Más allá de consideraciones partidarias, no podemos negar que doña Claudia Dobles Camagro, ex primera dama de la república, dejó un enorme legado al personificar a muchas mujeres del siglo XXI. Esta arquitecta experta en planificación urbana, de hablar pausado y claro, poseedora de una belleza real como persona, trascendió su papel de madre de Gabriel y esposa de Carlos para asumir un rol protagónico en la que, más que administración Alvarado Quesada, me gustaría llamarla la Administración Alvarado – Dobles.

Si bien mujeres inteligentes y destacadas tales como Mercedes Peñas, Josette Altman, Gloria Bejarano, Lorena Clark o Estrella Zeledón ocuparon con elegancia el rol de primeras damas como consejeras, acompañantes de sus esposos y gestoras de una agenda propia, no fue sino hasta ahora que, gracias a la inquieta, incansable y relevante función de doña Claudia se emitió un criterio de la Procuraduría General de la República (PGR) sobre el rol de la esposa presidencial. No profundizo aquí en el particular caso de don José María Rico, único primer caballero de nuestra historia, quien, sin mayor escaramuza en la opinión pública pudo continuar desarrollándose en su ámbito privado, sin ninguna expectativa sobre su participación en la administración Chinchilla Miranda.

Dicho criterio de la PGR deja claro, por primera vez en la historia de Costa Rica, “que la figura de la primera dama no se limita a actividades protocolarias y de acompañamiento, y establece que puede tener un rol activo en políticas públicas, apegado al marco jurídico vigente y en estricto respeto de las rectorías y competencias legales correspondientes, articulando siempre con las instituciones públicas a cargo”.

Esta consulta se hizo desde el 2020 y fue resuelta a finales del 2021. El resultado responde a los cuestionamientos de varios sectores políticos que criticaron no solo el protagonismo de Dobles en temas como transporte sostenible e infraestructura; así también su cargo de coordinadora de la estrategia de desarrollo de la región Chorotega.

Para apoyar a Carlos Alvarado, Claudia Dobles puso un alto a su exitosa carrera en una empresa privada y aceptó un trabajo cuyo perfil hipotéticamente podría haber dicho:

“Se busca candidata para trabajo con disponibilidad las 24 horas del día los 365 días del año. 

Por un periodo de 4 años debe estar dispuesta a asumir grandes sacrificios y ser capaz de lidiar con al menos 10 millones de ojos que juzgarán cada paso suyo o de su marido. Se le vigilará además cómo se vista, se maquille, se peine o hable.

Se le garantiza trabajar en un ambiente con nula tolerancia al error propio o el de personas suyas cercanas con extensión hasta la quinta línea de parentesco de sangre y político.

Dedicación: Exclusiva y con todas las prohibiciones de ley.

Salario: No asignado”.   

Colocándose por encima de estas condiciones, Doña Claudia, entre sus muchos logros, como resultado de su gestión fue reconocida como el puesto 15 de los 50 líderes más importantes del mundo de la revista Fortune, y aunque estos reconocimientos provocan a la vez aplausos y dudas, cierto es que atrajo atención de la buena para Costa Rica, al personificar los esfuerzos del país en materia de descarbonización.  

¡Gracias doña Claudia!  Yo me sentí representada por usted durante la administración Alvarado – Dobles, y me sentí orgullosa de la imagen que juntos proyectaban de Costa Rica en el exterior y, ante la emergencia de la pandemia, sentí que el Poder Ejecutivo estuvo siempre a cargo, priorizando la vida, la salud y respetando la ciencia. Les estoy agradecida por sus cuatro años de trabajo y sé que sembraron muchas semillas que van a germinar y dar frutos en años venideros.

Llegó la hora de un nuevo gobierno y esta parte de la historia parece que se repite.  Aunque su participación durante la campaña política fue escasa, ahora sabemos que Signe Zeicate es economista, políglota, mamá de Isabella y esposa de Rodrigo y fue contratada en un puesto para el que no aplicó. La nueva primera dama, deja su carrera de 20 años en el Banco Mundial, donde se desempeñaba como directora para el Desarrollo de los Países Pobres.

Contrario a lo que dijo una exdiputada: ¨La figura de la Primera Dama es un rol “desfasado” y por ello debería desaparecer¨, yo invitaría a revisar el perfil del puesto y abrir una puerta grande a estas mujeres, reenfocando la mirada en sus méritos propios y en su potencial, aprovechando la circunstancia de ser pareja de un presidente electo.

¿No sería acaso un lamentable error técnico que, por un golpe de suerte se tenga dentro del equipo a una súper talentosa jugadora, pero que por no haber sido fichada por la vía ordinaria se le relegue a la banca a mirar solo lo que otros jugadores y jugadoras hacen?

Con franqueza, yo no voté por su esposo, pero eso no me impide hacer votos para que Signe Zeicate encuentre en Costa Rica un lugar fértil para hacer florecer sus talentos, ya que sería miope desaprovechar su experiencia y simplemente hacerla víctima de la crítica infundada y malsana.

De ella espero también que pueda ser una influencia positiva en el equipo recién convocado, que arme muchas buenas jugadas, y que le añada la empatía, la mesura y la elegancia que le ha faltado en estos primeros días a la administración Chaves – Zeicate.

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