El 2021 anticipa muchísimos hitos en el newspace. El newspace (nuevo espacio) se le denomina desde hace unas décadas a la apertura de la industria espacial en busca de la comercialización. Es decir, se le refiere al auge de empresas privadas, startups, organizaciones civiles e instituciones académicas que expanden el alcance de la industria espacial más allá de los principales referentes antiguamente asociados como la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA), la Agencia Espacial Rusa (ROSCOSMOS), etc.

Con cifras que superan los $400 mil millones, se estima que la industria espacial supere los billones en pocas décadas. Las empresas SpaceX, Blue Origin, Virgin Galactic han capturado la atención de millones en el sector de vehículos lanzadores, cohetes reutilizables, y satélites. Todas estas empresas iniciaron como startups entre millonarios con poca experiencia en el sector pero con grandes bolsillos. Facturan millones en sus alianzas con el sector público y privado.

¿Por qué el espacio? 

Porque dependemos del planeta Tierra. No tenemos un Plan B. Más allá de cualquier amenaza humana, nuestro planeta puede estar en riesgo de factores cósmicos como impactos de asteroides, tormentas solares, estallidos de rayos gamma, colisiones de galaxias cercanas, cambios en el sol, y muchos más. Es necesario investigar, explorar, y viajar al espacio para asegurar nuestra supervivencia.

La industria espacial es costosa, compleja, y requiere una mentalidad de largo plazo que busque crear alianzas en sectores privados-públicos. Requiere los máximos esfuerzos de nuestra civilización. Significa contribuir a algo más grande para asegurar la sostenibilidad de futuras generaciones, y con el conocimiento de que los resultados probablemente serán cosechados por otros.

Más allá de las perspectivas financieras globales o de los estudios de impacto económico, la investigación y exploración espacial nos permiten disfrutar de las tecnologías más esenciales en la Tierra e influyen dramáticamente en nuestra realidad moderna. El sistema de posicionamiento global (GPS), pronóstico del tiempo, vehículos autónomos, robótica, lentes resistentes a rayones, teléfonos con cámara, son algunos ejemplos de los avances que provienen de la industria espacial.

La importancia de los referentes autóctonos 

Hay mucho dinamismo en la región Latinoamericana con relación al sector espacial. En Brasil, Argentina, Ecuador, y Costa Rica hay varias iniciativas públicas y privadas que avanzan. El reto es que pocos saben de ellos. De hecho, existen pautas arraigadas culturales, políticas, y económicas, que dan preferencia a las misiones espaciales y agencias tradicionales en el sector a expensas de los nuevos esfuerzos y emprendimientos.

Nuevas pautas y formas de pensar se necesitan para impulsar el newspace tanto en Costa Rica como en Latinoamérica. En particular, hay que brindarle mayor atención a la formación de startups. Los startups funcionan como ejes de incubación para jóvenes profesionales y emprendedores deseosos de integrarse a la industria espacial, y sin mucha claridad del panorama laboral. Esto es muy importante porque las instituciones académicas, empresas establecidas, y agencias espaciales gubernamentales en la región no pueden absorber todo el talento emergente. La fuga de talento hacia otros países que priorizan el sector espacial limita el crecimiento de los ecosistemas locales y regionales.

Mientras las empresas billonarias y startups emergen vertiginosamente en Estados Unidos, Europa, y en nuevos bloques nacientes como en China e India, hay que rescatar los desarrollos en curso e impulsar nuevas iniciativas. El fortalecimiento de puentes de información, legislación, comunicación, e inversión en todos los sectores permitirá aprovechar mejor la apertura de la industria espacial. El gran riesgo de no promocionar con fuerza las tecnologías y conocimientos endógenos en Costa Rica y Latinoamérica es que la región quede rezagada. Para avanzar en la comercialización de esta industria, el apoyo al talento local será clave.

Crédito de fotografía en el banner: Sergio Otarola. Técnico electrónico chileno, Sergio también se dedica a la astrofotografía desde hace 10 años, y es Embajador de Fotografía del European Southern Observatory - ESO (Observatorio Espacial Europeo). Sergio capturó las antenas del observatorio Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) en el desierto chileno en Octubre del 2016.
ALMA posee el radiotelescopio más grande del mundo. Se construyó gracias a la alianza entre el gobierno de Chile con el European Southern Observatory - ESO (Observatorio Espacial Europeo), National Astronomical Observatory of Japan - NAOJ (Observatorio Astronómico Nacional de Japón), y National Radio Astronomy Observatory - NRAO (Observatorio Nacional de Radioastronomía de EEUU). Allí en el desierto más seco en la Tierra, también vive el pueblo indígena Licán Antai, cuya historia documentada en la región se remonta al siglo V.

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