El cuero es un material tradicional en la historia de la vestimenta que representa estilo, calidad, elegancia y distinción. Desde los inicios de la humanidad, el cuero fue utilizado como una segunda piel para proporcionar protección contra la intemperie y ha sido un elemento indispensable para la supervivencia de la raza humana ante las condiciones ambientales.
Conforme pasaron los años, el cuero se convirtió en tejido atemporal y versátil. Hoy es una materia prima que ha permitido el desarrollo de una gran industria, que fabrica artículos de vestimenta y complementos, así como, artículos para el hogar y los automóviles. Es por esto que, desde el 2018, se celebra Leatherworld Paris: un evento que se lleva a cabo dos veces al año para la industria europea del cuero y los materiales relacionados.
El cuero bovino es el más habitual entre las cuatro especies de animales que se utilizan en la industria. Según indica la escritora medioambiental y periodista Lucy Siegle, para mantener carteras, bolsos y zapatos a nuestro alcance, la industria del cuero matará alrededor de 430 millones de vacas en el 2025. Ese gran número debería hacernos reflexionar.
Residuos
De acuerdo con datos de Naciones Unidas, la moda es una de las industrias más contaminantes. Entre el 17 y el 20% de la contaminación del agua a escala mundial proviene de los químicos utilizados para el teñido y tratamiento de textiles. Además, esa industria es responsable del 10% de las emisiones globales de carbono.
El proceso de curtido del cuero utiliza comúnmente productos químicos como el cromo, ácidos orgánicos e inorgánicos, sulfatos y cloruros, entre otros. Para el tratamiento de las pieles de los animales se utilizan alrededor de 500 kilogramos de productos químicos por cada tonelada de cuero crudo y solamente un pequeño porcentaje se incorpora en el cuero terminado. Es decir, el producto químico restante se convierte en un residuo.
Los residuos de este proceso generan efectos negativos en el agua, suelo y aire. En el agua provocan que disminuya la presencia de oxígeno, en el suelo generan la disminución de la productividad agrícola y la pérdida de permeabilidad, y en el aire la reacción y descomposición de los químicos genera gases tóxicos y malos olores.
Una solución sostenible
Se entiende por cuero vegano aquel que no tiene origen animal. La creación de prendas de cuero sintético con materiales como policloruro de vinilo (PVC) o poliuretano (PU), ha convertido al cuero vegano en un importante aliado en la “moda rápida” y ha respondido a la hambrienta demanda de cuero, a precios muy bajos, de esa industria.
Sin embargo, este tipo de cuero, que se produce mediante derivados del petróleo, genera una gran problemática ambiental debido a que en su tratamiento también se utilizan químicos contaminantes y tóxicos. Además, tarda más tiempo en biodegradarse debido a sus componentes plásticos.
Afortunadamente, ante la gran evolución de la moda y la preocupación que existe por el impacto ambiental al producir artículos de cuero animal y sintético, han surgido algunas soluciones más sostenibles. Actualmente, se desarrollan nuevas alternativas sostenibles mediante el uso de materiales biodegradables como hongos, uvas, agua de coco, café, banano, soya, cactus de nopal y piña.
Cada vez es más accesible el cuero vegano, incluso grandes marcas de moda de lujo y de ropa deportiva están utilizando el cuero vegano en sus productos con el propósito de posicionar sus marcas como sostenibles, comprometidas con el ambiente y en contra del maltrato animal. Piñatex es una de las empresas dedicadas la producción de cuero vegano. Como bien lo indica su nombre, el origen de este cuero proviene de la piña, específicamente de la fibra de las hojas, que es un subproducto de la cosecha de la piña; es decir, un desecho agrícola.
En Costa Rica, en julio de este año, la empresa israelí Nova Milán abrió su primer centro de innovación, que producirá cuero vegano como uno de sus productos y aprovechará la considerable cantidad de desechos orgánicos que producen las cosechas de yuca, coco, banano y piña.
Ahora que conocemos estas alternativas y datos, está en nuestras manos elegir un cuero producido con desechos vegetales, que ofrecen soluciones ante la problemática ambiental y el sufrimiento de animales. Más allá del simple consumo de productos, es importante preguntarse sobre los materiales y los procesos de producción que han hecho posible esa segunda piel, que nos ha acompañado durante miles de años.
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