Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas reconocen a la igualdad de género como un enfoque transversal para alcanzar un mundo justo, inclusivo y sostenible.
La publicación de la ONU titulada “Progress of the Sustainable Development Goals: The Gender Snapshot 2022” detalla claramente cómo los mismos eventos pueden tener diferentes impactos según el género y destaca la importancia de la recopilación y el análisis de datos desagregados para permitir el cumplimiento de la Agenda 2030.
Algunas de las cifras más impresionantes son:
- La pandemia de COVID-19 provocó un aumento de la pobreza extrema y afectó significativamente más a las mujeres.
- A nivel mundial, las mujeres tienen un 27% más riesgo que los hombres de enfrentar una inseguridad alimentaria.
- Se estima que 243 millones de mujeres y niñas entre 15 y 49 años han sido sometidas a violencia sexual y/o física por parte de su pareja.
- Las mujeres dedican el triple de horas al día que los hombres en trabajo doméstico y de cuido no remunerado.
- Las mujeres y las niñas son las más afectadas por los crecientes desastres relacionados con el cambio climático.
- Más de 11 millones de niñas a nivel mundial corren el riesgo de no regresar a la escuela.
- Alrededor del 52% de las mujeres en América Latina y el Caribe presentan una exclusión del sistema financiero formal, ya que no tienen una cuenta bancaria.
Las brechas de género y la discriminación contra todas las mujeres y las niñas es parte de los obstáculos para el desarrollo socioeconómico y el cumplimiento de los ODS, y no podemos omitir que los distintos problemas y eventos sociales que ocurren a nivel mundial tienen impactos diferenciados sobre las mujeres.
La Agenda 2030, la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de las Naciones Unidas y la Estrategia de Montevideo para la Implementación de la Agenda Regional de Género abren una gran oportunidad para la incorporación de la perspectiva de género en la producción y divulgación de la información, ya que no solo se refiere a las mediciones respecto al Objetivo 5 sobre la Igualdad de Género, sino que refleja la necesidad de aplicar este enfoque a los demás objetivos.
En ese sentido, los datos pueden convertirse en estadísticas de género, de forma que nos permitan describir y medir las distintas realidades que atraviesan las mujeres y las niñas, y poder actuar sobre las brechas y todos los tipos de discriminación que no nos han permitido avanzar hacia la igualdad de género.
Por eso, he presentado el expediente 23.590, que pretende adicionar un artículo a la Ley del Sistema de Estadística Nacional, para establecer la obligación a las instituciones públicas de incorporar la variable sexo en los registros administrativos, las investigaciones estadísticas, las evaluaciones de política pública y en los instrumentos de planificación y presupuestación.
Este proyecto de ley lo que verdaderamente busca es impulsar políticas públicas a favor de las mujeres, las cuales ayudan a mejorar las economías y crear resiliencia frente a futuros shocks mundiales. Esto nos permite actuar sobre los desafíos sociales y económicos que enfrentan las mujeres, construir estrategias más integrales para abordar las brechas, y formular presupuestos públicos con perspectiva de género.
Las estadísticas de género abren la puerta a la identificación y promoción de políticas efectivas para el cierre de las brechas de desigualdad; lo que resulta particularmente importante cuando nos encontramos dentro de los diez países más desiguales del mundo. Por eso, la segmentación de la información es un primer paso que nos encamina hacia la efectiva y real disminución de dichas brechas.
En ese sentido, las instituciones públicas, quienes tienen a cargo la ejecución de las políticas públicas, deberán revisar todas las herramientas estadísticas que utilizan para recabar y analizar datos, de manera que sus registros administrativos se conviertan en estadísticas de género y, por lo tanto, en fuente de información para la elaboración de indicadores útiles.
Tenemos la obligación de caminar hacia una sociedad más justa e inclusiva, y para esto necesitamos de instituciones sólidas que tengan la capacidad de recopilar y analizar los datos segmentados durante el proceso de formulación de políticas públicas, para evaluar la situación actual y desarrollar respuestas basadas en evidencia empírica.
Una realidad objetiva, numérica y estadística puede explicar la condición de las mujeres; los avances, los retrocesos, los retos y el cumplimiento de los objetivos y las metas país. Los datos son la herramienta más concreta y efectiva para transformar la realidad de las mujeres.
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