Este jueves, el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) reveló un estudio a cargo de la ingeniera María Angélica Astorga Pérez, donde se determinó que los productos marinos que llegan hasta su mesa podrían contener microplásticos. 

La investigación descubrió que el 89% de los peces y el 76% de los crustáceos analizados en el Parque Nacional Marino Las Baulas, cuentan con presencia de microplásticos dentro de su sistema digestivo, lo que quiere decir que los peces los han consumido en sus hábitats.

Este análisis se realizó en el 2020 como parte del proyecto de graduación de Astorga y, a su vez, contó con el apoyo de la doctora Karol Ulate Naranjo, investigadora de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

El objetivo del proyecto era determinar la presencia de estos contaminantes en especies carnívoras y analizar si existen diferencias según los compartimentos del ecosistema en donde habitan estos organismos.

La ahora graduada del TEC se enfocó, específicamente, en dos tipos de organismos: peces epipelágicos (habitan en la columna de agua) y crustáceos bentónicos (habitan en el fondo marino).

Durante su investigación, Astorga también realizó una técnica de histología animal (estudio de tejido) con el fin de visualizar daños producidos por esas piezas en el tejido muscular de las especies analizadas.

Este corresponde a un método experimental realizado por primera vez, ya que únicamente se ha reportado en estudios de ensayo con especies de gusanos alimentados previamente con este contaminante”, acotó.

Por otro lado, la doctora Lilliana Abarca, profesora e investigadora de la carrera de Ingeniería Ambiental y tutora del proyecto de Astorga, señaló que:

Este estudio tiene una gran importancia porque permite identificar lo que sucede con la exposición de estos peces de alto valor trófico que, nosotros como seres humanos, estamos consumiendo y cómo esto, potencialmente, nos puede inducir a una toxicidad física o química de esos organismos”.

Para Astorga, los resultados de su investigación indican que no hay una diferencia significativa en la posibilidad de encontrar este tipo de residuos en estos organismos frente a otros pero sí hay una cantidad mayor de piezas en los peces.

Otro resultado importante es que un 93% de todos los microplásticos identificados correspondían a microfibras.

Esto se atribuye principalmente a las fuentes de este tipo de residuo, como lo son los ríos, las aguas de lavado y las plantas de tratamiento. Y refleja la importancia de una mejor gestión en los residuos”.

Los interesados en conocer más acerca de esta investigación, el proceso y sus resultados, pueden ingresar al siguiente link.