Hace varios días, circuló en medios de comunicación el clamor de un grupo de estudiantes de secundaria que busca solicitarle al Estado costarricense emprender una gran reforma para construir un sistema educativo que enseñe para la vida y no solamente materia académica.

Parte de la petición de este grupo de estudiantes consiste en introducir educación financiera dentro del programa curricular en aras de enseñarle a nuestros y nuestras jóvenes a controlar responsablemente sus finanzas personales y así, a mediano y largo plazo se garantice una verdadera salud económica en la ciudadanía. Solo en el 2018, los ciudadanos debían más ₡1.3 billones en deudas por tarjetas de crédito y solo en un año, el endeudamiento aumentó en ₡166.422, de acuerdo con datos del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), de manera que, inspira ver a un grupo de estudiantes que, teniendo la consciencia social suficiente para ver la realidad de miles de familias, levantan su voz por temas como la educación financiera.

Es urgente que desde la Asamblea Legislativa aprobemos lo más pronto posible nuestro expediente 21.646, para adicionar dos incisos a los artículos 2 y 3 de la Ley Fundamental de Educación para que sean fines de la educación costarricense el estimular el desarrollo de una conciencia financiera, mediante la construcción de una cultura del ahorro y de esta forma atender como lo es nuestra responsabilidad como representantes del pueblo costarricense, la solicitud vehemente y visionaria de este grupo de estudiantes.

Las economías del mundo atraviesan una clara y lamentable recesión, por lo que cada vez será más necesario educar a nuestra población referente a cómo utilizar de manera disciplinada y responsable nuestro dinero. La misma Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) ha realizado distintas evaluaciones en sus países miembros que han arrojado la necesidad de que, desde las aulas, se imparta la educación financiera. Un estudio realizado en el 2015, determinó que “más del 20% de los estudiantes de Brasil (53%), Chile (38%), Perú (48%) y España (25%) no alcanzan el nivel básico de rendimiento (Nivel 2) en competencia financiera, y en el mejor de los casos, estos estudiantes pueden identificar productos y términos financieros comunes, reconocer la diferencia entre deseos y necesidades y tomar decisiones simples de gasto diario en contextos que probablemente forman parte de su experiencia personal”, mostrando así la necesidad de abordar integralmente esta problemática y haciendo un llamado a sus miembros a que construyan las políticas públicas necesarias para ello.

A partir del 7 de febrero, cuando el Congreso inicie nuevamente el período de sesiones ordinarias, debemos avanzar con este proyecto de ley, de manera que solicito de la manera más respetuosa a las jefaturas de fracción a que continuemos el trámite de mociones vía artículo 137 y así lo aprobemos como Ley de la República en esta última etapa de la administración y así, visionariamente, respondamos al clamor de esa gran cantidad de estudiantes que ciertamente reconocen la necesidad de una gran reforma educativa que enseñe para la vida.

Asimismo, dada la urgencia de esta iniciativa que también busca la reactivación de la economía desde el sistema educativo, invito a las candidaturas a la Presidencia de la República a que tomen como prioridad esa solicitud del estudiantado de nuestro país y se comprometan firmemente a promover una cultura financiera sana y responsable construida desde las aulas.

Es momento de aprobar el expediente 21.646.

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