Por fin se empieza a ver la luz al final del túnel: durante la semana pasada, la número 90 desde el inicio de la pandemia, el país registró 1337 casos de COVID-19, lo que representa una caída del -22.81% respecto a la semana 89. Hoy se registran, además, solo 71 casos nuevos de la enfermedad y por eso esta la primera vez, desde el 23 de junio del 2020, que esa cifra diaria baja de 100.
Por ello, y con ese escenario detrás, las proyecciones de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) respecto a los contagios de COVID-19 por fin están viendo una reducción y por ello, con un sistema hospitalario que se va soltando cada vez más, las autoridades sanitarias ya anunciaron una estrategia de desescalada estratificada para las camas destinadas a la atención de pacientes enfermos por SARS-CoV-2.
Así lo indicó el presidente ejecutivo de la institución Román Macaya Hayes, cuando la semana anterior la institución convocó a una conferencia de prensa en la que manifestaron que esta reducción permitirá la recuperación de servicios para atención de otras patologías.
Este será un proceso paulatino que se ejecutará por fases, según explicó el jerarca, que señaló que la decisión se tomó "porque las condiciones epidemiológicas de la pandemia lo permiten":
Ahora estamos en un momento en que la pandemia nos permite trabajar en un escenario ordinario en el que podemos desescalar camas destinadas a COVID-19 y que se pueda dar una coexistencia de la atención de pacientes COVID y otras patologías.”
Según agregó el gerente médico, Mario Ruiz Cubillo, de acuerdo a los datos emitidos por el Área de Estadística en Salud el sistema hospitalario está afrontando una tendencia a la baja en la ocupación de camas.
Tanto en cuidados intensivos como en salón, se observa una caída importante de la necesidad de camas por COVID-19 a noviembre del año en curso, y lo que da el punto de partida para la recuperación de servicios. Para este martes 16 de noviembre, de las 352 personas confirmadas por COVID-19, 147 ocupan una cama UCI y 205 estaban en salón, lo que significa una reducción del 20% en hospitalización y en fallecimiento intrahospitalarios se observa una disminución del 35%", señaló la institución.
Estos datos distan enormemente del panorama difícil que el país vivió a mediados de año, cuando se registraron 528 camas ocupadas por pacientes COVID-19 el 25 de mayo y 490 para el el 15 de setiembre. A su vez, y en este tiempo, “se llegó a utilizar hasta la última cama disponible” en salón y por eso el 25 de mayo la Caja contabilizó a 911 personas internadas en estos espacios y el 28 de setiembre a 889.
El día más duro para el sistema, sin embargo, fue el 25 de mayo cuando la CCSS registró a 1.439 personas hospitalizadas, un panorama del que ya se empieza a salir, motivo por el cual la Junta Directiva dejó en firme la propuesta de desescalada estratificada de camas para la atención de pacientes COVID-19, que entrará en vigor esta misma semana.
Según indicó la doctora Yerly Alvarado Padilla, asesora de la gerencia médica de la Caja, en este momento se plantean dos escenarios cuya ejecución se propone en ocho fases: el ordinario, que corresponde al momento de la desescalada de camas para COVID-19 y se contempla la coexistencia de la atención de pacientes de esta enfermedad con el de otras patologías; y el extraordinario, que se encuentra enmarcado en la reconversión de camas según la demanda y la reorganización de la red para la atención de un eventual nuevo aumento de contagios.
La primera fase empezó este lunes con el cierre técnico del Centro Especializado de Atención de Pacientes con COVID-19 (Ceaco) que ya no recibirá más pacientes de esta enfermedad, pues se encargará de retomar las funciones normales del Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), tal y como se operaba antes de la pandemia, brindando asistencia rehabilitadora a otras patologías.
Así, los 16 pacientes que siguen internados por COVID-19 en esta entidad serán trasladados a otros centros hospitalarios, como parte de ese plan gradual de egresos y de cierre.
Posterior a esta fase se iniciará con una segunda de reducción de camas específicas para COVID-19 en hospitales periféricos. Así el Hospital Doctor Tomás Casas en Ciudad Cortés, el Hospital La Anexión en Nicoya, el Hospital de Guápiles y el Hospital Nacional Psiquiátrico, irán poco a poco perdiendo las camas para atención COVID-19 que tienen habilitadas en este momento, a fin de que estas regresen a atención de otras enfermedades. El Psiquiátrico, de hecho, cerrará los dos módulos que tiene habilitados para este mal y estas camas volverán a tratar a pacientes de salud mental.
Posteriormente, y como tercera fase y cuando la COVID-19 ya sea una enfermedad endémica (es decir, cuando ya sea una enfermedad de las que siempre están presentes en una población dentro de un área geográfica pero sin comprometer al sistema hospitalario como lo ha hecho hasta ahora), el Psiquiátrico dejará de operar definitivamente en atención a esta enfermedad y los hospitales regionales mantendrán apenas unas cuantas camas para esta labor, a fin de poder atender a los pocos pacientes que se vayan registrando.
Finalmente, y como fase última de la desescalada, cuando los casos de enfermedad ya sean muy pocos los pacientes serán atendidos únicamente en el hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, hasta que se declare un cierre final del área específica para COVID-19.
