Llevar adelante una empresa o un emprendimiento, cumpliendo al pie de la letra con todas las obligaciones legales y laborales, tiene un costo financiero alto, sobre todo en lo relacionado a cargas sociales. Esto explica —en parte— porqué algunos de estos negocios optan por asumir algunos riesgos en esta área, teniendo presente a lo que se exponen.

A veces esos riesgos se asumen por ignorancia, por buena fe y tratando, genuinamente, de hacer lo mejor para la operación del negocio.
Algunos de esos tratos chuecos surgen de propuestas o excusas como estas:

  • Estoy asegurado por mi mamá/pareja/Universidad, así que no necesito estar en planilla.
  • Tengo un seguro médico privado.
  • Si me mete en planilla, pierdo la pensión de mi mamá/papá.
  • Tengo unas deudas en cobro judicial. No me sirve estar en planilla porque me caen embargos.
  • Mejor le facturo a través de una sociedad mía, así no tiene que ponerme en planilla.
  • Me sale más barato un seguro voluntario (Ojo: este seguro es para gente que NO trabaja)
  • Acepto si usted no me rebaja lo que me toca a mí como trabajador.
  • No lo necesito porque nunca uso la CCSS.
  • No puedo estar en planilla porque me pueden deducir la pensión alimentaria.
  • Mejor repórteme con un salario menor para que las deducciones no sean tan fuertes.
  • Págueme una parte en efectivo/fuera del país y así ahorramos los dos en cargas sociales.
  • Ya estoy inscrito como trabajador independiente. Reporto menos de lo que usted me ofrece pagar, así ganamos los dos.
  • Hagámolo por servicios profesionales.

Les decimos tratos chuecos porque, al final, el patrono es el responsable de solventar el tema ante la seguridad social.

Es obligación del patrono asegurar a todos sus empleados y el derecho a estar asegurado, es irrenunciable, como lo son los derechos laborales.  Aquellos trabajadores que hoy le aseguran al patrono que no habrá problema por aceptar la propuesta, el día de mañana interponen denuncias contra ese mismo patrono solicitando —como es su derecho— que se realicen los pagos pendientes.

Así que por hacer un favor o no perjudicar a un trabajador, el patrono puede terminar enfrentando procesos administrativos ante la Caja donde, de determinarse que no se cumplieron las obligaciones legales, el patrono termina pagando la contribución que le correspondía a él, la del trabajador, intereses, multas y gastos legales.

El trabajador no recibe nada de estos montos, ni forma parte del proceso. Es el patrono contra la Caja o viceversa. La ganancia del trabajador se traduce a una rectificación de sus aportes a la seguridad social y el impacto que eso tiene en la cantidad y monto de cuotas cotizadas, con miras a una eventual pensión.

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