Cuando una persona estornuda, le decimos “salud” como cortesía; y cuando vamos a salir, nos advierten que tengamos “cuidado”. La salud y el cuidado forman parte de nuestro día a día. Desde saludos y conversaciones, hasta acciones como mirar antes de cruzar o dormir lo suficiente. Todo es parte de cómo nos adaptamos a la cotidianidad, y de cómo nos acercamos a ese famoso y soñado vivir, estar y sentirse “bien”. Pero entonces, ¿qué es la Salud? ¿Cómo nos cuidamos? Y ¿Cómo podemos vivir bien?

En primer lugar, hay que entender que no hay una sola forma de vivir la salud o de sentirse saludable. Lo que funciona para usted, tal vez no funciona para mí. Sí, existen hábitos generales que nos acercan a la salud, tales como alimentarse balanceadamente, hacer ejercicio regularmente, dormir lo suficiente, manejar adecuadamente el estrés, hidratarse bien, cuidar la salud mental, entre muchos otros. No obstante, conviene cuestionarse: ¿Será que todas las personas necesitan lo mismo?

La respuesta es clara. No. No todas las personas necesitan lo mismo. Las necesidades suyas y las mías son diferentes por varias razones. Primero, somos personas diferentes. Segundo, vivimos en lugares distintos. Y tercero, nuestro estilo de vida no es el mismo y nunca lo será. Esta es la primera reflexión. Aprender a cuidar nuestra salud, requiere que identifiquemos quiénes somos, dónde vivimos, a qué nos dedicamos, cómo es un día normal para nosotras/os, cuáles son nuestras prioridades, con quienes nos relacionamos, y que aspiramos en la vida.

Todas y todos hemos escuchado miles de veces que para lograr una buena salud es necesario realizarse chequeos médicos frecuentemente, comer frutas y verduras todos los días, dormir 8 horas, hacer ejercicio durante 30 minutos diariamente, tomar mucha agua, y no consumir drogas. Pero, ¿será que a todos nos sirven esas recomendaciones? La respuesta, una vez más, es no. Y ojo, se debe destacar que todo eso sí ayuda a cuidar la salud; pero, el éxito de una u otra acción depende de nuestros recursos, posibilidades y capacidades.

¿A qué me refiero? Pongámoslo claro. Si usted (hombre, mujer, o persona de cualquier género) gana el salario mínimo, es jefa/e de familia, vive con su pareja e hijos, paga alquiler, y trabaja mucho, obviamente sus prioridades son la subsistencia de la familia, llevar el arroz y frijoles a casa y que no falte nada. Si esta es su realidad, no se alarme. Aún puede mantenerse saludable, cuidarse y vivir bien de acuerdo con sus posibilidades.

Dicho esto, contrario a lo que piensa muchas veces, no es necesario que usted compre uvas verdes en el Automercado, que pague consulta privada, o que vaya a un gimnasio fino en Escazú para estar bien. Todo eso ayuda, claro. Pero hay que reconocer que estas son ideas popularizadas que nos han vendido sobre lo que es “vivir saludables”.

Y este es solo un ejemplo. Evidentemente todas las personas que vivimos en Costa Rica y Latinoamérica, tenemos realidades diferentes. El punto esencial es que usted piense y reflexione sobre su salud como si esta fuera una decisión, una actitud, y un conjunto de hábitos diarios que le ayudan a estar mejor.

Dicho todo esto, la salud se puede definir como todos aquellos pensamientos y acciones que nos acercan al bienestar, y que nos alejan del malestar. Suena sencillo, y lo es. En otras palabras, la salud es todo aquello que nos hace realmente bien, y que nos aleja de los males, el sufrimiento, las tragedias y la enfermedad. Esto lo define cada persona, y como dije anteriormente, es necesario pensar, pensar y pensar. Pero, sobre todo, pensar con todo el cuerpo.

El cuidado, va de la mano de la salud. Cuidarnos nos da tranquilidad, estabilidad, seguridad, y mucha salud. Cuidarse significa desde ponernos una mascarilla limpia antes de salir a trabajar, hasta hablarle solo a ciertas personas para así evitar problemas y disgustos. Cuidarse, es lo práctico, las acciones, lo que hacemos en el día a día.

Cuidado es disfrutar de la música para así relajarnos, manejar bien el estrés, o tomar un baño para mantenernos limpios y activos. Usted define qué actividades son para su autocuidado y cuál es el objetivo. Y esto es importantísimo, para cuidarnos y mantenernos saludables, debemos tener muy claros nuestros objetivos, qué queremos en la vida, por qué lo queremos, y qué haremos para conseguirlo.

De nada sirve si hacemos cinco sesiones de yoga a la semana si seguimos actuando de forma tóxica con nuestra pareja. De mucho sirve si nos tomamos una cerveza (porque nos gusta y queremos hacerlo) para relajarnos, disfrutar del sabor, y contar anécdotas con nuestros amigos/as. Y no, no se incita el uso de drogas como fuente de relajación. Lo que estoy diciendo es que, si queremos cuidarnos y estar saludables, debemos tener muy claras nuestras motivaciones, nuestros objetivos, metas y sueños de vida.

Y estos son ejercicios que debemos practicar día a día. Pensar en nosotras y nosotros mismos, y en nuestro bien, es algo diario. No se vale solo tomarnos un puño de pastillitas “mágicas” si no analizamos, si no pensamos, si no respiramos, y si no sentimos con todo nuestro cuerpo.

La salud y el cuidado nos llevan a estar bien. Somos saludables en la medida en que sabemos quiénes somos y qué queremos, y hacemos algo al respecto. De nada sirve pensar, si no se hace nada. Nos mantenemos bien, si nos cuidamos todos los días con pequeñas acciones. Las acciones, dependen de usted, de su estilo de vida, y sí, de sus posibilidades. Nunca nos limitemos por ideas falsas o vendidas sobre lo que es la salud y la gente saludable. No existe una sola manera de vivir bien, ya que eso lo define cada persona, cada grupo, cada familia, cada pareja, cada empresa.

En resumen, estos son algunos pasos para vivir bien:

  1. Piense en usted, en su familia, y en las personas que le rodean. Piense en su estilo de vida, en sus sueños, en sus posibilidades, y en sus recursos.
  2. Con base en eso, reflexione sobre cuáles son las partes de su vida en las que necesita mejorar, y haga un plan realista para empezar a hacerlo.
  3. Tenga fe y paciencia. Los cambios positivos en el estilo de vida no ocurren de la noche a la mañana.
  4. Prémiese por los pequeños avances y mantenga una actitud realista y optimista. El mundo ya tiene suficiente negatividad como uno estarse culpando o tratando mal.
  5. Evalúe sus cambios en el tiempo. Es necesario que pensemos en cuánto hemos avanzado, y si las acciones que planeamos fueron exitosas o no, esto para pensar en mejores maneras y continuar. Lo que no se mide, no se puede mejorar.
  6. Busque información de fuentes confiables. Enfermeras, médicos, nutricionistas, psicólogos, terapeutas físicos y health coaches (estas personas únicamente pueden brindar consejos, no terapia) son personas capacitadas que pueden ayudarle mucho en el proceso.

En conclusión, la salud, el cuidado y el bienestar se encuentran en la consciencia, en el día a día, y en la integración. ¡Ánimos gente! Sí se puede vivir bien, es cuestión de buscar las mejores maneras.

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