Tuvimos que mandar a llamar a Fulanito.  Llegó sin sospechar siquiera a qué venía. Le entregamos la amonestación.

— ¿Es en serio?  ¡Pero con esto me arruinan mi record! ¡Ya no califico a los beneficios que da la empresa cuando uno tiene seis meses sin amonestaciones!

Así es. Eso pasa cuando a uno lo amonestan. Y si lo volvés a hacer, te vamos a aplicar una amonestación más fuerte.

— No quiero más enredos, pero ¿me explican, por fa? No entiendo qué hice mal.

Mirá, Fulanito, vos sos el encargado de recibir las incapacidades de tu departamento.

— Ajá…

Sabés qué tenés que hacer con ellas para que se tramiten como corresponda. Vos recibiste la boleta, pero como no decía el motivo, vos solito tuviste la iniciativa de llamar al EBAIS y preguntar. Por dicha ahí te contestó alguien prudente y te dijo que no podía darte la información. Pero a vos no te bastó, llamaste a la compañera INCAPACITADA, que tiene que estar en descanso, para ver porqué le dieron la incapacidad.

— Es que cuando uno quiere a la gente, se entera de cosas de la gente…

Dejá de interrumpirme.  Digamos que está bien, que la llamaste porque te preocupaste por ella. Pero lo más grave es lo que hiciste después.

Solo mandé la boleta a la clínica

No solo eso Fulanito. Mandaste un correo a la jefatura copiando a todo el departamento y a recursos humanos, contándonos que la compañera estaba incapacitada, porqué y además y cómo a vos eso te sonaba raro porque habías visto en algún lado en internet, perate que te lo leo para decírtelo exacto:

esa enfermedad es venérea y hereditaria y que es mejor que todos nos hagamos pruebas, porque uno nunca sabe y todos compartimos el mismo baño en ese piso y además los platos y cubiertos de la cocina, que aunque se lavan no todos los lavamos con el mismo cuidado y si es cierto que eso es venéreo no sabe uno qué pensar porque esa muchacha tan decente que se veía y qué dirá el marido”

¡Editorializando y todo!  Y ahora tenemos un chisme enorme en toda la compañía, con esa muchacha apenadísima y angustiadísima y la gente llamándola a preguntarle y yendo a la clínica para que le manden exámenes y todo porque don Fulanito decidió opinar al respecto y hacer un gran reguero a la pura bulla de los cocos. Ahora sí, ¿qué tenés que decir al respecto?

— Todo es cierto. Pero es que también había que organizar cómo sustituirla en esos días. Además, vea, toda esa información es pública. La boleta de incapacidad es pública. El EBAIS es parte de la Caja, que es una institución pública y tienen información pública. Es más, pensé y todo en meterles un amparo de esos de derecho de respuesta, pero me resuelven después de que la compañera regresaba y entonces ya para qué. La información de qué es esa enfermedad esa es pública, la encontrás en internet. Y, diay, si resulta que todos estamos en riesgo de infectarnos, pues tenemos derecho a saber y es un tema de salud pública ¿no?

Empecemos por el final, Fulanito. En internet hay de TODO, desde información seria hasta esas teorías de conspiración que a vos te encantan y que te ofrecen curas milagrosas con alineación de chakras y ayahuasca con esos hippies holísticos gringos de Santa Teresa.  Vos no sos un médico. Y aunque lo fueras, eso no te da derecho a hacer lo que hiciste.   Además, la información de salud es CONFIDENCIAL, aunque la Caja sea una institución pública, aunque la compañera haya cometido el error de confiar en vos como compañero y amigo. CON-FI-DEN-CIAL, ¿me entendés?

— No estoy tan seguro. A la tía de un amigo un abogado una vez le dijo que eso era de interés público y eso es como jurisprudencia para este caso…

Ve, Fulanito, aquí no es lo que te contó alguien que conoció a alguien sino lo que en realidad es. Costa Rica tiene una ley que expresamente protege la información confidencial de las personas. Ve lo que dice:

Ninguna persona estará obligada a suministrar datos sensibles. Se prohíbe el tratamiento de datos de carácter personal que revelen el origen racial o étnico, opiniones políticas, convicciones religiosas, espirituales o filosóficas, así como los relativos a la salud, la vida y la orientación sexual, entre otros.

A Fulanito se le bajaron todas las ligas.  ¿Ahora sí te das cuenta del tortón? Esta muchacha está enferma, incómoda y furiosa, con toda razón, nos podría demandar por discriminación y tenemos el panal aquí completamente alborotado. Y por dicha todo fue un invento tuyo, pero en qué hueco te hubieras metido si fuera alguien que es VIH positivo, ¿AH? ¿Qué podés decir a tu favor?

— Diay, nada. Que todo sapo muere aplastado. Por jugar de redentor, salí crucificado. Nadie me tiene.

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