Desde hace muchísimos años el PLN se encuentra secuestrado por sus alcaldes, quienes como asambleístas nacionales en su mayoría pero sobre todo como terratenientes de sus estructuras partidarias cantonales, han venido sometiendo a esta agrupación a sus deseos como captores, mediante la construcción de un tóxico vínculo afectivo y de supuesta dependencia electoral.

Perfil de los captores. Operan unidos en algo similar a un sindicato para promover sus intereses —sin importar si estos se contraponen en muchos casos a los de su partido—, aunque en ocasiones también se les acusa de operar en contubernio con grandes empresarios como cartel[1], con los que han desarrollado en el tiempo relaciones simbióticas de mutualismo, comensalismo y parasitismo. Ejemplo: el caso Diamante

Perfil de los rehenes. Principalmente precandidatos y candidatos presidenciales, pero aplicable casi que para cualquier interesado en un puesto de elección popular, incluso de aquellos que no, debido a la comprobada influencia que los alcaldes tienen en decisiones del Poder Ejecutivo  y otros órganos, así como al supuesto poder de movilización electoral del que presumen, que ya es momento de cuestionarles.

Los deseos de sus captores. Renuncia a las cuotas de poder del precandidato o candidato presidencial a favor de los alcaldes o sus principales allegados —preferiblemente en la Asamblea Legislativa para continuar con su destino manifiesto de municipalización y creación de cada vez más cantones, pese a ser representantes nacionales—, compromiso de no alterar el status quo del régimen municipal y  “fortalecimiento” en comillas del mismo, mediante la creación de nuevas instituciones o dependencias sin importar la existencia de duplicidades así como mayores recursos y transferencias de competencias, para ampliar la cartera de negocios de eventuales financistas, entre otros. Ejemplo: Construcción de escuelas; Vivienda municipal; Red Cantonal Vial;  entre otros.

Extorsión a los rehenes. En una fase inicial —o distrital más bien— se les extorsiona con dinero y recursos para el financiamiento de sus campañas, bajo la amenaza que en caso de no colaborar se verán obligados a respaldar a su opositor dentro y fuera del partido o bien “parquearan” a su dirigencia cantonal, para que no logren su objetivo electoral, amedrentando de paso a su dirigencia local, la cual quedará excluida del reparto de puestos municipales a su cargo en caso de no seguir sus ordenes.

Sumisión de los rehenes. Paradójicamente los precandidatos y candidatos presidenciales terminan desarrollando un vinculo afectivo con sus captores, creyentes que son dependientes de ellos desde el punto de vista electoral, por lo cual terminan premiándolos con diputaciones, ministerios, directivas o bien recursos a su cantón para seguir empoderando a quien hoy los tienen secuestrados. ¡Inexplicable!

Poder de amenaza cuestionado. Luego tres derrotas consecutivas, es momento de cuestionar no el poder formal de los alcaldes, pero sí el poder real ¿Realmente tienen el poder electoral del que presumen y se les concede? Vale la pena evidenciar algunos datos, en aras que los secuestrados se emancipen de sus captores.

Amenazar con la vaina vacía. De los 44 cantones con alcalde del PLN, esta agrupación perdió 30. Tres de los cinco cantones donde Rodrigo Chaves obtuvo mayor diferencia a su favor, se encuentran liderados por alcaldes liberacionistas (Alajuela, San Carlos y San Ramón). Se perdió en 5 de las 7 cabeceras de cantón (Heredia, Alajuela, Puntarenas, Guanacaste y Limón) las tres primeras a manos de gobiernos locales liberacionistas. A nivel provincial se perdieron todos los cantones de Alajuela, Guanacaste, Puntarenas y Limón — con excepción de Zarcero y Nandayure —, con diferencias de votos abismales en Alajuela (50.361), Limón (33.954) y Puntarenas (32.239) ¡Su arrogancia los hace olvidar que resultaron electos con un abstencionismo superior al 60% !

Derrota tras derrota. En 2014 el Partido Acción Ciudadana sin prácticamente alcaldes en el país le infligió al máximo representante del municipalismo en el PLN, una contundente derrota tanto en primera como en segunda ronda en la contienda electoral, que algunos justifican por la anticipada, pusilánime y vergonzosa renuncia de su candidato presidencial. En 2018 la historia se repitió, pero en esta ocasión la presumida estructura territorial-electoral de los alcaldes del PLN, ni siquiera les permitió colarse en la segunda ronda. Y en 2022 un partido que no tenía ni un sindico o concejal de distrito nombrado en el territorio nacional, lo ha derrotado nuevamente.

Lecciones de los últimos tres procesos. Hoy está demostrado que es posible ganar una elección sin estructura territorial alguna, que no se demanda ni de experiencia para el cargo y que programas como transporte, guías, fiscales, entre otros, parecen solo subsistir para el pago de una burocrática estructura de campaña sin mayor utilidad. ¡La estructura territorial y partidaria, no da votos, los quita!

Poco optimismo para el cambio. Tristemente tanto la Asamblea Legislativa pero principalmente la Asamblea Nacional del Partido, responsables de recomendar y plantear cambios en el ordenamiento electoral tanto a nivel nacional como interno, se encuentran copadas de intereses locales, donde será difícil que se promuevan cambios, ya que hoy los alcaldes son juez y parte, pero sobre todo responsables de lo sucedido en estos últimos procesos electorales.

[1] Cartel: Convenio entre varias empresas similares para evitar la mutua competencia y regular la producción, venta y precios en determinado campo industrial.

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