Para toda las fases anteriores se requiere, por supuesto, que la pandemia reduzca su fuerza y que no presentemos un nuevo pico de contagios, hospitalizaciones y muertes, como se está registrando en Europa en este momento.
En caso de que ese escenario ideal no se presentase y volviésemos a registrar un aumento sostenido de contagios, la Caja implementará las medidas de un escenario extraordinario en el que comenzará a ampliar, nuevamente, la oferta de camas para la atención de la enfermedad, dando inicio con una organización regional que permita dar atención oportuna de los nuevos casos.
Si el panorama continúa empeorando, el Calderón será el primer centro hospitalario en reabrir un espacio dedicado exclusivamente a la atención de estos casos y posteriormente, y de ser necesario, estas unidades se irán trasladando a otros hospitales nacionales y luego a periféricos, habilitando para ellos camas leves y moderadas.
Finalmente, y en caso de una escalada sin control, se valorarán "con base en las condiciones epidemiológicas, las necesidades regionales y las posibilidades que se tengan a nivel de la Institución" y la toma de eventuales medidas extraordinarias.
Vacunación: el factor decisivo
Sin embargo, el país aún tiene amplio margen para no llegar a ese segundo y nada apetecido escenario y por ello, enfatiza la Caja, la vacunación es el factor decisivo para seguir adelante.
Según el último reporte de vacunación de la institución, cuyos datos fueron analizados por Delfino.cr la semana anterior, la institución reporta como colocadas 6.878.077 dosis de vacuna contra la COVID-19 de las 7.510.185 que han sido recibidas por el país (para un 91.58% del total).
Esto quiere decir que 3.030.603 ya tienen su segunda dosis contra la COVID-19 y que hay 791.079 personas que ya tienen la primera vacuna y que están esperando la segunda. Además, 25.792 personas pertenecientes a la primera línea de atención contra la enfermedad, ya se colocaron su tercera dosis de inmunización.
Estas cifras, que significan una cobertura de un 89.4% en primeras dosis en la población vacunable (o sea, a mayores de 12 años) y de un 70.9% en segundas dosis, son los que, señala la Caja, están marcando el diferenciador en este momento.
Según indican los datos de la institución a corte del miércoles 10 de noviembre, el 59.8% de las personas internadas la semana pasada no contaba con ninguna vacuna contra esa enfermedad.
El análisis incluyó a 437 pacientes internados: de ellos, 174 se encontraban en cuidados intensivos y 263 en una cama de salón, según explicó la estadística Susana López Delgado, jefa de la subárea de Análisis Estadístico de la CCSS.
El análisis de esos 174 internados en UCI indicó que el 59.8% no estaba vacunado, que el 12.1% tenía su esquema incompleto y que un 4.6% adicional tenían menos de quince días de haber recibido la segunda dosis. Solo el 23.6% de los pacientes internados, tenía vacunación completa.
A su vez, y en el caso de los internados en salón, un 46% no tenía vacuna, un 13.7% tenía esquema incompleto, un 2.3% contaban con menos de quince días desde la segunda dosis y solo el 38% estaban vacunados completamente.
Ante ello, López Delgado enfatizó que los datos siguen demostrando que contar con el esquema de vacunación completo "es un elemento que favorece la reducción de necesidad de requerir una unidad de cuidados intensivos", pues a pesar de que el dato de internados con vacunación completa no desaparece (porque la vacuna no es 100% efectiva en evitar los contagios) sí ayuda a que los enfermos no se pongan más graves pues el 63% de quienes sí están completamente inmunizados no requirió de atención en una unidad de cuidados intensivos.
Mientras las personas con esquema completo presentan una permanencia de 15.1 días, los que tienen esquema incompleto tienen una estancia de 22.2 días y los no vacunados 25.6 días", agregó la institución.
Por ello el gerente de la Caja, Mario Ruiz, reiteró la invitación a los adultos que aún faltan por vacunar, para que inicien y completen su esquema de inmunización; a su vez solicitó a los padres, madres de familia y responsables legales de los menores de 12 a 17 años, a que acudan con ellos a los puestos de vacunación dispuestos en todo el país.
En las últimas tres semanas la Caja estuvo vacunando prioritariamente a población menor de edad pero, a partir de hoy lunes 22 de noviembre, la vacunación ya regresa a todos los estratos etarios, por lo que las personas que aún faltan por iniciar o completar su esquema pueden acercarse a sus áreas de salud más cercanas.
Esta semana se aplicarán dosis de Pfizer a personas que requieran su segunda vacuna y a personas adolescentes, mujeres embarazadas y adultos mayores según demanda y disponibilidad.
A las personas que requieran primeras dosis y que tengan entre 18 y 57 años y al personal de salud que se vaya a poner su tercera dosis, así como a personas que se vacunaron en el extranjero con la vacuna de Johnson & Johnson, se les colocará la vacuna de AstraZeneca.
Esa vacunación y el mantenimiento de las medidas sanitarias como el lavado de manos con agua y jabón, el uso de la mascarilla y el distanciamiento físico, son lo que marcarán la diferencia para que este año las celebraciones de Navidad y Año Nuevo se puedan disfrutar de manera segura.
Es una época en la cual deseamos estar con nuestros seres queridos, lo cual podemos hacer de manera segura, si estamos vacunados y mantenemos las otras medidas preventivas”, finalizó Román Macaya.