"Tuvo que hacerse la muerta para poder escapar", la frase, aparecida en una noticia que informaba sobre la violación de una turista, genera náuseas, indignación, ira y frustración. Es un miedo que se guarda en el colectivo de todas las mujeres que en lo profundo pensamos que ella podría haber sido cualquiera de nosotras. De todas las que, por caminar, salir o ponernos una falda, estamos, según el imaginario social, retando al destino para que nos suceda una desgracia, como si el código de vestimenta fuera en sí mismo la raíz de un crimen basado en el odio y en la mente enferma del otro.
Enviar el mensaje de que la víctima puede hacer algo para no serlo, que el error radica en ella misma, impacta el imaginario social en el que finalmente se justifica al depredador y se juzga a la víctima y se revictimiza.
Basar la lucha contra la violencia de género en acciones individuales, no genera más que una sensación de inseguridad y desprotección abrumadoras. No salir por un trago, no salir a caminar solas, no salir a hacer ejercicio solas, no hospedarnos en un hotel solas, todo eso por lo visto es peligroso para una mujer en este país.
Los esfuerzos deberían estar enfocados en el colectivo, en promover las redes de apoyo existentes y propiciar la creación de nuevas y más organizadas redes de apoyo. Que estás organizaciones cuenten con respaldo y recursos gubernamentales, que las impulsen, les den visibilidad, estructura y recursos para operar.
Redes locales, conformadas por mujeres y hombres de la zona, personas con hoteles restaurantes y negocios que coordinen y organicen una red, que provea a las mujeres opciones de transporte seguro; bares en los que se pueda ir tranquila porque le den, por ejemplo, las bebidas cerradas; horarios para realizar caminatas grupales por las playas o las calles. Volvernos una manada, hacer una tribu, cuidarnos las espaldas. Unirnos. Si creamos redes beneficiamos a los que brindan servicios locales, que son conocidos y decentes con ganas de trabajar y de proveer a las visitantes una experiencia digna, segura y memorable.
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