… después se andan quejando de que nadie quiere ni le cree a Recursos Humanos, que ustedes siempre son los malos, pero con cosas como estas…

Aunque no parezca, Fulanito, estás tocando un punto que se las trae. Sí, es cierto que equivocarnos es parte de la condición humana y que todos merecemos una segunda oportunidad, pero eso se refiere a la vida, en el trabajo es un poco diferente

  • Diferente ¿cómo? ¿Cómo vas a separar si en el trabajo pasamos por lo menos ocho horas del día – si no es que más- de las 16 que estamos despiertos? Aquí la gente come, llora, trabaja, hace amigos…

Pero poneme atención: nadie duda de que fue un error.

  • Por supuesto que no hay duda. El mismo lo reconoció ¿y qué se ganó con eso? ¡Que lo echaran! Mejor se hubiera quedado callado y ahí estaría trabajando.

No funciona así, Fulanito. Ve: en este caso, como en todos los casos en los que hay un despido sin responsabilidad, se hace una investigación enorme porque tenemos que entender cómo ocurrió el error, por un lado y, por otro, las consecuencias de ese error. Cuando tenemos la información completa, entonces se toma la decisión.

Digamos que vos te equivocás en tu primer día de trabajo, sin que nadie te haya explicado nada y vos estás tratando de aprender sobre la marcha. En ese caso, el responsable sería tu jefe por ponerte a hacer cosas sin prepararte primero. Ahí sí podríamos pensar en una segunda oportunidad.

Pero en este caso, él recibió entrenamiento específico sobre lo que debe hacer, tiene el procedimiento por escrito, lo tiene en su lugar de trabajo, sabe las consecuencias en caso de un error y, aun así, reconoce que no siguió el procedimiento. No fue que se confundió, no es que las herramientas de trabajo le fallaron (porque eso también lo revisamos): fue que decidió hacer otra cosa.

Estamos hablando de alguien entrenado, re-entrenado, con refrescamientos, con la información a la mano, que decide, sin consultarle a nadie, hacer las cosas de otra manera solo porque sí. Ni siquiera fue que tenía dudas, porque podía preguntar. ¿Vos entendés, verdad, que todos esos procedimientos y cursos se hacen por algo?

Es más, decí que eso que él hizo diferente es una buena idea, algo que le sirve a la empresa, que nos ahorra o nos genera más plata. Pues para eso también hay un procedimiento y una política. Mientras se analiza la idea y se aprueba, hay que seguir haciendo las cosas como dice el procedimiento.

A eso sumale la consecuencia. Imaginate todo el tiempo que hemos invertido en revisar todo lo que se había hecho para ver si tenía el mismo error, en corregirlo, en explicarle a los clientes, en disculparse, en auditar, en asegurarse que todo está bien. Ahí es donde ves la segunda parte del error: en la magnitud, en los efectos. Eso sin tomar en cuenta el tiempo de todo el personal que ha estado en la investigación, incluyendo el nuestro, que aquí estamos explicándote a vos por vino.

Es una falta grave, que impacta la operación, que no tiene arreglo. Y que justifica el despido.

Todo eso se documenta, Fulanito. Todo. Y se explica en la carta de despido, con todo detalle. Estoy segura que vos ni has visto la carta ni has visto el cerro de documentación que tenemos de este caso, ¿verdad? Vos solo la has oído la versión de él ¿cierto?

Como te dije al inicio: no tenemos porqué darte explicaciones de un tema tan delicado. Para escuchar las dos versiones están los juzgados, no los chismes de pasillo.

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