La movilidad eléctrica ha ganado rápidamente terreno en los últimos años como una alternativa más sostenible y respetuosa con el medio ambiente en comparación con los vehículos convencionales de combustión interna. A medida que aumenta la conciencia sobre el cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la movilidad eléctrica se ha convertido en una solución prometedora para abordar estos desafíos.

Cuando hablamos de movilidad eléctrica y la híbrida, es importante aclarar la diferencia entre estos dos tipos de transporte sostenible. Un vehículo híbrido automotor recargable, normalmente se mueve con soporte de un motor de combustión, aunque en determinados momentos de la conducción el motor eléctrico puede asistir al de gasolina para ahorrar combustible. En otras palabras: “Los automóviles híbridos funcionan con un motor de combustión interna y un motor eléctrico”. Es decir, estos vehículos funcionan con hidrocarburos.

Los vehículos híbridos son tecnologías que fueron pioneras en los años 90, pero se han quedado rezagadas ante la necesidad de migrar a tecnologías más limpias. Los mismos ya tuvieron beneficios e incentivos para su uso, en una etapa de transición que ya concluyó, estas tecnologías a nivel mundial empiezan a quedarse relegadas al pasado. Esto lo mención particularmente considerando, que en la Asamblea Legislativa se encuentra en discusión un proyecto que busca favorecer a esta tecnología con los mismos beneficios con los que cuenta la movilidad eléctrica en la actualidad.

El estudio titulado “Movilidad eléctrica y eficiencia energética en el sistema de transporte público del Ecuador: un mecanismo para reducir emisiones de CO” concluyó que, los autobuses eléctricos “permiten  reducir  el  consumo  de  combustibles fósiles en  el  sector  transporte,  siendo este responsable de la  mayor   participación   en   la   matriz   de energéticos  del  Ecuador,  lo  que  permitiría  un  ahorro económico al  Estado debido  a  la  importación  de combustibles” (Paredes, 2020).

Sobre esto, La Autoridad Reguladora de Servicios Públicos (Aresep) señaló en su criterio sobre el expediente legislativo 22.713, que la electricidad es un recurso producido nacionalmente lo que significa que disminuye la factura petrolera y la salida de divisas por este concepto en favor de la economía y producción nacional.

La Autoridad Reguladora de Servicios señaló que:

No estamos de acuerdo en la promoción de los vehículos de tecnología híbrida. La tecnología asociada con los vehículos eléctricos recargables ha alcanzado un nivel de madurez que le permite a Costa Rica dar un paso directo y decidido, firme en hacia la verdadera sostenibilidad y descarbonización y para eso debe incentivar y promover los vehículos sostenibles o los impulsados con fuentes de energía limpias”.

A nivel mundial se buscan opciones para avanzar en la electrificación y las fuentes renovables de energía, Costa Rica es referente en este tema a pesar de las fuertes presiones para que esto cambie, esa es harina de otro costal con respecto a este artículo, pero dejo el tema en el aire para quienes tengan interés de investigar más sobre el tema.

Volviendo a la movilidad eléctrica, una de sus mayores virtudes es su capacidad para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la calidad del aire. Los vehículos eléctricos no emiten gases de escape, lo que significa que no generan contaminación atmosférica ni emiten partículas nocivas.

La movilidad eléctrica, a nivel mundial es vista como una herramienta que contribuye a la transición hacia fuentes de energía renovable. Claro que Costa Rica es un país que ese camino lo tiene bastante recorrido lo que significa una oportunidad importante para lograr disminuir la dependencia de combustibles fósiles para la movilidad de sus ciudadanos.

A medida que más personas optan por vehículos eléctricos, la demanda de tecnologías y soluciones relacionadas aumenta. Esto a su vez estimula la inversión en investigación y desarrollo de baterías más eficientes, infraestructura de carga más rápida y sistemas de gestión de energía más avanzados. Estos avances tecnológicos no solo benefician a los vehículos eléctricos, sino que también tienen el potencial de mejorar otros aspectos de la vida cotidiana y la industria en general.

Para proteger nuestro medio ambiente y abordar los desafíos del cambio climático, es crucial fomentar la adopción de la movilidad eléctrica y seguir promoviendo su desarrollo y expansión. En esta línea, considero fundamental que se genere el marco regulatorio adecuado para fomentar la transición considerando temas como la promoción del transporte público eléctrico, la micro movilidad e infraestructura que son pilares para la modernización del transporte sostenible costarricense. Esperemos que este llamado sea atendido por los legisladores y las legisladoras con prontitud. Sin lugar a duda, es un tema que tiene mucho por trabajar.

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