Tenemos a Fulanito desde hace horas en recursos humanos, completamente devastado. Está en esa intersección entre la angustia y la vergüenza y la furia y el susto. En cualquier momento o le da un ataque de pánico o se esmorece llorando ¿Qué te pasó Fulanito?

“¡Me hackearon!”- y se desmorona de nuevo.

Fulanito es el tesorero ad honorem del paseo de medio año. Cobra y recoge las cuotas mensuales, lleva una cuenta aparte, manda correos con informes y como todos sabemos en la oficina, es honrado y ordenado con la plata.

Se las sabe todas con el on-line banking y es al que recurrimos con las dudas, nos ayuda a poner pagos programados y hacer cosillas más difíciles. En el banco hasta le tienen ejecutivo especial asignado.

Hace unos días el ejecutivo le sugirió comprar un seguro por tanta estafa telefónica, porque de por sí ya tiene uno por si le clonan la tarjeta “Y le dije que NO. Es que ¿cómo le voy a pagar 7 dólares al mes al banco por hacer su trabajo? ¿No se supone que ellos cuidan la plata de uno?”. Además, lo que el seguro le cubría no es nada comparado a lo que se maneja en la cuenta del paseo. Y el ejecutivo no encontró nada en su manual que le permitiera rebatirle.

Pero eso fue ayer —se lamenta Fulanito— antes de que cayera como el más soplas.

Fue como pegarle un chonetazo a una lora. Me llamaron y se lo juro que eran del Banco. Era el mismo número de la central. Sabían mis números de cuenta, a quién le había hecho el último Sinpe y por cuánto, la hora y todo. Me sacaron todo lo de mi cuenta personal y encima toda la del paseo. Ahora de fijo me despiden, porque por mi culpa se robaron la plata de los compañeros y ¿quién va a querer contratar a alguien tan baboso y tan confiado como yo? ¡Me dejaron sin un cinco y pagan hasta el 15!” Alguien que nos traiga un vasito con agua para Fulanito.

A ver, Fulanito, a nadie se le despide por caer en una estafa, ni, aunque hubieran sido las cuentas de la empresa. A veces las cosas pasan por negligencia, a veces pasan con toda la mala intención y a veces, simplemente pasan, igual que los accidentes. Aquí no hay ni motivo ni falta para despedir a nadie.

Fulanito, te estafaron a vos, pero también estafan a personas que saben menos que vos y a personas que saben mucho más que vos. A personas con mucha experiencia y con poca. Ni la malicia, ni la educación, ni la suerte tienen que ver en esto.

Así que ni culpa ni vergüenza, Fulanito. Si supiéramos cómo prevenir las estafas, ya no existirían. La gracia de las estafas es ese elemento que se llama “ardid”, el cómo logran engañarte para sacarte la plata y te insisto: a cualquiera le pasa. Sí, sí: ya sé que les diste el token. Pero fue porque te engañaron dándote información creíble de que te llamaban del banco.

La pregunta, Fulanito, no es porqué te pasan a vos estas cosas. La pregunta es cómo esos delincuentes tenían la información tan detallada de tu cuenta, porqué el Banco se queda callado y porqué las entidades que lo supervisan no hacen nada.

Andá a lavarte la cara, respirá hondo y ponete a escribir cómo pasó todo, que tenemos que ir a poner la denuncia al OIJ.

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