La Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR) acordó este jueves 20 de abril disminuir el nivel de la Tasa de Política Monetaria (TPM) en cien puntos base (1,00%) para ubicarla en 7,50%, la segunda reducción a ese indicador tras la escalada de subidas iniciada en diciembre de 2021.

Según detalló el Central en un comunicado enviado esta noche, de la valoración de los efectos y riesgos existentes y dado el rezago con que actúa la política monetaria, "la Junta Directiva considera que existe espacio para propiciar que la postura de política monetaria sea menos restrictiva".

La Tasa de Política Monetaria es la tasa de interés que cobra el Banco Central en sus préstamos a un día plazo en el Mercado Interbancario de Dinero. Se trata del principal instrumento de política monetaria que tiene el Central en su esquema de metas de inflación, y es el que define el corredor de tasas de crédito y depósitos que tiene la institución.

Un aumento en la TPM hace que los bancos tengan que pagar más por recibir recursos del Banco Central, y por ende trasladan esos costos a las tasas que cobran a los préstamos de sus clientes. De este modo, si es más caro para las personas adquirir préstamos, desistirán de hacerlo y sus bancos también dejarán de pedirle recursos al Central, limitando la circulación de dinero y por ende la inflación.

Los ajustes en la TPM suelen verse reflejados en la Tasa Básica Pasiva unos seis meses después de aplicados. Dado que la última vez que el BCCR subió la TPM fue a finales de octubre de 2022, se espera que las tasas sigan subiendo hasta el mes de abril (ayer el BCCR anunció un aumento de 1 punto base en la Tasa Básica Pasiva), para luego mantenerse estables hasta septiembre, cuando podría verse reflejado el primer ajuste a la baja en la Tasa de Política Monetaria hecho el 15 de marzo anterior.

Según informaron desde el Banco Central, las consideraciones que la Junta Directiva utilizó para ajustar a la baja la TPM fueron:

  • En el entorno externo prevalece la incertidumbre. Por un lado, si bien la inflación ha empezado a disminuir, continúa por encima del objetivo establecido por los bancos centrales, mientras que los indicadores de inflación subyacente han mostrado mayor rigidez a la baja.
  • Aun cuando han disminuido las tensiones recientes en los mercados financieros internacionales vinculadas a las quiebras de algunos bancos estadounidenses y la vulnerabilidad de otras entidades bancarias en Europa, la evolución del sector financiero podría afectar negativamente las condiciones crediticias en esas economías, con efectos adversos sobre la actividad económica internacional.
  • A pesar de la fragilidad del sistema financiero internacional ante súbitos y significativos retiros de fondos de los depositantes en algunas entidades financieras de los países desarrollados, sus bancos centrales (en particular el Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos y el Banco Central Europeo) mantienen el ajuste al alza en sus tasas de interés, pues estiman que la estabilidad de precios es el objetivo prioritario de la banca central, lo cual a su vez apoya la estabilidad financiera.
  • En el ámbito local, en febrero del 2023 la producción creció 5,2% en términos interanuales, medida con la serie tendencia ciclo del Índice Mensual de Actividad Económica, lo cual es coherente con un dinamismo económico que no induce a presiones inflacionarias.
  • La inflación general y el promedio de indicadores de inflación subyacente han mostrado un comportamiento sostenido a la baja desde setiembre pasado, hasta alcanzar en marzo del presente año tasas interanuales de 4,4% y 4,3% en ese orden. Aunque esos valores aún exceden el límite superior del rango de tolerancia alrededor de la meta (3,0% ± 1 punto porcentual), la convergencia hacia ese rango ha sido más rápida de lo previsto en las reuniones de política monetaria de enero y marzo pasados.
  • Los modelos de proyección de la inflación del Banco Central reafirman el proceso de reducción gradual de esta variable y prevén el ingreso de la inflación general y subyacente al rango de tolerancia alrededor de la meta antes de lo previsto en las reuniones de política monetaria de enero y marzo pasados.
  • La desaceleración del índice de precios del productor de la manufactura observada desde el segundo semestre del 2022, acentuada en el primer trimestre del año en curso, hace prever que el aumento de precios al consumidor por empuje de costos tiende a moderarse. Particularmente, la variación interanual de este indicador en marzo último fue de 2,1%, desde de 17,6% en junio del 2022.
  • El choque inflacionario del 2022 se manifestó con mayor fuerza entre febrero y agosto de ese año y alcanzó la variación máxima interanual en este último mes (12,1%). Por tanto, se estima que en el comportamiento interanual de la inflación en el 2023 estará presente un efecto base, específicamente en el segundo y tercer trimestre del año. Por esta razón, es altamente probable que continúe la caída de la inflación general en esos periodos hasta alcanzar valores por debajo del límite inferior del rango de tolerancia, para posteriormente retornar a ese rango hacia finales del 2023.
  • Se estima que el balance de riesgos se inclina al alza y su materialización podría elevar nuevamente la inflación (general y subyacente) a valores por encima del límite superior del rango de tolerancia en el mediano plazo. Particularmente, del ámbito externo destacan los riesgos asociados a la intensificación de los conflictos bélicos y geoeconómicos, y será de importancia crítica el efecto que finalmente tenga sobre los precios de la energía el recorte anunciado en la producción de petróleo.