La pandemia por COVID-19 ha provocado la mayor interrupción de la educación en la historia Costa Rica, al igual que muchos países en el mundo, se vio en la obligación de cerrar los centros educativos y migrar a procesos de educación a distancia y combinada, sin que el país, los centros educativos ni las familias contaran con las capacidades pedagógicas ni los recursos tecnológicos necesarios para responder a los nuevos desafíos de la educación virtual. De esta forma, una importante cantidad de niñas, niños, adolescentes y jóvenes no pudieron continuar recibiendo clases de manera remota debido a la falta de conectividad o del equipo tecnológico necesario.
Datos del Ministerio de Educación Pública (MEP) señalan que, de una población escolar de alrededor de un millón, solo cerca del 60% ha tenido acceso a su plataforma educativa, el resto ha tenido que seguir su proceso por WhatsApp, recursos digitales offline e impresos. Asimismo, solo el 34% de estudiantes tiene equipo y conectividad plena, 29% tiene acceso limitado a ambos y el resto no cuenta con ninguno. Esta situación también aumenta las posibilidades de repitencia e incluso de exclusión del sistema educativo, lo que pone en riesgo el desarrollo integral de los estudiantes, limita sus oportunidades y les expone a sufrir diferentes formas de violencia.
Si queremos recuperarnos de estos retrocesos, necesitamos reinventar la educación. Es por ello, que UNICEF impulsa la iniciativa de “Reimaginar la Educación”, la cual busca que todas las niñas, niños y adolescentes accedan a soluciones de aprendizaje digital de clase mundial para que desarrollen las habilidades del siglo XXI que necesitan para dar un salto hacia un mejor presente y futuro. El aprendizaje digital debe ser parte de una canasta básica de servicios esenciales, junto con el desarrollo de capacidades para la navegación segura.
En el mundo 3.700 millones de personas no pueden acceder a Internet. Globalmente, 2.200 millones de niñas, niños y jóvenes menores de 25 años (dos tercios de las niñas, niños y jóvenes de todo el mundo) no tienen conexión a Internet en casa. En América Latina y el Caribe esta cifra alcanza los 130 millones de personas, la mayoría pertenecen a comunidades y grupos altamente vulnerables. Si no logramos cambiar esta realidad, esta mitad del mundo desconectada corre el peligro de quedarse atrás poniendo en riesgo el cumplimiento de sus derechos y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La Costa Rica del Bicentenario, del presente y futuro, no solo debe enfrentar los efectos del COVID-19 en su capital humano y la economía, sino que debe realizar nuevos y urgentes esfuerzos para avanzar en cierre de la brecha digital y garantizar una educación de calidad que responda a las nuevas necesidades y habilidades para la vida y la empleabilidad que exigen las sociedades contemporáneas.
Contar con una población con habilidades cognitivas y digitales adecuadas es un imperativo para competir y prosperar en la economía mundial de la cuarta revolución industrial.
Costa Rica ha dado pasos muy importantes para avanzar hacia la construcción de un país que garantice el derecho universal de toda su población al acceso y uso de las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) al impulsar políticas públicas como el Plan Nacional de Desarrollo de las Telecomunicaciones (PNDT) 2015-2021 “Costa Rica: Una Sociedad Conectada”, el Fondo Nacional de Telecomunicaciones (FONATEL), el programa de Hogares Conectados, los Centros Comunitarios Inteligentes (CECI) e iniciativas como la Red Educativa del bicentenario y el Programa Nacional de Tecnologías Móviles (PNTM): Tecno@prender.
Actualmente en la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea Legislativa se analiza el proyecto de ley 22.206 para la creación del Programa Nacional de Alfabetización Digital (PNAD), dirigido a garantizar el acceso universal, el servicio universal, la solidaridad de telecomunicaciones, la reducción de la brecha digital, así como la alfabetización digital.
Este proyecto busca “reducir la brecha digital, garantizar mayor igualdad de oportunidades, así como el disfrute de los beneficios de la sociedad de la información y el conocimiento por medio del fomento de la conectividad, el desarrollo de infraestructura para redes fijas y/o móviles, y la disponibilidad de dispositivos de acceso y servicios de telecomunicaciones, así como la alfabetización digital para el uso productivo y significativo de la tecnología”.
Para el Sistema de Naciones Unidas y sus agencias especializadas UNICEF, UNFPA y UNESCO, esta nueva iniciativa de ley es urgente y esencial para el desarrollo del país, especialmente para la niñez, la adolescencia y las juventudes, porque ayuda a garantizar su derecho universal a la educación, acelerando el desarrollo humano y económico del país mediante el acceso, uso y aprovechamiento de las TICs.
Esta iniciativa de ley también permitirá al MEP y al Ministerio de Ciencia y Tecnología (Micitt) contar con los recursos económicos necesarios para impulsar programas e iniciativas que garanticen la conectividad de los hogares de las niñas, niños y adolescentes, especialmente en las comunidades más vulnerables, reconociendo las necesidades sociales especiales de personas menores de edad, personas adultas mayores, personas con discapacidad y población indígena, así como las necesidades de escuelas y colegios públicos y centros de prestación de servicios públicos.
A lo largo de su historia, Costa Rica ha reiterado su pacto con la educación como eje central del desarrollo, este proyecto de ley es una nueva oportunidad para fortalecer este camino, impulsando un sistema educativo público de calidad donde la falta de conectividad deje de ser una barrera para la educación de la niñez y las juventudes y la superación de esta limitante sea una realidad para ampliar sus derechos, oportunidades y horizontes.
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