El modelo de crecimiento económico actual y utilizado de mayor manera a nivel mundial en el último siglo, se ha fundamentado bajo los cimientos de la economía lineal. Esta se basa principalmente en la producción de bienes por parte de las empresas a partir de materias primas finitas provenientes del medio ambiente, complementado por la utilización de los bienes por parte de los consumidores y el posterior desecho de estos sin opción a la reutilización.

La economía circular, es el sistema de producción, distribución y consumo de bienes y servicios, orientado al rediseño y reincorporación de productos y servicios para mantener en la economía el valor y vida útil de los productos, los materiales y los recursos asociados a ellos el mayor tiempo posible, y que se prevenga o minimice la generación de residuos, reincorporándolos nuevamente en procesos productivos cíclicos o biológicos, además de fomentar cambios de hábitos de producción y consumo.

Este modelo implica una transición hacia una economía más sostenible y resiliente, en la que se fomenta la innovación y la colaboración entre empresas y sectores para crear soluciones más eficientes y rentables. La economía circular también puede generar nuevos empleos y oportunidades de negocio en áreas como la gestión de residuos y la recuperación de materiales.

Según datos reportados por la FAO, actualmente solo se recicla el 25% de lo que consumimos, se desperdicia el 45% de las frutas y vegetales y el 30% de los cereales (equivalente a 763 mil millones de cajas de pasta). Además, de los 263 millones de toneladas de carne que se producen mundialmente cada año, se pierde el 20%, siendo equivalente a 75 millones de vacas. En general 1,300 millones de toneladas de la comida producida al año para consumo humano, que representan un tercio del total, se pierden. De aquí la importancia de considerar a la economía circular como un nuevo e indispensable sistema de producción, tomando en cuenta los daños provocados al medio ambiente con la producción intensiva de alimentos, la generación de residuos proveniente de los procesos de producción y desperdicio de los mismos.

Con ello, se podría estar revalorizando procesos, producir biocombustible, revalorizar residuos, obtención de biomoléculas a partir de bioprocesos con distintos usos en las industrias alimenticia, farmacéutica y cosmética, generar estrategias para mitigar los efectos del cambio climático, tratamiento de efluentes y recuperación de suelos contaminados, mejorar de la calidad del aire y proponer desarrollos para una agricultura sostenible, son algunos de los campos en los que la biotecnología puede incidir.

A nivel empresarial la economía circular  brinda ventajas competitivas cuando se logra aplicar, ventajas económicas pues al sumar ingresos mayores derivados de las nuevas iniciativas y la mejora en la eficiencia de los procesos, se aumenta la capacidad productiva y se generan ahorros netos en el costo de las materias primas. Otras ventajas de importancia se dan por medio del desarrollo de iniciativas 3R y por la generación de círculos de valor, ya que en un mercado cada vez más competitivo, el cual exige un equilibrio entre especialización y colaboración, es cada día más importante por medio de la innovación, poder brindar soluciones creativas y sostenibles, generando de esta manera para las empresas un alto valor estable y próspero.

A pesar de sus numerosos beneficios, la economía circular enfrenta varios desafíos y barreras para su implementación efectiva. Uno de los principales obstáculos es la falta de incentivos y regulaciones adecuadas para fomentar el cambio hacia este modelo económico más sostenible. También existe una necesidad de mejorar la infraestructura y los sistemas de recolección y reciclaje de residuos.

Además, la transición hacia la economía circular puede requerir cambios significativos en las prácticas ambientales empresariales, lo que puede ser difícil de lograr sin una comprensión clara de los beneficios y las oportunidades que ofrece este modelo. Es necesario un compromiso y liderazgo por parte de los gobiernos, las empresas y la sociedad en general para superar estos desafíos y avanzar hacia una economía más sostenible y circular.

Actualmente en Costa Rica se está trabajando en la Estrategia Nacional de Economía Circular 20250, basado en un sistema productivo circular y resilente, fortalecido por una red de centro de innovación y reducción de las emisiones de CO2, consolidando cadenas productivas y negocios circulares como motor de transformación territorial incluyente.

El país podría convertirse en un líder en economía circular a nivel latinoamericano, impulsando las políticas públicas habilitantes, los incentivos y además desarrollando una norma que regule y promocione la efectiva implementación del modelo circular, con el objetivo de reducir la contaminación ambiental y apoyar la conservación de la biodiversidad, promoviendo una transición progresiva de la industria a un nuevo modelo de negocio, producción y consumo,  generar conciencia en la población sobre el efecto de los productos y sus residuos en el ambiente, la economía y su salud a largo plazo, y así lograr el futuro sostenible en el país.

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